Perfil

Mark Rutte, el 'frugal' que mantuvo al sur de Europa entre ceja y ceja y ahora tendrá que capitanear la OTAN

Mark Rutte
Mark Rutte
Carlos Gámez
Mark Rutte

Cuatro gobiernos ni más ni menos ha liderado Mark Rutte en Países Bajos, donde los pactos son la norma y la discreción una cualidad muy bien valorada entre los políticos. Cumple con el estándar quien será el nuevo secretario general de la OTAN a partir del mes de septiembre en sustitución de Jens Stoltenberg. Llega tarde ese relevo, después de tres prórrogas del noruego en un momento decisivo para la Alianza Atlántica, en plena invasión rusa de Ucrania y con la mayoría de países repensando su política de Defensa. El reto para Rutte es mayúsculo, pero la experiencia es un grado... esta vez más que nunca.

Rutte accedió al poder en 2010, aunque ya era líder de su partido, el VVD, desde 2006. Había sido secretario de Estado y se había convertido en uno de los políticos más carismáticos de su país y de su espacio político, los liberales. Se erige además como admirador de los líderes británicos Margaret Thatcher y Winston Churchill y de los estadounidenses Ronald Reagan y Bill Clinton. Ahora, sus mandatos no han sido sencillos: el primero duró solo dos años, en plena crisis económica en la UE y con Países Bajos como uno de los Estados miembros más duros con las dinámicas del sur. Esa ortodoxia le generó una imagen bastante negativa entre sus colegas, algo que ha ido corrigiendo con el paso de los años.

Siempre ha gobernado en coalición y desmarcándose de la derecha radical, encabezada por Geert Wilders. Ya en su segundo paso por el Ejecutivo encontró la estabilidad: cinco años más en el poder, entre 2012 y 2017, convirtiéndose en un líder clave en Europa. Ese pacto entre los liberales y los socialdemócratas permitió a Rutte acabar la legislatura y después repetir como primer ministro: entre 2017 y 2021 volvió a hacerse cargo del Ejecutivo, en tiempos marcados por la pandemia y que dejaron otro de sus momentos clave. "Ni un euro para los españoles", le dijo un camionero justo cuando se negociaban los fondos de recuperación posCovid. "Haremos lo que podamos", contestó un Rutte entonces muy criticado por los países del sur de Europa. La sombra de la austeridad volvía a posarse sobre la Unión, con Rutte como máximo representante.

Su discurso no venció en las negociaciones y además su tercer Gobierno cayó de mala manera. En 2021 dimitió en bloque a raíz de un escándalo por los errores cometidos en la retirada de ayudas públicas a 26.000 familias y las acusaciones de xenofobia en los criterios aplicados. Eso sí, en marzo de ese año volvió a ganar las elecciones y una amplia coalición permitió su cuarto mandato después de varios meses de negociaciones. Solo ha durado dos años y medio porque la inestabilidad ha vuelto al país en un marco además de un claro auge de la ultraderecha, que venció en los últimos comicios nacionales.

Ahora Mark Rutte da el salto a la OTAN en un cargo que ha cogido cuerpo en los últimos años. La organización ha pasado de la "muerte cerebral" anunciada por Emmanuel Macron en 2019 a ser, de nuevo, un pilar clave de las relaciones globales. En ese escenario la clave para Rutte ha sido el 'abrazo' de Estados Unidos. Países Bajos, hace solo unos meses, se alineó con Estados Unidos para 'empujar' en la competición frente a China en el mercado de los semiconductores, dado que Ámsterdam es uno de los puntos europeos más potentes en este sentido. Rutte optó entonces por multiplicar los controles sobre Pekín, siguiendo el ritmo que marca Washington. Esto además se alinea con el objetivo de alcanzar "un papel más importante de la UE para garantizar la coherencia de nuestras políticas en materia de seguridad, comercio y tecnología", tal como pide la Comisión Europea.

El último gran paso, además del apoyo de Iohannis, ha sido el respaldo de uno de sus principales críticos: el primer ministro húngaro Viktor Orbán, quien le había afeado sus críticas al país. Le ha obligado a publicar una rectificación para darle el sí definitivo, que ha llegado también esta misma semana.

El holandés, eso sí, también tendría que lidiar llegado el caso con un vuelco importante en Estados Unidos, país líder de facto de la OTAN; y es que Donald Trump puede regresar al poder, y eso sería un problema para la Alianza Atlántica. El expresidente de Estados Unidos está de lleno en la carrera de vuelta a la Casa Blanca y en esa campaña ha lanzado un órdago; en un acto aseguró que no daría protección a un aliado que no llegue al 2% de inversión en Defensa. Puso un ejemplo al parecer real: "Es más, le dije que animaría a Rusia a hacer lo que le diera la gana. Aquí se paga".

Ese 2% exigido por la OTAN lo ha va cumpliendo poco a poco precisamente Países Bajos, dando en el clavo con la condición sine qua non para el nuevo líder de la Alianza Atlántica. El presupuesto de Defensa holandés aumentó de 8 millones de euros a 21,4 millones de euros entre 2015 y 2024. En los últimos años, Ámsterdam ha lanzado varios programas con el objetivo de modernizar, fortalecer y, en algunos casos, aumentar las capacidades de sus fuerzas armadas; Rutte tendrá que extender esa exigencia a los 32 aliados... y no será fácil.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento