Preocupación por el aumento de consumo de drogas sintéticas baratas entre adolescentes: "Los efectos pueden alargarse toda la vida"

Alucinógenos, depresores, estimulantes… En los últimos cuatro años ha crecido el consumo de nuevas sustancias psicoactivas y drogas sintéticas entre los adolescentes españoles. Los médicos advierten de que cada vez llegan más menores a sus consultas por abusar de sustancias de uso cotidiano, como anestésicos, anticatarrales y jarabes para la tos. Fármacos que, en principio, están indicados clínicamente, pero que por su bajo precio son cada vez más accesibles para los jóvenes, y cuyo consumo abusivo pueden generar conductas adictivas y dejar secuelas para toda la vida, especialmente en una etapa de la vida en la que el cuerpo y el cerebro está todavía en desarrollo. 

"El hecho de que haya una industria de sustancias de todo tipo hace que la ciencia y los sistemas de control de estas sustancias, ya sean policiales o judiciales, vayan muy por detrás de la realidad", señala a 20minutos Antonio Torres, responsable del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Según advirtió también en el 30º Congreso de SEMG, los médicos de familia están teniendo que asistir a pacientes por un consumo de sustancias que, realmente, ni los propios usuarios ni los sanitarios saben qué son a ciencia cierta. 

"El estudio toxicológico tiene una inmediatez con sustancias muy conocidas hasta ahora por nosotros, como la cocaína o la heroína o algunas anfetaminas. Sin embargo, todo eso ha dado un cambio tremendo y a eso hay que añadirle las adulteraciones, en ocasiones, con dos sustancias potencialmente peligrosas; y además el consumo combinado, pues no es nada raro que un paciente acuda habiendo tomado dos o tres sustancias, lo que pone en peligro su vida", explica Torres, quien también incide que en un proceso de desarrollo de maduración neuronal, "los efectos pueden alargarse toda la vida".

El caso es grave, sobre todo teniendo en cuenta que las cifras revelan que los adolescentes se drogan por primera vez, de media, entre los 14 y 15 años, aunque a esas edades las sustancias más frecuentes suelen ser el cannabis, el alcohol o la nicotina. El problema, dice Torrres, es que tienen una "percepción del riesgo distorsionada". Es decir, sí que es verdad que ha crecido la concienciación de los menores de edad con respecto a las drogas y a los efectos nocivos que causan en el cuerpo y las vidas de las personas; pero, sin embargo, le quitan hierro a consumirlas de forma más puntual, los fines de semana, por ejemplo. 

Los chavales tienen la concepción de que el riesgo se da solo con consumos muy frecuentes o en el momento en el que ya se ha generado una adicción. "Y esto no es cierto. Hay algunas sustancias que, con una sola pastilla, pueden suponer un grave cuadro clínico que puede poner en peligro tu vida o tu salud", advierte. Sustancias que, insiste, muchas veces están adulteradas, lo que dispara el riesgo: "El consumidor cree que ha comprado una pastilla de éxtasis, y realmente lo que ha tomado es una sustancia adulterada con otras sustancias. No son sustancias con un lote y un control de calidad. Están elaboradas desde la más profunda delincuencia". 

Sustancias accesibles y baratas

Ahora bien, ¿cómo pueden permitirse este tipo de drogas a una edad en la que apenas tienen poder adquisitivo? Lo que ocurre es que precisamente está aumentando el consumo de las sustancias más baratas, como los cannabinoides o los inhalantes como el popper. "Es curiosas porque habíamos visto que el consumo había descendido, y ahora estamos viendo un repunte. Se está abusando también de un anestésico que usamos nosotros, y sobre todo en medicina deportiva, que es el cloruro de tilo que es anestésico local. Lo usan para colocarse porque es fácil de obtener en una farmacia, y porque es barato", detalla el portavoz de SEMG. 

También se ha detectado un auge de las drogas utilizadas ene la práctica del chemsex (mantener relaciones sexuales bajo el efecto de ciertas drogas), que principalmente son tres: mefedrona (mefe), el GHB/GBL (G) o la metanfetamina, así como otros derivados del éxtasis que se mezclan con otras drogas, como el alcohol y la cocaína.

Lo mismo sucede con otro tipo de fármacos disponibles y de acceso rápido y barato. "Por tres euros te tomas una pastilla que, tomada con alcohol, te produce efecto. El problema es que puede generar alteraciones, agitación, cuadros psicóticos y, en algunas ocasiones, procesos de orden respiratorio. Un comprimido barato que un chico joven mezcla con cannabis o alcohol, deja de ser una pastilla normal. Puede llegar a ser una auténtica bomba", subraya. 

"La lista de la compra de los horrores"

Los derivados del cannabis, por ejemplo, pueden acarrear procesos de psicosis agudos; otros derirvados de la cocaína pueden lleevar al coma e incluso a la muerte; todos los alucinógenos pueden dejar también alteraciones psicóticas y con procesos que se queden ya de por vida. "Es casi la lista de la compra de los horrores", aseveró Torres en rueda de prensa. 

Según señaló, hace unos años, la esquizofrenia brotaba, de media, a los 30 años, aproximadamente; cuando ahora lo hace en torno a los 19 años. "Esto quiere decir que hay sustancias que se están usando en fases muy tempranas de forma regular, que acaban provocando un daño que no se habría producido de otra forma, aunque sí que es verdad que hay factores genéticos", explicó en la segunda jornada del Congreso Nacional de la SEMG. 

"El conflicto que estamos teniendo con esta necesidad de colocarse por parte de una sociedad es algo que nos debe hacer reflexionar y sobre todo debemos intentar generar corriente opinión social que haga que nos podamos enfrentar manera efectiva con este problema", instó. 

Más allá de esa concienciación social, los expertos piden igualmente un refuerzo del análisis y la investigación para detectar las nuevas sustancias de abuso que van incautando y poder saber cómo afrontar sus efectos y prevenir su consumo. Aunque, según reconoció Torres, se trata de una tarea complicada, pues el mercado es muy amplio y es difícil hacer el seguimiento de todas las sustancias: de 2020 a 2022 han aparecido diez opioides nuevos, y ahora mismo en el mercado hay cerca de 220 cannabinoides sintéticos.