El impulso de la ultraderecha en Francia y Alemania gripa el motor de la UE

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz.
dpa vía Europa Press
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz.

Las elecciones europeas son entendidas por muchos como unos comicios de segundo orden, pero las de 2024 iban a ser fundamentales para el futuro de la UE; decisivas también para algunos Estados miembros y una prueba de fuego para los gobiernos. Bien, pues los ejecutivos de Francia y Alemania no la han pasado. Emmanuel Macron y Olaf Scholz quedan muy tocados por el auge de los partidos de ultraderecha en ambos países y ese nuevo mapa provoca que el motor de la Unión quede gripado para el corto y el medio plazo. Demasiados frentes abiertos a nivel nacional como para poder encargarse de capitanear la nueva era en el proyecto europeo.

En Francia el terremoto ha sido de aúpa. "Ser francés es elegir escribir la historia antes que sufrirla", aseguró Macron en la misma noche electoral, cuando la foto iba ya en su contra: Marine Le Pen y su RN arrasaron en los comicios, llegando a los 30 escaños y convirtiéndose en el partido más relevante en el próximo Parlamento Europeo. La reacción de Macron no se hizo esperar y adelantó las elecciones legislativas para el próximo 30 de junio, a dos vueltas y con el objetivo de frenar el auge de su principal rival histórica. Los liberales se quedaron cortísimos, con solo 13 eurodiputados y perdiendo su bastión principal. 

No, Macron no dejará de ser presidente y aunque el Parlamento Europeo mantiene la mayoría centrista, el foco puede ponerse ahora en cómo se mueva precisamente el Gobierno francés cuando se trate de negociar en el Consejo. Macron tiene en la nuca a la ultraderecha y esta puede condicionar del todo las próximas decisiones que tome. ¿Se escorará a la derecha? Está por ver, pero un escenario plausible después de las legislativas puede ser una cohabitación: esto es, Macron como presidente pero con un primer ministro de RN si Le Pen logra mayoría en la Asamblea Nacional. La gobernabilidad, más complicada que nunca.

"He escuchado vuestro mensaje, vuestras preocupaciones y no las dejaré sin respuesta", concluyó Macron ante los suyos, pero dirigiéndose a unos ciudadanos que ya no tienen confianza en él. Eso dicen al menos las urnas. El presidente galo no se puede presentar en 2027 y parece que el camino se allana para Le Pen de cara a las presidenciales. ¿Dónde estaría pues la alternativa? Los números dicen que quizás en el Partido Socialista, resucitado con un buen resultado bajo el liderazgo de Raphael Gluksmann, eurodiputado experimentado, que de momento repite en la Eurocámara y que puso a los suyos en igualdad de escaños con Macron.

No ha sido demasiado distinto el caso alemán. El golpe de los tres partidos del Gobierno semáforo (socialistas, verdes y liberales) se sumó no solo al gran resultado de la CDU, sino también al mejor dato histórico para la ultraderecha de AfD, que se colocó como segunda fuerza en el país más grande de la UE. AfD además representa un euroescepticismo de la "vieja escuela", es decir, sigue apostando por ejemplo por la salida del euro y deja abierta la puerta a abandonar la Unión. El SPD del canciller Scholz obtuvo su peor resultado de siempre, y el Ejecutivo se queda en una posición de mucha debilidad, aunque no hay elecciones federales en el horizonte. Eso sí, el nivel de aprobación del Gobierno está en niveles muy bajos por lo que podría haber noticias importantes en las próximas semanas.

He escuchado vuestro mensaje, vuestras preocupaciones y no las dejaré sin respuesta

Pese a su mal resultado, Scholz liderará las negociaciones para los altos cargos por parte de S&D junto a Pedro Sánchez, pero su margen se estrecha si no quiere apoyar a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. Alemania ha perdido presencia en la primera fila de la UE, en parte en favor de Francia, pero también por su poca habilidad en temas como la migración o la lucha climática, y esto pese a tener a los ecologistas en el Gobierno. Los socialdemócratas han reiterado su voluntad de dialogar y negociar con todas las fuerzas políticas, a excepción de los partidos de extrema derecha, quizá también como manera de taponar un drama mayor en países como precisamente Alemania.

La presencia del SPD alemán en la Eurocámara para los próximos cinco años se limita a solo 14 eurodiputados, y las debilidades nacionales harán que ni Alemania ni Francia puedan marcar la agenda de la UE como en el pasado. Siguen siendo los dos socios principales del bloque, pero su músculo es mucho más pequeño ahora. Todo estará mucho más estrecho y serán otras las voces que se escuchen: la de Le Pen, la de Meloni, la de una CDU fortalecida o las de los partidos tradicionales en España. Todo esto trasciende además del propio Parlamento Europeo.

Con todo, los resultados de las elecciones pueden dar más peso en la nueva UE a países como Italia, Polonia o incluso Portugal, además de una España que tiene fuertes tanto a PP como a PSOE. "Los equilibrios entre países son parecidos, y el escoramiento general del Parlamento hacia la derecha es más claro por el buen resultado del PPE que por el auge de la ultraderecha", cuentan fuentes comunitarias consultadas por 20minutos, pero asumen al mismo tiempo que "todavía falta por ver dónde van los partidos que no tienen grupo y que, en su mayoría, son también de derecha radical". Mientras, Francia y Alemania tienen asuntos más importantes de los que ocuparse.

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