Dulce Pontes celebró 35 años de carrera en un Albéniz protestón pero entregado

Dulce Pontes en el Teatro Albéniz de Madrid tras finalizar el concierto del 22 de junio de 2024.
Dulce Pontes en el Teatro Albéniz de Madrid tras finalizar el concierto del 22 de junio de 2024.
Adolfo Ortega
Dulce Pontes en el Teatro Albéniz de Madrid tras finalizar el concierto del 22 de junio de 2024.

El Teatro Albéniz vivió el pasado sábado una de esas noches especiales que se recordarán por mucho tiempo que transcurra. La cantante portuguesa Dulce Pontes (Montijo, Portugal. 1969), voz renovadora de los lenguajes del fado tradicional, siempre valiente a la hora de aventurarse por terrenos heterodoxos, eligió la ciudad de Madrid para celebrar sus primeros 35 años de carrera musical. A unos pasos del kilómetro cero de la Puerta del Sol, centro de esta Península Ibérica, se vivió una comunión musical entre España y Portugal. ¡A ver qué otro pedazo del planeta puede presumir de algo parecido al flamenco y el fado, como insignias culturales! No lo busquen porque no lo hay.

Dulce quiso comenzar su recital sola ante el piano, interpretando Há festa na Mouraria, de Alfredo Marceneiro. Volcó su caudal de voz de manera tan rotunda que levantó algunas protestas entre el público por el evidente desfase de decibelios. Esto provocó un curioso debate abierto, entre diferentes puntos del patio de butacas, al que se sumó la queja por unos focos que cegaron al personal en varias ocasiones, como si nos cruzáramos un trailer con las largas puestas en una curva. Los técnicos de sonido hicieron sus ajustes y Pontes afrontó la situación con buen humor, aplicando una versión de La Bohème, del gran Aznavour, cantada en español, para calmar el ambiente y continuar el recital finalizada la algarabía.

El Teatro Albéniz en el concierto que ofreció Dulce Pontes para celebrar sus 35 años de carrera.
El Teatro Albéniz en el concierto que ofreció Dulce Pontes para celebrar sus 35 años de carrera.
Adolfo Ortega

Los aires de la guitarra portuguesa realmente no se escucharon hasta pasada media hora, cuando acompañaron sendas versiones de Não è desgraça ser pobre y Maldiçao, ambas de la incomparable Amália Rodrigues, donde surgió lo más puro del fado, siempre desde el particular modo de entender estos clásicos por parte de Pontes.

En el recital abundaron momentos en que el acompañamiento musical elegido por la cantante, que incluía batería, guitarra y bajo eléctricos, además de las cuerdas tradicionales, se adentraron por extraños arreglos disonantes que parecían tender al jazz o a una especie de rock progresivo. Echamos de menos otras agrupaciones más discretas, que en ocasiones han acompañado a la cantante. Aderezado por una iluminación que parecía más bien una espasmódica prueba de focos, el concierto se tornó algo desconcertante, pero ese ambiente de aquelarre ibérico fue el adecuado para que Dulce Pontes ensayara juegos vocales muy celebrados e incluso alguna cabriola, entre trago y trago de té.

Se agradeció la calma de temas como Porque, extraído de su último disco, Perfil (2022) , con una preciosa letra de Sophia de Mello que Dulce siente tan próxima a su forma de pensar y vivir (Porque buscan la sombra del abrigo / mientras que tú te abrazas al peligro / Porque siempre calculan y tú no). Sin embargo, fue con Meu Amor sem Aranjuez cuando el público alcanzó temperatura de ebullición, a pesar del rigor del aire acondicionado, y se puso en pie para agradecer a la cantante el guiño a una de nuestras composiciones más universales…. aunque también más indiscriminadamente sobadas: el Concierto de Aranjuez. Los herederos de Joaquín Rodrigo no pondrán pero alguno.

Dulce Pontes bailando en el escenario del Teatro Albéniz.
Dulce Pontes bailando en el escenario del Teatro Albéniz.
Adolfo Ortega

El público disfrutó tarareando temas como Sodade, que nos trajo a la memoria a Cesária Évora, y lo pasó en grande tocando palmas festivas en Ai Solidom, a pesar de que casi nadie recordara cómo seguía la canción. Un momento muy esperado llegó con la preciosa Cançao do Mar, uno de sus grandes éxitos de siempre, entonada a coro con una desatada Dulce Pontes que llegó casi al paroxismo. Temimos por el naufragio pero la nave se recompuso airosa; que a portugueses y españoles no nos gana nadie en los océanos. 

No cayeron fados profundos y recientes como Soledad, pero nosotros no lo dejamos en el tintero y aquí va, en una grabación donde despliega su estilo y se muestra pletórica:

Con un extenso tema de tono folclórico, Pontes acabó de desmelenarse, se arremangó el voluminoso vestido rojo que lucía, para bailar y girar por el escenario con desparpajo, haciendo sonar unos cascabeles en un ambiente un tanto estrambótico pero muy efectivo. El público se mostró fervoroso y agradecido con la inmensa cantante portuguesa, tirando de móvil para registrar algunos momentos. Vivimos tiempos en que vemos lo que está sucediendo a través de una pantalla, a pesar de tenerlo justo delante, sin reparar en que cuando nuestro dispositivo se quede sin memoria todo irá a la papelera de reciclaje. 

El concierto se aproximaba a su fin y tampoco habíamos escuchado ningún tema de Ennio Morricone, a pesar de lo anticipado a nuestra compañera María Ovelar en esta entrevista. Finalmente no apareció la música del maestro italiano y nos quedamos con las ganas. Otra vez será.

Tras las ovaciones, todo acabó con aquel tema siempre reclamado que nunca puede faltar: Lágrima. Un canto que hace escaparse más de una entre los escuchantes y nos lleva a lo más hondo del fado, esta emocionante música que tan cercana sentimos, máxime con la impronta de Dulce Pontes, siempre rica e imaginativa. Fue el recital de una mujer libre que se ofreció tan genuina como siempre y volvió a mostrar la conexión profunda que siente con nuestro país. ¡Que sea por muchos años!

Colaborador '20minutos'

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universitat de València. Máster MBA en Gestión de Empresas e Instituciones Culturales por la Universidad Complutense de Madrid. Jefe de Proyecto en procesos de digitalización educativa y como Product Owner en proyectos de Tecnología Educativa y Producción de contenidos digitales, en Santillana. Implementación de una plataforma web de georreferenciación y digitalización de contenidos relacionados con la Historia de la Música Clásica, contando con apoyo del Ministerio de Educación y Cultura. He colaborado en el área de Cultura de diversos medios escritos y de radio, relacionado con música, teatro y cine.

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