La contracrónica

El brindis de Leonor y Sofía, el saludo en el balcón y otros hitos de un día de emociones

"Gracias, mamá, papá, majestades, por enseñarnos lo que significa el compromiso", dijeron la princesa y la infanta en su discurso.
"Gracias, mamá, papá, majestades, por enseñarnos lo que significa el compromiso", dijeron la princesa y la infanta en su discurso.
"Gracias, mamá, papá, majestades, por enseñarnos lo que significa el compromiso", dijeron la princesa y la infanta en su discurso.
Padre e hija conversan en el acto por el décimo aniversario de la llegada de Felipe al trono.
ATLAS - EFE

Pocas veces un brindis habrá sido tan comentado y celebrado como el que ha tenido lugar en el Palacio Real, en una larguísima mesa llena de personas corrientes y buenas, con políticos salpicados entre los comensales y dos jóvenes que habían preparado su particular fiesta para "papá" -su padre, el rey- colándose en tan distinguido ambiente sin que nadie lo esperara. 

Leonor y Sofía se han dirigido a los reyes en un corto y sencillo discurso, escrito en el móvil. "Mamá, papá, majestades -ha comenzado la princesa de Asturias-, perdón por colarnos pero tenemos que decir algo". "Gracias por acompañarnos para recordar que en estos diez años hemos aprendido de nuestros padres lo que significa el compromiso que los cuatro tenemos con todos los españoles", ha continuado la infanta Sofía. La cara del rey era un poema lleno de versos alegres, la prueba de que la monarquía, que cumple en su persona diez años de renovación, también tiene momentos humanos y cercanos. Especialmente, cuando quien la ejerce se convierte en padre antes que en estadista.

Letizia, cuya presencia es siempre sinónimo de lecturas entre líneas, fue quien sutilmente tintineó su copa para que el silencio se hiciera y sus hijas pudieran cumplir con su objetivo: sorprender y elogiar a su padre. Quizá prueba de que la reina era cómplice necesaria de sus hijas. Leonor se mojó los labios en cava, Sofía, menor de edad aún, lo hizo con agua.

La casa real española está a siglos luz de sus iguales en cuanto a exhibición pública. Comparar los fastos de la monarquía inglesa con la española es igual que hablar de norte y de sur, de frío y de calor, de blanco y negro, de ruido y silencio. La holandesa, la danesa, la sueca... no se quedan cortas en gastos cuando despliegan diademas y otros lujos de alfombra roja imperial. No así la nuestra.

Momento de un brindis que pasará a la historia. (EP)

El balcón del Palacio Real se ha abierto de par en par, hecho que no sucedía desde que hace diez años Felipe y Letizia se asomaron con sus hijas y los reyes eméritos tras hacer el intercambio constitucional de papeles.

Ha sido una puesta en escena austera, a la manera de los anfitriones (hasta la reina y sus hijas han repetido indumentaria), con brillo pero sin estridencias. Ciudadanos elegidos por sorteo han podido seguir en persona en el patio de la Armería el cambio de guardia Real, todos con sombreros decorados con una bandera española, pero sin dress code: había personas de traje y gente en camiseta con leyendas publicitarias.

En cuestión de estilismo, la reina ha sustituido sus deportivas de las últimas semanas por unas sandalias planas. Letizia ha resistido la ceremonia de pie, a pesar de su ligera cojera y de un malestar que aparentemente persiste. Hacia ella también han tenido momentos afectuosos sus hijas, tan altas y a la vez tan protectoras con la figura de quien, en segundo plano, contribuye cada día a reforzar la Corona.

El acto central del día, la entrega de condecoraciones civiles a 19 representantes de todas las comunidades autónomas y las ciudades de Ceuta y Melilla, ha comenzado con la interpretación del Himno Nacional a cargo del Cuarteto Arriaga Banco de España de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, integrado por los jóvenes músicos Gustavo Adolfo Gil, violinista; Irene Herrero, violinista; Adriana Julio, violista; y Álvaro Lozano, violonchelista. La ceremonia ha sido conducida por el actor y bombero de origen guineano Emilio Buale.

La familia real saluda al público congregado en la plaza de Oriente. (EP)

Aunque las crónicas no oficiales como esta se quedarán, más que con los datos estadísticos y la observancia del protocolo, con detalles de índole personal, como la tremenda afinidad de las hermanas que en un día señalado ha aportado emoción a cada instante vivido.

Se han visto imágenes casi en segundos, como que Sofía, siempre fiel escudera de su hermana, le ha retirado el cabello para que se pudiera ver con claridad que Leonor portaba el Toisón de Oro, la misma distinción que lucía su padre,  a quien ellas, por encima de todo, admiran e imitan.

O cómo las jóvenes buscaban la silla donde sentarse, mirando a un lado y otro y siguiendo las imperceptibles señales de su padre, marcándoles el sitio exacto... y el camino a seguir. En definitiva, el protocolo ha dejado espacio para la intimidad, el cariño y la imagen de una familia que se quiere y entiende.

Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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