De cómo la periodista Ortiz Rocasolano se convirtió en reina de España

SAN JOSÉ DE CHACAYÁ (GUATEMALA), 06/06/2024.- La reina Letizia, este jueves durante su visita a una escuela en la localidad guatemalteca San José de Chacayá, donde finalizará un viaje de tres días por Guatemala para conocer proyectos de desarrollo en el país centroamericano, como parte de una gira que también la llevó a Panajachel y Antigua Guatemala en representación de la cooperación española. EFE/ Villar López GUATEMALA ESPAÑA
La reina Letizia acaba de regresar de Guatemala, de su noveno viaje de cooperación.
Villar Lopez/EFE
SAN JOSÉ DE CHACAYÁ (GUATEMALA), 06/06/2024.- La reina Letizia, este jueves durante su visita a una escuela en la localidad guatemalteca San José de Chacayá, donde finalizará un viaje de tres días por Guatemala para conocer proyectos de desarrollo en el país centroamericano, como parte de una gira que también la llevó a Panajachel y Antigua Guatemala en representación de la cooperación española. EFE/ Villar López GUATEMALA ESPAÑA

Podría aventurarse que Letizia Ortiz Rocasolano es más feliz de reina que lo fue de princesa. Para una periodista que transitó entre noticias y exclusivas, el hecho inesperado de convertirse en una de ellas, la proclamación de Felipe como rey, fue igual que para Julio César cruzar el Rubicón.

Letizia Ortiz Rocasolano (Oviedo, 1972) ha aprendido a ser reina durante diez años, en los que no todo ha sido fácil para ella, ni mucho menos ha resultado ser el cuento de hadas que habían vaticinado algunos cuando se casó con el príncipe de Asturias en la primera boda real en 100 años en España.

Fueron años de formación, de observación meticulosa, de exprimir y absorber la realidad española como si fuera una naranja. Quien había estado a pie del desastre marino del Prestige, en Iraq y contando cómo sería la vida a partir del euro, de repente era analizada con lupa de aumento, también criticada, sometida a un escrutinio imparable y, en ocasiones, implacable. 

Pero Letizia princesa no se rindió cuando el viento soplaba en contra. Cerró filas con su marido y se centró en proteger y educar a sus hijas Leonor y Sofía, a  la espera del momento que la historia les había reservado.

Su aprendizaje como princesa la llevó a licenciarse con buena nota aquel 19 de junio de hace diez años. Vestida de blanco, con un peinado tan poco convencional como retirarse la melena en trencitas (igual que sus hijas), asomada al balcón junto a sus suegros a modo de 'despedida', apoyando la mano en la espalda de su marido igual que Atlas sujetaba la bóveda celeste. Todos sus gestos anunciaban una nueva era.

Estos dos lustros de Letizia reina han sido muy balsámicos para ella. Su imagen y agenda han crecido como la espuma. Pocas personas hay en España que tengan el tirón mediático de Letizia. Donde va ella están la expectación, los remolinos de público, los selfies, la atracción incuestionable que provoca. La prensa europea se refiere a ella continuamente con elogios y titulares de rendición.

Es sabido por todos que Letizia es toda una amante de la moda 'low cost' y no es extraño verla con diseños sacados de Zara, Mango o H&M, entre otras. Sin embargo, esto ha llevado a que, en ocasiones, se encuentre en el mismo acto con otra persona que lleve el mismo look, como pasó en los Premios Reina Letizia 2021. Durante la entrega, la reina vivió un encuentro muy divertido con Inmaculada Vivas Tesón, ya que ambas llevaron el mismo vestido bicolor de Mango.
La espontaneidad de la reina es una de sus señas de identidad.
Getty Images

La reina se ha rodeado de un grupo de mujeres con las que se siente muy cómoda y con quienes ha formado una pequeña guardia pretoriana. Su peluquera, Luz Valero (amiga personal desde los tiempos de TVE); su estilista, Eva Fernández, que dio un golpe de timón a su armario con prendas modernas de diseñadores españoles pero también extranjeros; y su reciente jefa de secretaria. José Manuel Zuleta, que había estado con ella desde que llegó a palacio, dejó paso hace unos meses a María Dolores Ocaña, abogada del Estado y de similar edad que la reina.

Además, goza del trato continuado de sus amigos de siempre, por no hablar de su familia, que desde la mayor discreción, es un impulso moral para Letizia: su padre Jesús Ortiz, periodista ya jubilado, su madre Paloma Rocasolano, la persona que está más cerca de ella después de su marido, y su hermana Telma, que vive también en Madrid.

Dicen quienes la conocen bien y los que la analizan como se hace con la subida de la Bolsa o las cifras del paro, que Letizia es perfeccionista hasta el cansancio, trabajadora concienzuda, su memoria fabulosa es como una agenda (no olvida una cara ni un nombre), conoce y usa el poder de su mirada. Ya no le preocupa si su indumentaria es alabada o no -al contrario, la utiliza de mensaje, como cuando viste prendas de APRAM, la asociación que ayuda a mujeres prostituidas-, no se tiñe el cabello castaño, muestra sus primeras canas con naturalidad y usa joyas sencillas, como un anillo regalo de sus hijas que no se quita nunca.

La reina Letizia eligió la tiara de la Flor de Lis para la cena de gala que los reyes de Suecia. Además lució un vestido de poliéster de la marca sueca H&M, todo un guiño al país anfitrión.
La reina solo usa joyas de la corona en situaciones muy concretas, como las cenas de gala.
Juanjo Martín / EFE

La espontaneidad que se le conoció en la petición de mano (le pidió a Felipe que le dejara terminar de hablar), la ha reforzado con creces: habla con escritores cuya obra conoce a la perfección, rapea por la salud mental si eso hace que se enfoque mejor el objetivo; las enfermedades raras y su curación son una misión personal; le interesan desde Picasso hasta los libros de Vivian Gornick pasando por pequeños editores y la artesanía callejera. 

Si, por ejemplo, va a Guatemala en viaje de cooperación (ha hecho nueve en estos veinte años junto a Felipe) se sabe todas las estadísticas del país y las utiliza para hablar con la gente y sentirse próxima a ella.

Acude a coloquios de cine o música o humor sin avisar. Ha añadido a su círculo personal algunos nombres que se cruzaron trabajando, como Luis Alegre y Rodrigo Cortés, que son habituales en su ocio. Su soltura con los medios hace difícil olvidar que un día ella también fue periodista. Se escribió su propia intervención en un programa especial por los 50 años de Informe Semanal, que presentó en su momento. Dicen que no está en las redes, pero las redes se alimentan de ella.

<p>La reina Letizia aplaude tras el discurso del rey, durante la ceremonia de imposición de condecoraciones de la Orden del Mérito Civil, en el aniversario de la proclamación de Felipe VI.</p>
La reina Letizia aplaude tras el discurso del rey, durante la ceremonia de imposición de condecoraciones de la Orden del Mérito Civil hace diez años.
EFE/Juan Carlos Hidalgo

La princesa, que vivió bajo un manto de incomprensión a veces y de contrarios comentarios, otras, es hoy una pieza clave en la monarquía que defiende Felipe VI. Para aquellos que pensaban que casándose con el príncipe se labraba un futuro queda una reflexión: su presencia junto a Felipe le ha dado a la corona más cercanía y sentido de la vida corriente. Esa de donde ella salió hace dos décadas por la puerta grande del amor.

Rosa Ballarín
Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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