Los resultados de PP y PSOE fortalecen a España en la UE y la colocan en buena posición para pedir un alto cargo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d) durante su encuentro este viernes en el Congreso de los Diputados.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d) durante un encuentro en el Congreso de los Diputados.
EFE / CHEMA MOYA
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d) durante su encuentro este viernes en el Congreso de los Diputados.

España no fue país fundador de la UE y tardó en entrar en ella; lo hizo en 1986 casi una década después de haber dejado atrás la dictadura de Franco. Su peso político ha ido cambiando pese a ser ahora una de las economías principales del bloque. La crisis económica golpeó duramente y la última legislatura supuso un paso adelante con la presidencia rotatoria del Consejo y el liderazgo en temas como el fondo de recuperación o la reforma del mercado eléctrico. Eso sí, no ha ido sobrada España de altos cargos en la Unión, aunque en el último lustro ha sido Josep Borrell precisamente quien ha ocupado el puesto de Alto Representante. ¿Qué pasará después de las elecciones europeas de este 9 de junio?

Los resultados de PP y PSOE fortalecen a España en la UE actual y la colocan en buena posición para pedir un alto cargo. ¿Cómo salen los números? Los socialistas seguirán siendo el partido principal en la familia de los socialdemócratas junto al PD italiano mientras que los populares son 'segunda' fuerza dentro del PPE, solo superados por la CDU alemana. En total, PP y PSOE suman 42 escaños dentro de la Eurocámara y además pueden reivindicar que España es el único de los grandes países donde los dos primeros partidos en los comicios son fuerzas proeuropeas.

"Todavía es muy pronto, estamos de resaca electoral y todavía no han empezado las negociaciones", comentan fuentes comunitarias consultadas por 20minutos cuando se les pregunta si la posición de España la deja en ventaja para ocupar uno de los top jobs en el reparto que se activará en las próximas semanas. También hay silencio por ahora en los dos partidos. Nadie juega todavía a las quinielas, conscientes todos eso sí de que la presidencia de la Comisión Europea está casi al cien por cien decidida para la continuidad de Ursula von der Leyen. La mayoría proeuropea tiene supera los 400 escaños en el Parlamento y los apoyos en el Consejo, aunque más estrechos, parecen claros.

Así, la opción más realista para España es el liderazgo del Consejo Europeo, aunque tampoco es un asiento sencillo de conseguir. El reemplazo de Charles Michel, haciendo números, tendría que caer en manos de los socialdemócratas, que ya renunciaron a ello habiendo sido segunda fuerza en 2019 para cedérselo a los liberales. Teniendo en cuenta la caída de Renew no es factible que se repita la historia en 2024. ¿Qué condiciones se tendrían que dar para que España pudiera jugar esa baza?

Una vía compleja sería que el nombre sobre la mesa fuese el del propio Pedro Sánchez. Para ello tendría que dejar de ser presidente del Gobierno casi de inmediato para hacer 'campaña' entre sus colegas europeos, pero el 'runrun' aumenta en España sobre todo tras la dimisión de Yolanda Díaz como líder de Sumar. Esto no implicaría necesariamente la convocatoria de elecciones, pero aún así los números se le complican al presidente del Ejecutivo: no tendría el sí ni de Meloni ni de Orbán, ni tampoco muy probablemente de otros líderes del PPE como el griego Mitsotakis o el polaco Tusk.

Lo que sí será Sánchez -junto a Scholz- es negociador del S&D para los altos cargos, y si aprieta para que un español ocupe esa presidencia del Consejo Europeo podría encontrarse una figura de consenso. De primeras es un puesto destinado a un ex primer ministro, así que en el caso español surgen los nombres de Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar o incluso Felipe González. Pocas (muy pocas) papeletas para todos. En un escalón inferior aparecen nombres como Luis de Guindos, actual vicepresidente del BCE, tras haber 'quemado' la opción de Nadia Calviño, que ahora lidera el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

No parece una posibilidad real para España la opción del Alto Representante, por dos motivos: el primero es que España ya ha estado representada por Josep Borrell como jefe de la diplomacia europea en la última legislatura y además parece un asiento destinado no solo a los liberales -tercera fuerza en la Eurocámara- sino más en concreto para la primera ministra estonia, Kaja Kallas. El de 'ministra de Exteriores' de la Unión Europea es un puesto que se prevé sea un guiño a los Bálticos en plena invasión rusa de Ucrania, en una época además en la que la Defensa será una prioridad total para el bloque.

En el Parlamento, salvo giro inesperado, seguirá Roberta Metosla durante la primera parte de la legislatura, hasta completar los cinco años en el cargo. Después otro gallo cantará. De momento, aunque la fuerza de España es alta, sigue siendo lo más probable que Teresa Ribera se quede con una comisaría potente, relacionada con la Energía, el Medio Ambiente y el Pacto Verde, en el próximo Ejecutivo comunitario. Pero quedan todavía todos los hilos por moverse y las urnas, en cierto modo, han hablado bastante en castellano.

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