Odios, venganzas y un asesinato sin resolver: la montaña maldita de Tor vuelve al foco mediático por su historia criminal

La montaña de Tor
La montaña de Tor
Carlos Gámez
La montaña de Tor

En 1995, la montaña de Tor (el nombre tiene origen iberovasco y significa cerro) se convirtió en un lugar maldito. Ubicada en el municipio catalán de Alins (Lleida), enclavado entre verdes riscos y con el sonido del río de fondo, Tor es uno de esos parajes rurales de ensueño donde la leyenda negra ha decidido cebarse. Hasta tal punto es el misterio que rodea al lugar que ya se ha convertido en libro, podcast y, ahora, true crime. Todo ello de la mano de Carles Porta, el famoso periodista catalán de sucesos que estrenará la producción este domingo en Atresplayer. Porque la historia da para mucho. 

Será por su ubicación estratégica en el Pirineo catalán y haciendo frontera con Andorra, con dos estaciones de esquí muy cerca; por sus terrenos ricos en pastos y madera; por su Port de Cabús, epicentro histórico de contrabandistas y zona de trashumancia; o porque sus lugareños se niegan a que se convierta en parada obligada de turistas, pero lo cierto es que Tor ha provocado conflictos desde el siglo XIX, cuando las familias que habitaban sus 13 casas se convirtieron en propietarias del lugar al conformar la Sociedad de Condueños de Tor.

Aunque esta organización, por la que para ser propietario se debía residir todo el año en el pueblo o ser cabeza de familia y que convertía el paraje en una comuna, no ha estado tampoco exenta de altibajos. En los años 70, la aparición del empresario andorrano Rubén Castañé, con ambiciosos proyectos turísticos y urbanísticos en torno a la construcción de pistas de esquí, desató un halo de odios y venganzas que acabaría una década después con el asesinato de dos personas. 

Montaña de Tor.

Un poco de contexto histórico 

  • La Sociedad  de Condueños de Tor se fundó en 1896 para evitar que con el proceso desamortizador de la Ley Madoz (1855) pudiera pasar a otras manos. Con su fundación también se prohibía explotar la madera y los pastos y el derecho de paso por sus pistas y caminos, el principal de los cuales enlaza en Cabús con la carretera que lleva, ya en Andorra, hasta la estación de esquí de Pal-Arinsal. 

El pueblo se dividió en dos: los que apoyaban la explotación que pretendía llevar a cabo Castañé con el objetivo de obtener beneficio por la venta de la montaña, entre los que se encontraban los vecinos Francisco Sarroca y Josep Montané Baró Sansa, y los que se negaban de pleno, como Jordi Riba Segalàs El Palanca, que quería mantener la actividad tradicional de explotación forestal. 

Un asesinato sin resolver

El 3 de julio de 1980 este enfrentamiento llegó a su punto álgido. Dos hombres contratados por El Palanca acababan con la vida de otros dos relacionados con Sansa. La guerra estaba servida. Los hombres de El Palanca fueron condenados a ocho años de prisión.

También entonces, algunos de los miembros de la sociedad empezaron a dejar el pueblo, lo que provocó que los que se quedaban quisieran hacerse con su parte de la propiedad, algo que llegó a los tribunales en varias ocasiones desde 1981. Pero no sería hasta 1995 cuando la tragedia volvería a tocar a Tor. Sansa era nombrado por un tribunal propietario único de la montaña en febrero, en julio aparecía asesinado con la cabeza machacada y un cable enrollado al cuello. 

Un asesinato que nunca se ha resuelto. Según el punto de partida de la serie documental de Porta, las dos personas que encontraron el cadáver del vecino apuntaron a un tal Miquel Aguilera como autor del crimen. Le habían oído discutir con Sansa y amenazarle de muerte. Aunque solo hubo que esperar dos años, hasta 1997, para que el juez dejara de lado el caso sin haber hallado al asesino. Ahí empezó la investigación del periodista, que ha tratado durante 30 años de dar luz al asesinato de Sansa. 

Ahora, 28 propietarios

Después de ese último crimen, llegaron otras cuatro sentencias sobre la propiedad de Tor, la última en 2005, cuando las 2.600 hectáreas de terreno volvían a pasar a manos de las familias herederas de aquella Sociedad de Condueños a partes iguales. Algo que el abogado Pere Gibert recoge en un trabajo publicado en 2021

Según datos de 2023 del Instituto Nacional de Estadística (INE), Tor cuenta con 14 ciudadanos censados, pero en el registro de la propiedad están inscritos 28 dueños. Según el diario local Segre, 24 de ellos son herederos de las familias originales y cuatro son de esos fundadores que ya han fallecido, sus parientes no han reclamado su parte del pueblo, por lo que no pueden tomar decisiones sobre el mismo.

La mayoría de dueños son recientes, no vivieron los hechos que han provocado que el lugar se convierta en destino de curiosos de la historia catalana criminal, tampoco se rigen por las antiguas normas de los condueños. El Palanca, por su parte, murió en 2019, el último superviviente de un conflicto que, con la producción de Porta, vuelve a poner en el foco a la montaña maldita de Tor

Redactora '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y Técnico Superior en Desarrollo de Aplicaciones Informáticas. He desarrollado mi vida laboral a caballo entre la última hora digital y el periodismo local para distintos medios de prensa escrita. Entré a formar parte de la mesa digital de 20 Minutos en junio de 2023, desde donde elaboro reportajes y artículos de actualidad. Me gusta escribir sobre temas humanos y sucesos.

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