Miguel Ors Villarejo, autor de la novela '¡Petróleo!': "Detrás de cada empresa de éxito hay una gesta apasionante"

Miguel Ors, periodista y autor de 'Petróleo'.
Miguel Ors, periodista y autor de 'Petróleo'.
Nina Prodanova.
Miguel Ors, periodista y autor de 'Petróleo'.

A veces da la impresión equivocada de que de Economía solo puede escribir alguien serio y sesudo, una persona hecha para desbrozar datos en la selva de las estadísticas. Miguel Ors Villarejo, profesor de la materia y corresponsal económico de varios medios, saca, sin embargo, su lado más humorístico para retratar algunos asuntos recientes de la historia de España en ¡Petróleo! (Gaveta Ediciones). Esta novela debutante reúne a empresarios, políticos y periodistas en un escenario de ficción que recuerda los excesos de la burbuja que colapsó España en 2008. Todo verdad y todo mentira, este libro es divertido, irónico y, a su modo, realista. Un retrato impío de una crisis que nos persigue todavía con el aroma del dinero sucio. Heredero del ímpetu que tuvo su padre, el legendario periodista deportivo Miguel Ors, el hijo tiene palabras de admiración y melancolía hacia él, fallecido en mayo de 2020, a los 92 años, en plena pandemia.

Ha usado la ironía para plantear un tema de lo más serio. ¿Era mejor así que hacer frente al drama que supuso ese hecho para muchísimos ciudadanos y para la economía?Todos los temas, por dramáticos que sean, son susceptibles de tratarse con humor. No quiero forzar comparaciones improcedentes, pero la literatura clásica está llena de ejemplos. El Lazarillo o El Buscón no dejan de ser unos dramas terribles. Si los hubieran escrito Charles Dickens o Víctor Hugo, llevaríamos llorando sin parar desde el siglo XVI. Tan legítima es, sin embargo, la mirada de los primeros como la de los segundos, y lo mismo ocurre con la España de la burbuja. Hay quien la contempla desde la indignación, como Stephane Hessel; quien la contempla desde la fría objetividad, como Funcas o el servicio de estudios del BBVA, y quien la contempla desde la ironía. Esta última ha sido mi propuesta.

Reírnos de las desgracias no tiene por qué trivializarlas. En ocasiones, es el único modo de hacer tolerable lo intolerable

El humor no tiene por qué ser trivial, en cualquier caso.Eso es, reírnos de las desgracias no tiene por qué trivializarlas. En ocasiones, es el único modo de sobrellevarlas, de hacer tolerable lo intolerable. Hay una anécdota de Freud, apócrifa pero en cualquier caso elocuente. En 1938, los agentes de la Gestapo registraron su casa y, no satisfechos con ponerlo todo patas arriba y aterrarlo y humillarlo, lo obligaron a firmar un documento en el que aseguraba que se le había tratado con toda corrección. Freud añadió la siguiente frase: "Puedo recomendar de todo corazón la Gestapo a todos".

Entre la política, la economía y el periodismo, ¿de qué hay que defenderse antes como ciudadano?Los ciudadanos tenemos la sensación de que los gobernantes, los empresarios o los periodistas son unos sinvergüenzas porque, en buena medida, se lo hemos consentido, al refugiarnos en nuestra pequeña parcela ideológica y abdicar de nuestra obligación de ejercer como árbitros imparciales y honestos. Si exigimos grandeza de ánimo a nuestros políticos, nuestros empresarios y nuestros periodistas y los castigamos cuando no nos la ofrecen, difícilmente se comportarán como miserables. Ahora bien, si justificamos cada mentira y cada traición porque quien la ejecuta (político o periodista, me da igual) es de los nuestros, lo único que podemos esperar son más mentiras y más traiciones.

Ors es periodista económico, tertuliano y es profesor.
Ors es periodista económico, tertuliano y es profesor.
Nina Prodanova

¿Sabe si algún político ha leído su libro? ¿Qué le han dicho?No sé de ninguno, pero no creo que sea el gremio que peor parado sale en ¡Petróleo! El historiador de la economía Carlo Cipolla enunció en su famoso ensayo Allegro ma non troppo las cinco leyes fundamentales de la estupidez. Y la segunda establece que la proporción de idiotas es constante y no depende de la naturaleza del colectivo. Hay una cantidad fija tanto entre los catedráticos de universidad como entre los peones de albañilería. Con el cinismo ocurre lo mismo. Es una actitud transversal, como ahora se dice, y lo mismo la encuentras entre los políticos que entre los periodistas y los empresarios. De todos modos, no quiero yo mismo parecer demasiado cínico. Aunque ubicua, la falta de escrúpulos es un fenómeno minoritario. Se ha teorizado que entre los líderes abundan los perfiles psicopáticos, pero se trata de un mito más inspirado (me temo) por la envidia que en datos objetivos. Para prosperar en cualquier organización debes cooperar y poca gente esté dispuesta a asociarse con alguien que te hunde el puñal en el quinto espacio intercostal en cuanto te descuidas.

Ningún ámbito proporciona tantas claves para entender el mundo como la economía

¿Cuál es el fenómeno económico con el que ahora mismo haría una novela nueva?El economista Robert Schumpeter decía que los empresarios son los héroes de la era capitalista, probablemente para encarecer la importancia de su papel en el progreso de las sociedades, pero yo lo creo no solo metafórica, sino literalmente. La Grecia de Homero tenía a Aquiles y Héctor; la Europa medieval, a Rolando y el Cid, y nosotros, a Amancio Ortega y Steve Jobs. Detrás de cada empresa de éxito hay una gesta apasionante.

¿En dónde ha encontrado usted más petróleo: en el periodismo político o en el económico?No he hecho nunca información política, pero sí he escrito de deportes, educación o información internacional y le confesaré que ningún ámbito proporciona tantas claves para entender el mundo como la economía. La globalización o las crisis son realidades arcanas y potencialmente angustiosas para el profano, y entender los mecanismos que hay detrás de ellas (la teoría de la ventaja comparativa, la mala gestión monetaria, los choques de oferta) ayuda a relativizarlas y contemplarlas con serenidad. De lo contrario, nos exponemos a sobrerreaccionar y acabar votando a 'vendemotos' que prometen el bálsamo de Fierabrás y la restauración del Paraíso en la Tierra.

'¡Petróleo!' es la primera novela de Miguel Ors.
'¡Petróleo!' es la primera novela de Miguel Ors.
Gaveta Ediciones

Sus personajes (dentro del perfil satírico que tienen), ¿están basados en otros reales?No soy nada imaginativo, así que todo lo que cuento tiene un pie en la realidad. Sucede, sin embargo, que la realidad lo admite todo, no necesita justificarse. La ficción está obligada, por el contrario, a resultar verosímil y eso te obliga a suavizar las aristas de unos perfiles que, trasladados tal cual al papel, resultarían poco creíbles.

Hemos visto cómo a raíz de la crisis de 2008 se ha impuesto un frentismo que tiene mucho que ver con el populismo moderno

¿Cómo ve la crispación política actual?Frente a la búsqueda de consensos, que es la esencia de la democracia occidental, hemos visto cómo a raíz de la crisis de 2008 se ha impuesto un frentismo que tiene mucho que ver con el desarrollo del populismo moderno. Para intelectuales como Ernesto Laclau o Chantal Mouffe, el propósito de alcanzar un acuerdo inclusivo, que satisfaga a la totalidad de los ciudadanos, es naíf. Sostienen que todo orden es hegemónico, que siempre hay un ellos y un nosotros y que debes imponer tu razón a la del adversario. Esto no significa, sin embargo, que toda la culpa sea de la izquierda radical. Laclau se inspira de hecho en Carl Schmitt, el teórico alemán que dio cobertura jurídica e ideológica al ascenso de Adolf Hitler y a la instauración del Tercer Reich. Como diría Jardiel Poncela, "los extremeños se tocan".

En economía se ha producido una convergencia: la izquierda ha aceptado el mercado y la derecha, el estado de bienestar

¿Y en materia económica?En las últimas décadas, se ha producido en materia de economía una convergencia. La izquierda ha aceptado el mercado y la derecha, el estado de bienestar. Esto ha hecho que, para marcar diferencias, la batalla electoral se traslade al terreno cultural, donde los problemas son de una naturaleza distinta. Repartir la renta nacional entre el capital y el trabajo puede no ser sencillo, pero es cuestión de buscar un número: 50% y 50% o 40% y 60%, etcétera. Pero con el aborto o la secesión no hay medias tintas: o estás a favor o estás en contra. O sea, que podríamos decir que nos llevamos cada vez peor porque coincidimos cada vez en más cosas.

Es hijo del histórico periodista deportivo Miguel Ors. A las puertas de unos Juegos Olímpicos y en plena Eurocopa, ¿cómo lo recuerda?Con tristeza y orgullo. Mi padre fue un pionero de la televisión. El año que yo nací, trabajaba en el diario Pueblo, pero el sueldo no le daba y decidió probar en un nuevo medio. Compró a espaldas de mi madre una cámara profesional, aprendió a manejarla quitándose horas de sueño y se presentó con ella al hombro en TVE. Fue una locura. Había invertido en aquella apuesta lo poco que tenía ahorrado, pero por suerte el portero de paseo de La Habana quedó tan impresionado que avisó al director general. Le dijo: "Aquí hay uno que quiere trabajar y ha traído la herramienta". Cuentan que el director general bajó a recibirlo y abrazarlo.
Lo primero que hizo fue resúmenes de fútbol. Con una Iso de 125 centímetros cúbicos se iba a lo mejor a Bilbao, cruzaba el puerto de Somosierra con el cuerpo empapelado en periódicos viejos (no había plumíferos ni forros polares entonces), grababa el partido, cogía la moto de vuelta y llegaba a Madrid con el tiempo justo de positivar la película, montarla y locutarla. El lenguaje para relatar los deportes en televisión todavía no existía en España y aprovechaba las Olimpiadas y los Mundiales para visitar los platós de otras cadenas y empaparse de lo que veía. Así fue improvisando la gramática visual que las siguientes generaciones han usado.

Cuando te crías con un periodista de raza, como mi padre, es difícil que no te contagie. Lo amargo, es que murió solo de covid en el hospital

¿Los genes se heredan tanto como la pasión o eso ya es cosa de cada uno?Cuando te crías a los pechos de un periodista de raza, es difícil que no te contagie el amor a la cultura. Mi padre tenía la casa empapelada de libros, desde los clásicos castellanos al Summa Artis de José Pijoan, pasando por decenas de ensayos de historia y la obra completa de tres autores por los que sentía auténtica debilidad: Camilo José Cela, Miguel Delibes y Paco Umbral. Los releía y subrayaba constantemente. Recuerdo que los fines de semana íbamos con él al kiosco y nos compraba todos los tebeos que se editaban entonces: Pulgarcito, Tío Vivo, DDT, Pumba, Mortadelo… Así nos inició en el placer de la lectura. Era un hombre apasionado en todo lo que hacía y, además de un tremendo don de gentes, tenía un superpoder envidiable: no le daba vergüenza nada. Decía que, al contrario de lo que se piensa, el ridículo no mata. Ese descaro le permitió acometer infinidad de aventuras, como la de TVE. No todas acababan bien, claro, pero incluso las que salían mal le dejaban un repertorio estupendo de anécdotas que él disfrutaba mucho contando. Aunque discutíamos en ocasiones, porque me veía un poco contemporizador, nos llevábamos muy bien y hablábamos a diario. Se mantuvo activo hasta el final. Su último artículo apareció la víspera de su fallecimiento, en pleno covid. El único recuerdo amargo que me queda es precisamente que, debido a la condenada pandemia, no nos dejaron acompañarlo en el hospital. Había ingresado con una infección de orina. No parecía grave, pero le provocó una septicemia fulminante y su última noche la pasó solo en un box de urgencias.

Rosa Ballarín
Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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