Enrique Galván Director de Plena inclusión España
OPINIÓN

Sin apoyos no hay cuidados

  • "Acceder a servicios sociales no debe significar un desarraigo, ni una dimisión de tus derechos, intereses, costumbres, amistades ni estilo de vida".
Un niño con parálisis cerebral
Un niño con parálisis cerebral
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Un niño con parálisis cerebral

El Gobierno acaba de aprobar la Estrategia Estatal de Cuidados en comunidad, una iniciativa que quiere avanzar en un nuevo modelo de apoyos para personas con mayores riesgos de estar en situación de vulnerabilidad: infancia, discapacidad, mayores, sinhogarismo, etc. Desde su planteamiento inicial parece querer garantizar que el proyecto de vida de cada persona esté arraigado en su entorno social de referencia, como derecho básico a una vida digna, elegida y en el contexto al que pertenece. Entre sus objetivos, se propone transitar de grandes instituciones alejadas de la comunidad a apoyos y cuidados personalizados, flexibles, accesibles, asequibles y suficientes, siguiendo el marco europeo de cuidados de larga duración.

Acceder a servicios sociales no debe significar un desarraigo, ni una dimisión de tus derechos, intereses, costumbres, amistades ni estilo de vida. Parece algo de sentido común, pero esta propuesta de vida hoy en día no es posible para gran parte de la ciudadanía que precisa de coberturas y prestaciones sociales.

Este nuevo enfoque transformador que alcanza a cuestiones centrales de la organización de una sociedad cuestiona cómo entendemos las comunidades, proponiendo que sean más accesibles, seguras y acogedoras. Implica también replantear las políticas de vivienda social en un mercado tensionado e inaccesible para la mayoría de las personas. Por otro lado, obliga a coordinar lo social con lo sanitario y educativo y a repensar la movilidad de toda la ciudadanía. Y, por último, invita a fomentar espacios de encuentro y convivencia que fortalezcan el capital social y luchar contra la soledad no deseada.

Se trata de un cambio sistémico que tendría que recolocar piezas fundamentales para nuestra calidad de vida y un nuevo marco de convivencia.

Pero al mismo tiempo, cuestiona los modelos de negocio de la llamada economía de los cuidados, que maximizan la rentabilidad frente a la calidad de vida. Genera un reto de sostenibilidad y financiación de esta nueva propuesta en un contexto de infrafinanciación crónica. Y nos interpela ante la precariedad laboral del sector con unas condiciones “inaceptables”, utilizando el calificativo empleado por el ministro Bustinduy.

Las palabras son importantes, y en el ámbito de la discapacidad nos empeñamos en seguir hablando de apoyos y cuidados. Una ecuación tan densamente relacionada como lo es el H2O con el agua. Históricamente venimos de la beneficencia, la asistencia y seguimos en la dependencia. El filósofo Xavier Etxeberria ha desarrollado de manera extensa el concepto de interdependencia y justicia en la relación de cuidados, autonomía y vida independiente. Explica Etxeberria que debemos respetar de manera permanente la dignidad de la persona y valorar su contribución como parte activa del nosotros, para terminar conminando a insertar siempre los cuidados, en un marco donde la voluntad y autonomía sean el timón. En ese sentido, la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad siempre pone el acento en los apoyos y así aparece claramente en la observación general número 5 que habla sobre el derecho a vivir de forma independiente y ser incluido en la comunidad. Los cuidados deben ser entendidos en ese plano subsidiario de los derechos de ciudadanía, que se han visto reforzados en España por la modificación legislativa de la ley 8/2021 relativa a la toma de decisiones y la capacidad jurídica.

Trabajos como la interpretación vital para las personas con grandes necesidades de apoyo nos dan idea del enfoque irrenunciable de empoderamiento que debe generalizarse.

Esta Estrategia Estatal de Cuidados, que ve la luz en un contexto de fuerte incertidumbre y debate social sobre el Estado del Bienestar, tiene el valor de plantear metas muy fáciles de entender y aterrizadas en la vida cotidiana de personas de cualquier condición. Pero, a veces, hacer lo evidente resulta muy complejo porque hay que remover y transformar muchas capas de nuestro modelo cultural, social y económico.

Podemos observar a otros países y sus despliegues de políticas de servicios sociales, con las que han puesto el foco claramente en las comunidades y en los derechos de ciudadanía. Allí, las personas tienen más poder para elegir, los gobiernos invierten más y las organizaciones poseen más capacidad de flexibilización y personalización de los apoyos.

Le deseamos suerte y larga vida a esta nueva Estrategia Estatal de Apoyos y Cuidados que asumimos, porque creemos en el derecho a acceder a una ciudadanía plena para todas las personas. 

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