A Leonor no le llegaban los pies al suelo, sentada como estaba en una se las enormes sillas regias y aterciopeladas del Congreso de los Diputados. Con sus bailarinas doradas colgando, graciosamente desdentada a sus 8 años y la trenza que le caía a la derecha de su rubia melena, la niña asistía no solo a la proclamación de su padre, Felipe, como rey, sino a la de sí misma como futura reina.
A la edad en que los niños a esa edad tienen prohibidos los móviles, leen cuentos y fábulas y comen gominolas, Leonor estaba acaparando todas las televisiones del mundo, observada y observadora de ese presente que algún día será suyo.
Leonor de Borbón Ortiz, nacida el 31 de octubre de 2007 en Madrid, ha crecido mucho en estos últimos diez años. No solo físicamente (mide cerca de 1,80, marca de la casa); en particular, ha dado un estirón en formación, visibilidad, sociabilidad y capacidad de transmitir.
La proclamación de su padre como Rey abrió la puerta a que ella y su hermana, un año menor, empezaran a participar más en actos oficiales, un hecho hasta ese momento prácticamente restringido a los veranos y posados de Palma. Si hasta entonces, las imágenes de las dos hermanas eran escasas, a partir del 19 de junio de 2014, su exposición comenzó ser mayor, paralela a la necesidad de que los ciudadanos españoles conozcan más y mejor a la joven que un día estará en el trono.
A los trece años, en 2019, la princesa Leonor presidió sus primeros premios Princesa de Asturias (que ya cambiaron de nombre tras la proclamación del rey). Desde ese año, nunca ha dejado de asistir y de pronunciar un discurso para los premiados. Con todos departe, se hace fotos, interactúa y se deja querer por los asturianos, paisanos de su madre, la reina Letizia.
También ha participado Leonor (incluso sin la presencia de sus padres) en actos de la Fundación Princesa de Girona, que ella preside, siempre con su hermana Sofía: intercambio de pareceres con jóvenes, temas sociales, ecológicos... han ocupado algunos de sus encuentros y viajes. Estuvo en el Instituto Cervantes ella sola en 2021 (todavía con mascarilla por la pandemia) con motivo del 30 aniversario de esta institución.
Igualmente, compartieron ella y Sofía palco en los desfiles del 12 de octubre, fiesta de la Hispanidad, siguiendo curiosas las estelas de los aviones y el paso marcial de las tropas frente a ellas.
Aunque lo más notorio ha sido su progresión académica. A los 15 años viajó a Gales para cursar el bachiller internacional, en un internado donde vivió feliz su primera independencia tras haber cursado su vida escolar en el colegio Santa María de los Rosales, el mismo donde estudió su padre.
A los 17 volvió de Reino Unido graduada y con un cambio físico y de personalidad notable. Su familia acudió a la ceremonia, lo que permitió ver en las fotos distribuidas el aplomo que la adolescente había adquirido en ese ambiente y los gratos recuerdos que le dejaría para la posteridad.
El salto a la universidad tendrá que esperar porque, siguiendo los patrones marcados para su instrucción como reina, Leonor ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza el 7 de agosto, el primero de los tres años en el ámbito castrense que ha de completar. Entró en vaqueros, deportivas y camisa azul, portando su maleta y con una coleta, un look que en horas cambió por el uniforme caqui, un moño trenzado y la sobriedad de la indumentaria del ejército.
Leonor ha vivido diez meses en Zaragoza como si fuera su casa. Su transformación en dama cadete ha dejado imágenes imborrables de la princesa subiendo montañas, corriendo con el petate, nadando en aguas sucias cargada con un fusil, así como saliendo de tapas con sus amigas, incluso comiendo en la cantina con su padre. Zaragoza le ha dado cariño, popularidad y todas las condecoraciones posibles (Cortes, Ayuntamiento y Gobierno regional), que ella ha agradecido de corazón como una vecina que siempre 'vivirá' allí.
En octubre pasado, la princesa, elegante y atinadamente vestida con un traje pantalón blanco, pelo recogido y sencillas joyas, juró la Constitución. Lo hizo el mismo día en que cumplió 18 años con un discurso en el que pidió la confianza de los españoles y habló de la juventud como ese terreno que ella está dispuesta a abonar con su trabajo por España.
Leonor está muy unida a sus padres. Felipe y Letizia las han protegido de una permanente exhibición en los medios, lo que se interpreta además como un modo de vivir su relación en la intimidad de su hogar, lejísimos del estilo de flashes y celebraciones de otras monarquías (Leonor todavía no se ha vestido de largo, al menos en público).
El sólido y afectuoso núcleo familiar ha tenido en Leonor una proyección fundamental. Admira y adora a su padre, de quien ha heredado el físico y una forma de ser reflexiva y serena.
Su madre es su principal consejera, a quien coge del brazo si la ve cansada y de quien respeta sus consejos para vestirse tratando de que su ropa no esconda su alta misión.
Leal amiga, natural, discreta, educadísima, alegre, trabajadora, simpática, formal y curiosa. Así califican en el entorno de Leonor a la niña que hace diez años miraba las luces del Congreso como quien observa una película de la que es 'actriz principal'. Una protagonista cada vez más valorada y admirada.
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