Mayte Sancho, directora del IMSERSO: "Sin cuidados no hay vida. Sin embargo, aún están infrafinanciados e infrarremunerados"

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: CAPACES. Entrevista a la directora general del Imserso, María Teresa Sancho Castiello
María Teresa Sancho Castiello en las oficinas del IMSERSO.
María Cortés. 
fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: CAPACES. Entrevista a la directora general del Imserso, María Teresa Sancho Castiello

Se calcula que en España alrededor de un 10% de la población necesita algún tipo de apoyo, ya sea por vejez o por discapacidad. De intentar cubrir las necesidades de estas personas se ocupa en gran medida el IMSERSO, una entidad perteneciente al Ministerio de Derechos Sociales con muchas más competencias y funciones de las que la mayor parte de la gente cree. 

Desde hace unos meses está capitaneado por Mayte Sánchez, psicóloga y una de las grandes expertas mundiales en materia de envejecimiento.  Con ella hablamos de los CRE, centros de referencia estatales -unos grandes desconocidos a pesar de la notable labor que en ellos se hace- y de lo que supondrá el nuevo modelo de cuidados que emana de la recién presentada Estrategia estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad.

La gente todavía asocia el IMSERSO con la tercera edad y los viajes, pero es mucho más. De manera breve, ¿podría decirnos qué es?
Efectivamente, el IMSERSO en mucho más que los viajes, que es algo que también hay que valorar. Surgieron hace 40 años y en aquel momento fue una iniciativa muy innovadora, porque permitía que personas que no habían visto nunca el mar, porque la capacidad de movilidad era mucho menor, pudieran cumplir esos deseos de viajar. Y a su vez, contribuyó a que se pudiera mantener el empleo en temporadas bajas en todo el sector turístico en España, que era y es de vital importancia.

Dicho esto, el IMSERSO se ocupa de otros temas muy importantes, sobre todo satisfacer necesidades de las personas que necesitan apoyos y cuidados. Para eso tenemos la Ley de promoción de la autonomía personal y atención a las situaciones de dependencia, que protege como un derecho subjetivo pleno a las personas de más de tres años. El grupo mayoritario de beneficiarios de esa ley es de las personas mayores, por una cuestión puramente demográfica y lógica, pero también están las personas con discapacidad.

Además, el Imserso tiene un área de conocimiento bastante importante…
Para nosotros es muy importante, pues en ella se hacen trabajos de formación, publicaciones, elaboración de estudios… Además pensamos que debe crecer, porque necesitamos generar todavía mucho más conocimiento. También estamos trabajando bastante en temas como la soledad, otros asuntos mucho menos lucidos como las pensiones no contributivas o prestaciones de Seguridad Social, en todo el tema del envejecimiento activo, con programas como el de ciudades y territorios amigables, etc. 

Del IMSERSO depende una extensa red de centros, muchos de ellos estrechamente relacionados con la discapacidad. ¿Qué tipos existen?Podemos dividirlos en dos grandes grupos. Los centros relacionados directamente con la discapacidad (los CAMF y los CRMF) y los CRE, centros de referencia estatal. En cuanto a los primeros, son seis, y nos fueron transferidos en su momento. En ellos se intentaba fundamentalmente ofrecer actividad para la formación y para la salida laboral de personas con discapacidad. Pero ahora mismo hay una oferta distinta que está integrada en el itinerario educativo y quizás habría que repensarlos, porque son centros de atención directa y más cercanos a las competencias de las comunidades Autónomas, aunque, obviamente, mientras estén con nosotros, haremos lo posible para que estén en las mejores condiciones. 

Estamos trabajando bastante en temas como la soledad, el tema del envejecimiento activo...

Los CRE, los centros de referencia estatal, están muy relacionados con la generación de conocimiento de la que hablaba…Sí. Se trata de un bloque que empezó a generarse en los años 90, y empezamos con tres: el CEADAC, el CEAPAT -que están en Madrid- y de alzhéimer, en Salamanca. El CEADAC está centrado en el daño cerebral y del CEAPAT está destinado al fomento de la accesibilidad, productos de apoyo, diseño… y todo lo que tiene que ver con la calidad de la vida de las personas en función del impacto ambiental que tiene. Es un centro de la máxima importancia que creo que ha contribuido mucho a la generación de conocimiento y también a concienciar de que la mirada sobre personas que necesitan apoyos, cuidados… tiene que ser transversal. Es un centro donde trabajan arquitectos, gente de otras disciplinas, y es muy interesante. En el centro para enfermos de alzhéimer, además de hacer tratamientos puntuales, su faceta importante es generar conocimiento sobre la enfermedad de Alzheimer y las demencias en general, y sobre la accesibilidad, productos de apoyo, facilitación de la vida cotidiana…. Y en el caso de CEADAC, la idea es la misma, pero con personas con daño cerebral. En los tres se ha conseguido que sean centros de referencia. 

Después vino el resto de centros, que investigan y tratan otro tipo de enfermedades.Sí, luego vino otra ‘hornada’ de centros, que también están en proceso de adquisición de una identidad propia como centro de referencia en el que se genera innovación, pero no es fácil, porque casi todos tienen la posibilidad de alojarse en ellos, y con la necesidad que hay de espacios de alojamiento siempre hay una cierta tensión entre el área de generación de conocimiento y el área de la atención. Estos centros están distribuidos en diferentes comunidades autónomas y dedicados a distintos temas: están el CRE para personas con Discapacidades Neurológicas de Langreo (Asturias); el CRE de Enfermedades Raras de Burgos; los CRE de Atención Sociosanitaria para Personas en Situación de Dependencia, de Soria y de León; y el CRE de Atención Psicosocial a personas con Trastorno Mental Grave de Valencia. 

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: CAPACES. Entrevista a la directora general del Imserso, María Teresa Sancho Castiello
María Teresa Sancho Castiello durante la entrevista.
Jose González

Cada uno de ellos, además, tiene su propia ‘personalidad’…Sí, y es que son temas un poco complejos, porque son centros muy centrados en patologías, que son competencia de sistema sanitario, pero por otro lado, se trata de enfermedades que tienen un gran impacto en la vida de las personas y que necesitan mucho apoyo que no cubre el sistema sanitario. Una demencia, por ejemplo, está muy bien diagnosticada y muy bien medicada, pero la vida de una persona con demencia a lo largo de 10, 15 o 20 años, tiene una grandísima complejidad y eso sí es más de nuestra competencia: cómo mejorar la vida de estas personas, identificar terapias o servicios más adaptados a sus necesidades, demandas familiares… Por ejemplo, en el de Burgos las asociaciones familiares tienen una presencia muy importante, porque lo utilizan también para tener encuentros. Cada uno de estos centros tiene sus peculiaridades. 

¿Cómo se accede a los servicios que ofrecen este tipo de centros?Todos estos centros son estatales, es decir, que se puede acceder desde todas las partes de España. Y, efectivamente, cada centro tiene sus requerimientos. Lo que se hace siempre es una solicitud donde se especifique las condiciones del usuario para que se pueda valorar si encaja. Se entregarán, por ejemplo, certificados médicos, historial, etcétera, y se valora si este centro le puede ser útil. Una vez en el centro, se le prepara un programa de promoción de la autonomía y se le aplica por el tiempo que se considere necesario. 

¿Diría que estos centros son suficientemente conocidos?No son suficientemente conocidos, y además generan el equívoco de pensar que son centros de alojamiento, y el alojamiento, en todo caso, es puntual porque su actividad central es la generación de conocimiento, y si tenemos un alojamiento estable, no se abren nuevas posibilidades de innovación. Se trata de un asunto un poco contradictorio, porque explicar esto no es tan fácil, y más teniendo en cuenta que las familias necesitan también alojamientos y eso, teóricamente, en su Comunidad Autónoma deberían tenerlo. Es verdad que las personas pueden estar allí unos meses para recibir un tratamiento que va a mejorar su calidad de vida, pero, aunque tengan sanitarios, no son centros sanitarios, sino centros en los que generar modelos parar la calidad de vida, autonomía, promover independencia, aprender a usar productos de apoyo… 

Los centros de referencia no son suficientemente conocidos y generan el equívoco de pensar que para alojamiento

¿Cuál es el futuro de estos centros, qué expectativas tienen para ellos a medio plazo?El futuro de estos centros tiene que estar relacionado siempre con la generación de conocimiento y la innovación. Estamos en un momento interesantísimo de innovación en todo lo que tiene que ver con el mundo de la discapacidad y la vejez, con nuevas fórmulas, nuevos enfoques, cambios en los modelos de atención… y tenemos que procurar que estos centros sean punteros en estos temas, que no es fácil. 

¿Tienen pensado abrir algún CRE nuevo?No está planteado, pues generar conocimiento en tantos centros ya es un reto, dado que cada uno de ellos está conectado con el ámbito académico, tienen convenios con las universidades correspondientes… Y es que, lo de combinar investigación y acción es un desafío que todavía no está del todo conseguido, aunque en Europa cada vez hay una mayor tendencia a hacerlo. 

Aparte de estos centros estatales, disponen de un Gabinete de Accesibilidad. ¿Cuáles son sus funciones y cómo se puede acceder a ellos?
Es un centro de asesoramiento sobre accesibilidad o sistemas a apoyo al que se puede acceder cualquier persona, comunidad, organismo… que necesite pedir un dictamen. Depende del CEAPAT y directamente se solicita a este centro, que evaluará las necesidades de accesibilidad de una persona, de lugar, etc. Recibimos bastantes solicitudes, pero creemos que, si se conociera más, se recibirían muchas más. Es un sitio al que puedes acudir cuando necesites mejorar los apoyos de tu familiar, por ejemplo. Y tratamos todo tipo de accesibilidad. Para ello, contamos con la colaboración de la ONCE, que también tiene servicios parecidos. Luego, en cada CRE, tenemos otros gabinetes, que son una especie de comisión con los usuarios, en la que se trabajan las necesidades de apoyo que van surgiendo y parte siempre de las necesidades de las personas usuarias, se hace en conjunto con ellos. 

En los últimos años, y como se destaca en la presentación del plan estratégico de cuidados que se acaba de presentar, se tiende cada vez a la atención centrada en la persona y a la desinstitucionalización. ¿Se van a reflejar estas líneas también en el IMSERSO?Sí, porque son líneas conceptuales que se están dando en toda Europa y de todo el movimiento de intervención con personas mayores y personas con discapacidad. Estas líneas suponen además un cambio enorme. Venimos de una cultura muy institucionalista, muy centrada en la oferta de servicios en los que se pregunta poco o nada a las personas que los van a usar. En este sentido, lo que se propone es un cambio en la manera de cuidar, de apoyar a las personas, más basado en la promoción de su autonomía y en sus deseos y preferencias. Sobre todo, aplicado a la vejez es una revolución, pues no hay sitio más institucionalizado que una residencia, en la que una persona lo tiene todo decidido: a qué hora se va a levantar, qué va a desayunar, qué va a hacer… Este cambio supone repensar el modelo y adaptarlo a la Convención de Derechos de las personas con discapacidad, en cuyo artículo 19 se habla de la desinstitucionalización como un derecho. 

¿Es un cambio realizable a medio plazo?En el norte de Europa lo llevan haciendo así desde hace 50 años, y aquí nos supone repensar el modelo de servicios, porque hay que dar una respuesta más adaptada a lo que las personas queremos, que es envejecer y vivir en nuestro entorno habitual, en nuestra casa, y si no es en nuestra casa, en sitios más hogareños, en grupos pequeños de personas, más cercanos al concepto vivienda que institución. Es cierto que es difícil y estamos lejos, porque cambia totalmente nuestro sistema de cuidado, supone inversiones, cambio de roles profesionales… pero es a lo que nos tenemos que ir adaptando, porque hay suficiente experiencia para tener la certeza de que esto puede hacerse y que es muy positivo, tanto para trabajadores como para las personas. 

Lo primero, es actualizar la Ley de dependencia…Sí, la ley tiene que estar más cercana precisamente a los marcos conceptuales de los que hablamos, más centrada en la promoción de la autonomía que en la atención estricta a la dependencia. En ese sentido, tenemos ya un borrador que hemos pasado en audiencia pública y hemos recibido casi 800 propuestas. En la actualidad estamos estudiándolas y trabajando con las Comunidades autónomas y con la mesa de diálogo social. Está siendo un proceso lento y tedioso, como casi todas las reformas legislativas, pero pensamos que en este año será una realidad.

La idea es que la reforma de la ley dependencia introduzca productos de apoyo y la posibilidad de diferentes modelos de alojamiento, no solo la institución clásica

¿Qué cambios esperan introducir?La idea es introducir cambios, pero no enormes. El más importante es este de la autonomía y en el catálogo de servicios y en las condiciones de acceso a la ley, como cambiar el hecho de que no sean incompatibles los diferentes servicios y prestaciones. El cambio en el tipo de servicio es lo más complejo, porque las personas que se quedan en su entorno necesitan más cosas que las que van a una residencia, como productos de apoyo. La idea es que la reforma de la ley introduzca productos de apoyo, la posibilidad de diferentes modelos de alojamiento, no solo la institución clásica, la universalización de la teleasistencia, la asistencia personal…

La llegada de la ley de Dependencia en su día, por mucho que resulte mejorable, fue un hito en su momento. ¿Cómo esperan que mejore esta reforma el acceso a la dependencia?Al final, solo se escuchan las críticas, los retrasos… y la gente ya no se acuerda de cuando no existía esta ley y no había nada, pero ahora toca mejorarla. Es cierto que es una ley infrafinanciada, a pesar de que en los últimos años se ha casi triplicado su presupuesto, pero yo animo a que la gente piense si esta ley tiene un presupuesto insuficiente porque no hay demanda suficiente ni conciencia social suficiente de la importancia de los cuidados. Sorprende que a veces se banalice tanto este tema, cuando es un tema de sostenibilidad de la vida, porque sin cuidados no hay vida. Y, sin embargo, los cuidados aún están infradotados, infrafinanciados e infraremunerados. 

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