La amistad dopamina frente a la amistad serotonina, ¿cómo son tus amigos?

No sé en qué momento el término 'amistad' se ha desvirtuado, pero ha ocurrido. Vivimos en una sociedad que continuamente nos empuja a buscar y celebrar la felicidad, lo excitante, inmediato, extraordinario, aquello que nos haga vibrar. Y sospecho que conceptos como: "Encuentra tu persona vitamina", han contribuido a necesitar esta incansable adrenalina que nos pueden aportar las relaciones; a querer que los demás nos nutran, nos salven el día, que nos hagan reír. Festejamos a las personas que tienen la capacidad de mantenernos constantemente entretenidos, que nos llenan de energía y experiencias inolvidables. La amistad dopamina.

Y, entendedme, que eso está muy bien, pero, ¿y si, además, empezamos a valorar a esas personas que nos brindan paz, estabilidad, escucha, sostén, lealtad, conexión verdadera? La amistad serotonina.

Invito a reflexionar sobre la diferencia porque toca revisar nuestros valores culturales. El problema es que la exaltación de la amistad dopamina es, en muchos casos, un fiel reflejo de nuestra incansable búsqueda de la gratificación instantánea y de nuestra aversión a la quietud, a los silencios, a la complicidad de los gestos y las miradas privadas. Y es que este vínculo no puede captarse ni venderse por redes sociales.

Entonces, ¿qué tipo de amistad valoramos más y por qué? La dualidad dopamina/serotonina no tiene que ser excluyente, la conciencia de esta dicotomía debe servir para equilibrar nuestras relaciones y reconocer las cualidades en ambas. Sin embargo, la amistad dopamina está claramente idealizada y puede que estemos menospreciando la serenidad, la confianza y la estabilidad emocional que nos regalan las personas con tendencia de personalidad más introvertida, por ejemplo. Y que aunque la amistad serotonina no te proponga saltar en paracaídas o un viaje improvisado, sí que te pregunte cada día cómo te encuentras, o te escuche de verdad, con atención e interés. ¿Es esto aburrido?

Me parece que, sobre todo, en la madurez estas amistades serotonina se convierten en un pilar esencial, especialmente para las mujeres que buscan profundidad y autenticidad en las relaciones. La vida adulta ya está suficientemente inundada por la presión y el estrés diario, estas amistades pueden convertirse en el sustento de nuestra seguridad afectiva y de nuestro bienestar emocional. La amistad se construye mediante una red de seguridad, se vuelve un refugio, donde existe la reciprocidad y somos aceptadas sin condiciones, sin jolgorio ni espectáculo.

Estas son las conexiones que desde la psicología se describen como 'factores protectores de la salud mental', las relaciones que nos sostienen, las que generan un entorno para la reflexión, la curiosidad, la quietud y las que nos regalan validación y conversaciones inspiradoras y reveladoras... Como las que me han traído hasta aquí y me han movido a escribir este artículo.

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