Miguel Ángel Aguilar Cronista parlamentario
OPINIÓN

El 19 de junio suma diez

Acto de proclamación del rey.
Acto de proclamación del rey.
Eduardo Parra / Europa Press
Acto de proclamación del rey.
¿PREGUNTAR OFENDE? por Miguel Ángel Aguilar

Dentro de una semana, el miércoles 19 de junio, Madrid estará engalanada para celebrar, en el doble sentido de conmemorar y de festejar, el décimo aniversario de la reunión de las Cortes Generales en el Palacio del Congreso de los Diputados. La sesión conjunta de ambas Cámaras, que fue abierta a las diez y cuarenta y cinco minutos de la mañana, estaba convocada «para la proclamación como rey de España de su majestad Felipe VI de Borbón».

Antes de esa proclamación, las Cortes recibieron el juramento que prestó don Felipe de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas, conforme dispone el artículo 61 de la Constitución. A continuación, el presidente de las Cortes, Jesús Posada Moreno, proclamó rey de España a don Felipe de Borbón y Grecia, quien reina con el nombre de Felipe VI.

La sesión se había iniciado con unas palabras del presidente Posada, quien recordó a don Felipe cómo, 39 años atrás, había sido testigo presencial de la proclamación de su padre don Juan Carlos I como rey de España, que manifestó entonces su voluntad de ser el rey de todos los españoles. El presidente Posada dijo hacerse eco de los sentimientos de sincera, profunda y emocionada gratitud hacia quien hasta ese día había sido el rey. Reconoció los avances conseguidos a lo largo de cuatro décadas para que España sea una democracia consolidada.

Avances que permiten abordar con absoluta normalidad democrática los problemas de las crisis económicas que nos han afectado y sus consecuencias, tanto sobre el empleo como sobre la generación de desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones. Al tiempo, el presidente de las Cortes exhortó a recuperar las ideas de pacto, acuerdo y consenso y a evitar que sean sustituidas por la disensión y el enfrentamiento, sin que eso impida la libre manifestación de las discrepancias.

Para Felipe VI «la independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político; facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales; favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles».

El rey Felipe VI lleva diez años cumpliendo de manera ejemplar para alivio de todos. Sostiene Shakespeare que «con inquietud reclina la cabeza el que lleva una corona» y al rey Ricardo II (Acto II, Escena III) le hace decir: «Vivo de pan como vosotros; como vosotros, siento la necesidad, saboreo el dolor, necesito amigos. Siendo, pues, esclavo de todo esto, ¿cómo podéis decirme que soy rey?» Vale.

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