Los aspectos menos conocidos de la infanta Cristina, que cumple 59 años: el miedo a ser secuestrada y sus 'líos' en la universidad

La periodista Paloma Barrientos escribió hace dos años un libro titulado Los secretos de la infanta (Ediciones B), del que la revista Lecturas ha tirado par recordar que la hija mediana de los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía cumple años este 13 de junio, concretamente, 59.

Cristina llega a esta edad en una etapa serena de su vida: divorciada por fin, tras dos años de separación de Iñaki Urdangarin, y con sus cuatro hijos ya mayores y centrados. Dos han terminado la carrera, uno se dedica al deporte profesional y la pequeña iniciará en septiembre su formación universitaria en Reino Unido.

El libro de Barrientos sacaba a relucir aspectos desconocidos de la segunda hija de los reyes, que fue, en palabras de Barrientos "una decepción" para Juan Carlos que esperaba un varón (y heredero) tras tener a la primera, Elena.

Quizás por ser la mediana, Cristina gozó de menos visibilidad que sus hermanos y por ello, se hizo más independiente. Estudió la carrera de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Cuando no había sitio se sentaba en el suelo o detrás, como el resto de los estudiantes

Según el libro, hubo profesores que suspendían a la infanta por ser quien era, aunque la joven plantó cara a varios de ellos —decisión reivindicativa de la que sus progenitores nunca supieron—.

De lo que sí estaban enterados Juan Carlos y Sofía era de la posibilidad de que ETA secuestrara a su segunda hija. Por seguridad no querían que Cristina volviera a las aulas, pero ella se opuso a quedarse en casa y siguió acudiendo al centro universitario, donde se licenció en 1989.

"Por entonces ya se intuía lo que sería su trayectoria de libertad", escribió Barrientos. "En el palacio de la Zarzuela no se vivía un buen ambiente familiar; la relación conyugal de los reyes comenzaba a ser inexistente y ella decidió escapar de ese entorno. En esa época la prensa empezó a colgarle novios de las casas reinantes europeas, cuando en realidad Cristina prefería a ciudadanos sin corona, como Juanjo Puigcorbé, José Luis Doreste y Alvaro Bultó".

De hecho, trasladarse a vivir a Barcelona fue una decisión acorde con su deseo de independencia y de alternar con personas de a pi. Allí comenzó a vivir en un piso con su prima Alexia y en esa ciudad  residía el hombre con el que se casaría, un deportista profesional del balonmano: Iñaki Urdangarin, al que conoció en los JJ. OO. de Atlanta, en 1996 (se casaron un año después).

La vida del matrimonio fue muy feliz, hasta que el caso Noos sentó en el banquillo a la pareja. Ella resultó absuelta, él acabó en la cárcel y su relación tan tocada que en 2022 se separaron. El divorcio ha llegado este año y con él, cierta paz para la infanta, que siempre estuvo muy enamorada de su marido. 

Cristina sigue viviendo en Ginebra, el último hogar que compartió con Iñaki. Viaja mucho a Abu Dabi, donde vive su padre desde hace cuatro años, al que está muy unida, al igual que su hermana Elena (su mejor amiga). Sigue trabajando en La Caixa, aunque su presencia en España es cada vez más frecuente.