Piero Cipollone Miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo
OPINIÓN

El euro digital: mantener la libertad de exigir cómo pagamos

El euro digital, en proceso de creación por el BCE.
El euro digital, en proceso de creación por el BCE.
Henar de Pedro
El euro digital, en proceso de creación por el BCE.

La libertad es uno de los principios básicos de la Unión Europea (UE). Los ciudadanos de la UE son libres para vivir, trabajar, estudiar y hacer negocios en cualquiera de los Estados miembros. El euro tiene un papel fundamental a este fin: con él podemos comprar y vender bienes y servicios en cualquier lugar de la zona del euro.

Como emisor de los billetes en euros, el Banco Central Europeo (BCE) contribuye de forma decisiva a que estas libertades sean realidad. La mayoría de los europeos quieren que el efectivo siga siendo una opción de pago y muchos lo consideran esencial para su libertad: es fácilmente accesible, inclusivo, aceptado universalmente en toda la zona del euro y ofrece el máximo nivel de privacidad. Pero aún no tenemos un equivalente al efectivo para realizar pagos digitales, lo que limita nuestra libertad en un mundo cada vez más digitalizado.

A veces podemos utilizar opciones nacionales, como tarjetas bancarias o monederos digitales, para realizar pagos electrónicos en comercios, pero en la mayoría de los países de la zona del euro estas soluciones nacionales no están disponibles y, si lo están, no suelen funcionar para comprar en Internet, dividir facturas entre amigos o viajar en la zona del euro. Por tanto, tenemos que recurrir a tarjetas o soluciones de pago electrónico no europeas —que no siempre se aceptan— y utilizar diferentes métodos de pago.

Mantenemos plenamente nuestro compromiso con el efectivo, pero queremos llevar sus ventajas también al mundo digital

Para remediar estas deficiencias, el BCE está trabajando en un euro digital. Mantenemos plenamente nuestro compromiso con el efectivo, pero queremos llevar sus ventajas también al mundo digital. Un euro digital ofrecería a los consumidores una opción de pago adicional que complementaría al efectivo. Los consumidores podrían decidir si lo utilizan o no.

Un euro digital combinaría la comodidad de los pagos digitales con características similares a las del efectivo. Al igual que los billetes, ofrecería a los europeos la libertad de utilizar un único medio de pago público aceptado en toda la zona del euro para los pagos digitales en comercios, en Internet y entre particulares. También estaría disponible offline, es decir, podrían realizarse operaciones incluso con poca cobertura o si se produjera un corte de suministro.

Con el euro digital sería más fácil para las empresas de la zona del euro ofrecer soluciones de pagos digitales paneuropeas, lo que reforzaría la competencia en un mercado dominado actualmente por unos pocos operadores no europeos y reduciría los costes para los comerciantes y los consumidores. También fortalecería nuestra resiliencia y autonomía estratégica. En un mundo cada vez más dividido y sujeto al dominio de las grandes empresas tecnológicas, tenemos la responsabilidad de asegurar que los europeos siempre puedan realizar pagos asequibles y seguros de manera eficaz.

El euro digital proporcionaría un nivel de privacidad superior al que suelen ofrecer las soluciones comerciales existentes

El euro digital proporcionaría un nivel de privacidad superior al que suelen ofrecer las soluciones comerciales existentes. En el caso de los pagos offline, solo el ordenante y el beneficiario conocerían los datos de la operación. Para los pagos online utilizaríamos las últimas tecnologías de mejora de la privacidad. Todos los datos se seudonimizarían y se mantendrían dentro de la jurisdicción de la UE, beneficiándose con ello de los estándares de privacidad más estrictos del mundo. Nuestro cumplimiento de las normas de protección de datos sería supervisado por autoridades independientes competentes.

Gratuito para sus funciones básicas, el euro digital no dejaría a nadie atrás, incluidos los ciudadanos con menos capacidades digitales y financieras y los grupos vulnerables. Mediante una aplicación todos podríamos utilizar un medio de pago inclusivo y accesible.

El euro digital sería mucho más que una simple opción de pago: acercaría a los europeos en un mundo cada vez más digital e inestable, facilitaría nuestras vidas y preservaría al mismo tiempo nuestra libertad de elección.

Hace un año, la Comisión Europea presentó el paquete de medidas sobre la moneda única para salvaguardar los pagos en efectivo en toda la zona del euro y establecer un marco para la posible emisión de un euro digital, que solo se estudiará una vez que los legisladores europeos hayan adoptado dicho marco. Acogemos con satisfacción el debate democrático en curso y seguiremos colaborando con todas las partes interesadas.

En un mundo cambiante y ante el auge de los riesgos geopolíticos, debemos mantener el impulso. Juntos podemos lograr que el euro –nuestra moneda única– esté preparado para la era digital y siga sustentando las libertades de los europeos.

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