El motivo por el que nuestro cerebro es cada vez más pequeño

  • La evolución habría favorecido un cerebro que maximiza la inteligencia y las capacidades cognitivas con el menor costo energético posible.
Las últimas investigaciones han detectado que el cerebro humano ha reducido su tamaño de forma notable en los últimos 5.000 años.
Las últimas investigaciones han detectado que el cerebro humano ha reducido su tamaño de forma notable en los últimos 5.000 años.
Elvert Barnes. CC BY-SA 2.0
Las últimas investigaciones han detectado que el cerebro humano ha reducido su tamaño de forma notable en los últimos 5.000 años.

Los estudios han demostrado que el tamaño del cerebro humano ha disminuido progresivamente, y este fenómeno ha sido constatado y estudiado por los antropólogos a través de diversos tipos de pruebas científicas.

Sin embargo, no debemos alarmarnos, ya que esto no significa que estemos perdiendo facultades cognitivas. En realidad, estamos evolucionando para ser más eficientes. Aunque el cerebro humano constituye solo el dos por ciento del peso corporal, consume aproximadamente el 20 por ciento de la energía total de nuestro cuerpo. Tener un cerebro más grande implica mayores demandas energéticas.

Razones por las que nuestros cerebros podrían estar encogiéndose

Un estudio lanzado en 2021 y liderado por el antropólogo Jeremy DeSilva sugirió que el surgimiento de la agricultura y las civilizaciones llevó a una división del conocimiento y las tareas. Esto podría haber disminuido la necesidad de que cada individuo tuviera un cerebro grande. En otras palabras, la especialización y la colaboración entre personas podrían haber compensado la reducción de tamaño cerebral.

Sin embargo, su hipótesis provocó críticas de muchos colegas. Varios equipos de investigadores, como Brian Villmoare y Mark Grabowski en 2022, iniciaron sus propios análisis para cuestionar los hallazgos de DeSilva.

Otros científicos, por el contrario, comparten la postura del antropólogo. Ian Tattersall, paleoantropólogo del Museo Americano de Historia Natural, propone que la reducción del cerebro comenzó con la aparición del pensamiento simbólico y la invención del lenguaje, lo que habría alterado el procesamiento y reorganizado las vías neuronales del cerebro. Esta hipótesis también enfrenta debate, con opositores argumentando que el registro fósil demuestra que los cerebros comenzaron a encogerse mucho después de la aparición del lenguaje.

No es la única hipótesis que sostienen los expertos. Otro estudio realizado en 2023, donde se analizaron los cráneos de 298 Homo sapiens de los últimos 50.000 años, localizó otro posible 'culpable': el clima. Según esta postura, los cráneos se han ido reduciendo desde la última edad de hielo hace unos 17.000 años. La conclusión de los investigadores fue que el calentamiento climático contribuye a disminuir el tamaño craneal. La explicación puede deberse a que un cerebro más pequeño permite enfriarse con mayor rapidez.

En 2023, Jeremy DeSilva reafirmó sus conclusiones originales con una nueva publicación basada en la evidencia científica que incluye la repetición de los análisis que realizó en 2021. “Nuestros hallazgos indican que el tamaño del cerebro se ha reducido de manera notable en los últimos milenios (aproximadamente hace 5.000-3.000 años), lo cual coincide con investigaciones previas. Esto nos lleva a plantear la hipótesis de que el crecimiento poblacional y la especialización del conocimiento asociada a una inteligencia más cooperativa, habrían provocado esta disminución en el volumen cerebral”, concluye DeSilva.

Si estos factores no fueran suficientes, también hay estudios científicos, como el de Marta Lahr en 2011 o más recientemente, el de David Katz en 2017, que sugieren que la reducción del cerebro se inició con el cambio de alimentación desde las poblaciones humanas de cazadores-recolectores a agricultores, lo que produjo un retraso en el crecimiento debido a deficiencias de vitaminas y minerales.

Finalmente, está la postura de la autodomesticación, una hipótesis que sostienen algunos investigadores (Brian Hare, 2017), basada en el desarrollo de otras especies como los perros y los gatos. Al igual que los animales domesticados, que suelen presentar cerebros más pequeños comparados con sus contrapartes salvajes, los seres humanos podrían haber seguido un camino similar. Este proceso de selección contra la agresividad habría resultado en individuos con cerebros que se desarrollan más lentamente y son menos voluminosos, favoreciendo características asociadas a la cooperación y la socialización.

Pese a la falta de consenso y los múltiples factores planteados por los expertos, hay una verdad insoslayable: nuestros cerebros son aproximadamente un 13% más pequeños que los de los humanos de hace 20.000 años.

Referencias:

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