De Velázquez a la crisis climática en 'Los cielos retratados': un recorrido por el tiempo y el clima a través de los cuadros

  • José Miguel Viñas, meteorólogo en Meteored, analiza los fenómenos atmosféricos en las obras pictóricas.
  • "Si Dalí hubiese vivido en la Mancha toda su vida no hubiésemos visto nubes lenticulares en sus cuadros", dice.
Imagen de 'El caminante sobre el mar de nubes', de Caspar David Friedrich.
'El caminante sobre el mar de nubes' (1818), de Caspar David Friedrich.
DeAgostini / Getty Images
Imagen de 'El caminante sobre el mar de nubes', de Caspar David Friedrich.

Contemplar el cielo es un deleite para los sentidos que, a menudo, pasamos por alto cuando lo vemos retratado en un lienzo. No es que, de repente, deje de cautivarnos la belleza intrínseca de un paisaje nevado o la "armonía" del cielo; al contrario, nos detenemos ante estas obras en las pinacotecas sin reparar en que, más allá de las emociones que nos evocan, representan una valiosa fuente de información climatológica. 

Desde los cielos enmarañados que pintaba Velázquez en el siglo XVII hasta los volcánicos de Munch en El grito, los artistas, con independencia de su estilo pictórico, han plasmado en sus obras aquellos paisajes que marcaron su época, así como sus "vivencias atmosféricas". "Un cuadro es un documento histórico que refleja el tiempo y el clima que les tocó vivir", nos explica el físico y meteorólogo José Miguel Viñas (Madrid, 1969), quien define a los paisajistas e impresionistas como "notarios del clima" por su interés en retratar "el cambiante medio natural”.

Así, Viñas nos invita a revisitar "con ojos de meteorólogo" algunas de las pinturas más emblemáticas del arte occidental en su última publicación, Los cielos retratados. Viaje a través del tiempo y el clima en la pintura (Crítica), un libro "de pintura más que de meteorología" en el que el divulgador de Meteored aúna sus dos grandes pasiones: las ciencias atmosféricas y la pintura

Aunque no se concibe a sí mismo como un "investigador" del arte pictórico -un campo de estudio al que llegó hace 15 años tras unas enriquecedoras visitas al Museo Nacional del Prado y al Thyssen-Bornemisza-, el físico reconoce que hay una "tendencia natural" a que ambas disciplinas confluyan, como sucedía en el Renacimiento. "Es un poco absurdo que la cultura de una persona quede al margen de la cultura científica, y viceversa", comenta Viñas durante su charla con 20minutos.

Para ello, pone de manifiesto la ilustración científica del siglo XIX, donde "se recurría al dibujo y a la pintura para explicar los fenómenos atmosféricos". Luke Howard, como principal precursor gracias a su reveladora clasificación de las nubes, ejerció una gran influencia sobre paisajistas como John Constable -Estudio de cirrus, Paisaje con nubes...-, si bien su legado trascendió al ámbito literario. "Goethe estableció teorías paralelas de las nubes y de las tormentas", añade.

Las "nubes de algodón" en el arte

Precisamente, uno de los fenómenos atmosféricos que más aparecen en los cuadros son los cúmulos o "nubes de algodón", cuya denominación alude a su característica forma esponjosa y su color blanco. En Los cielos retratados, asimismo, descubrimos que su relevancia radica, en gran medida, a la época del año de "más insolación", la más propicia para formar estas nubes que inspiraron a Monet, Magritte y Velázquez, entre otros. "Los inviernos eran mucho más fríos que ahora, por lo que hasta abril o mayo no salían al aire libre para tomar sus bocetos", explica.

'El príncipe Baltasar Carlos a caballo' de Velázquez.
'El príncipe Baltasar Carlos a caballo' (1635), de Velázquez.
Museo del Prado / Archivo

En el caso particular del sevillano, esos cielos nubosos se concentraron en unos pocos años y "están asociados al paso de frentes". "Al no recubrirse por completo el cielo, la composición pictórica es muy llamativa y compleja. Vemos un excelente dominio del azul, el blanco y los plateados", comenta Viñas. Este cielo, el más habitual en la Madrid de aquellos años, se convirtió en una seña de identidad del artista -de hecho, se bautizaron como "cielos velazqueños"-, aunque los estudiosos de la pintura universal "sorprendentemente" no suelen recrearse en ello.

Aunque los paisajes y los fenómenos atmosféricos se leen a menudo como "los telones de fondo" de las escenas representadas, Viñas señala que muchos artistas recurren a ellos como "un elemento expresivo" para llamar la atención del espectador. Las tormentas, por ejemplo, representan "el tiempo desapacible por antonomasia" -véase Cristo en la tempestad del mar de Galilea (1596) de Jan Brueghel 'el Viejo'-, lo que en el arte religioso se traduce en conceptos como "el mal" o "el infierno".

En este sentido, la obra El Paso de la laguna Estigia de Patinir evidencia ese contraste expresivo a través de la barca de Caronte. Frente al paisaje volcánico y las nubes grises que dominan el infierno, nos maravillamos con el "azul celeste del cielo", el turquesa de las aguas y los verdes primaverales del paisaje, identificados como "el paraíso" o "el bien". 

'Cristo en la tempestad del mar de Galilea' (1596) de Jan Brueghel el Viejo.
'Cristo en la tempestad del mar de Galilea' (1596) de Jan Brueghel el Viejo.
Museo Thyssen-Bornemisza

Paisajes con denominación de origen

Un "juego" simbólico al que otros artistas como Magritte se han atrevido a desafiar, siglos más tarde, en pinturas como La tempestad, donde las agradables nubes de algodón se vuelven amenazantes cuando cruzan el umbral del oscuro espacio interior de la escena. Y es que, ante la majestuosidad del medio natural, la impronta del artista sobre el paisaje se vuelve fundamental.

"Un cuadro no deja de ser una instantánea", la representación de una escena única e irrepetible. Desde esta perspectiva, Viñas confiesa su especial devoción por El caminante sobre el mar de nubes (1818) de Caspar David Friedrich, por la magnificencia de las pinceladas en este "paisaje nuboso", pero también por todo lo que simboliza. "Para los pintores románticos, la naturaleza tiene una dimensión espiritual que retratan fielmente" y que "te atrapa" irremediablemente.

Si Dalí hubiese vivido en la Mancha toda su vida no hubiésemos visto nubes lenticulares en sus cuadros, pues estas no se encuentran lejos de la montaña"

Y es que, a su juicio, los cuadros no solo tienen denominación de origen -"Si Dalí hubiese vivido en la Mancha toda su vida no hubiésemos visto nubes lenticulares en sus cuadros, pues estas no se encuentran lejos de la montaña", comenta Viñas-, sino que pueden llegar a advertirnos de los cambios de hábitos de la sociedad en relación al clima que les tocó vivir, como si fuese una previsión meteorológica. 

La huella del cambio climático

Viñas destaca el año 1565 como una fecha crucial en la historia del arte respecto a la Pequeña Edad de Hielo que afectó a Europa durante largas temporadas. "Pieter Brueghel 'el Viejo' elevó a categoría de motivo pictórico el propio tiempo invernal con el primer paisaje nevado -La adoración de los Reyes Magos en la nieve-", señala el meteorólogo. 

A día de hoy, sin embargo, "es difícil que los artistas europeos tengan tanto dominio de los paisajes invernales y congelados, salvo que seas, quizá, un pintor canadiense". El cambio climático ya ha dejado huella en el imaginario artístico y, con ello, los paisajes "dominantes" pasan a ser otros. "En España, venimos de un contexto de sequía en el que cada vez más el 'buen' tiempo significa lluvia", lamenta Viñas.

A la luz de Los cielos retratados, el meteorólogo concluye que la historia del arte se explica, en gran medida, en función de "cómo evoluciona la sociedad a merced del clima". "Ahora estamos en una situación paradigmática de crisis climática. Si esta sigue su curso, veremos que nuestra sociedad tendrá que adaptarse y transformarse, pues es una realidad imparable", sentencia.

Daniel Mora
Periodista Cultural '20minutos'

Graduado en el doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid. Comencé mi andadura en televisión de la mano de RTVE y, desde 2023, formo parte del equipo de Cultura y Estilos de vida del diario 20minutos. Para mí, es un regalo poder dedicarme a escribir sobre lo que siempre me ha hecho vibrar: la música, el cine y la literatura.

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