Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

El pijofraile y la pijomonja

Si no luchamos, seremos turistas en nuestra propia casa.
Si no luchamos, seremos turistas en nuestra propia casa.
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Si no luchamos, seremos turistas en nuestra propia casa.

De los creadores del pijoalpargata y el pijomangas, llega este verano con más fuerza y con la misma ilusión el imprescindible artículo dedicado al pijofraile y a la pijomonja. Sé que no es algo nuevo, que ya lleva unas temporadas de recorrido, pero la plaga no acaba de remitir. Muy al contrario, en algunos sondeos previos que he ido realizando en redes sociales he encontrado contestación y orgullo de pertenencia a esta moda franciscana, anti lujuriosa, plana y puritana.

Reconozco que he estado despistado, que no lo he visto venir y que era evidente, pero el calor se ha hecho de rogar este año. El esquema se repite como pasó con las alpargatas: un listo ve el negocio en un elemento tradicional, le pone un nombre, lo convierte en marca y le multiplica el precio por cinco. El empresario se empeña en hacer buenos productos, pero el público quiere comprar marcas. Apunten esta frase.

Sí, estoy hablando de esas sandalias de dos tiras con hebillas. Planas, sin gracia, frailunas, monjiles, dignas de una ortopedia palentina y de un geriátrico onubense. Nos las quieren colar como modernas, como actuales y a la moda. No puede ser. Tenemos ojos en la cara y un corazón que late. ¡Debemos despertar! ¿Qué será lo siguiente? ¡Nos estamos jugando mucho!

Hay algunos modelos -recuerdo que hablo de sandalias de fraile- que son más caros que algunas botas de baloncesto icónicas.

He visto los precios de una de las marcas que abandera este movimiento eugenésico. Nos hemos vuelto locos. Hay algunos modelos -recuerdo que hablo de sandalias de fraile- que son más caros que algunas botas de baloncesto icónicas. Superan con creces la barrera psicológica de los cien euros. No quiero ser alarmista, pero hay un modelo que está por encima de los doscientos. ¡A las barricadas!

¿Quieren saber cuál es el siguiente paso? ¿Se lo digo? Ahí va: el siguiente paso es el vil calcetín. Pasaremos de pijomonjas y pijofrailes a pijoguiris. Seremos turistas alemanes en nuestra propia ciudad. Seremos turistas de nosotros mismos. Iremos a comprar el pan como una comitiva nipona que sigue un ridículo paraguas cerrado por los pasos de cebra de la vida. No digan que no les avisé. Aún estamos a tiempo. La lucha sigue.

Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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