Tres de cada cuatro adolescentes ha sufrido violencia sexual en el ámbito digital y el 40% ha accedido al porno involuntariamente

Adolescente tumbado con su móvil
Adolescente tumbado con su móvil
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Adolescente tumbado con su móvil

Tres de cada cuatro adolescentes españoles ha sufrido alguna situación de violencia sexual en el ámbito digital, y en más de la mitad de los casos el agresor era un conocido o alguien de su entorno. Recibir imágenes de carácter sexual, mensajes insistentes o ser objeto de comentarios sexuales son las formas de agresión más frecuentes, mientras que casi un 40% ha accedido a una página pornográfica sin haberlo querido, según el estudio Violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital llevado a cabo por la Fundación Mutua Madrileña con la colaboración de la Guardia Civil. 

El informe —fruto de dos encuestas con 1.000 padres de menores de entre 8 y 17 años y otros 2.000 de entre 16 y 22 años— recoge la experiencia tanto de los adolescentes como de sus progenitores, y concluye que este tipo de situaciones se suelen dar, sobre todo, entre los 13 años y los 14 años, con una incidencia algo superior entre mujeres (53%). Advierte, además, de la impunidad de este tipo de conductas, pues apenas uno de cada cinco adolescentes que fueron chantajeados con la difusión o el reenvío de contenidos íntimos o contactados por un adulto, lo acabó denunciando. Todo ello pese a que son las situaciones que mayor impacto psicológico han producido entre quienes la han padecido. 

El director general de la Fundación Mutua Madrileña, Lorenzo Cooklin, ha advertido en la presentación de los resultados de este lunes que este es "un problema que va in crescendo" y al que hay que intentar "ponerle coto cuanto antes". "El estudio refrenda en gran medida lo que venimos observando desde la Guardia Civil a lo largo de los últimos años", ha subrayado la teniente coronel de la Guardia Civil, María Dolores Gimeno Durán. 

Concretamente, la investigación revela que el 75% de los adolescentes encuestados ha sufrido al menos una de las situaciones de violencia sexual online analizadas. En torno a cuatro de cada diez ha recibido algún tipo de contenido de carácter sexual no solicitado: ya sean fotos sexuales (43,2%); mensajes insistentes para quedar (42%); ser objeto de comentarios sexuales (40,2%); o acceder involuntariamente a contenidos pornográficos (39,6%). 

Con menor frecuencia, pero con un porcentaje igualmente elevado están quienes han sufrido la presión para que envíen contenido sexual personal a otra persona (casi uno de cada cinco); han sido espiados o controlados por la pareja, expareja u tora persona (23,3%); han sufrido chantaje con difundir contenido sexual (17,8%); reenvío de contenido sexual personal sin consentimiento (15,1%); y creación e imágenes con Inteligencia Artificial (IA) para mostrar a la persona menor de edad desnuda (12,9%).

El 30% necesitó terapia psicológica

Ya sea un amigo, pareja, expareja, conocido, compañero de clase o un familiar, en más de la mitad de los casos el agresor era conocido de la víctima y pertenecía a su entorno. De hecho, solo el 19% de los agresores eran desconocidos y en un 13,4% de las situaciones analizadas se trataban de personas que solo conocían del mundo online. "En ocasiones empiezan a chatear sin conocerles físicamente, piensan que están hablando con una chica o un chico de su edad y alomejor es una persona de 60 años con antecedentes como agresor sexual", ha advertido Gimeno.

Sufrir este tipo de violencia acaba repercutiendo en la salud mental de los adolescentes, que en un 29,5% de los casos necesitó acudir a un psicólogo. Aunque el impacto varía en función de la agresión, aquellas que suponen una vulneración de la intimidad o la imagen son las que tienen mayores efectos en ellos. Cuatro de cada diez adolescentes que experimentaron situaciones como el chantaje con difundir contenidos íntimos o reenviar alguna imagen suya íntima o sexual sin consentimiento califican el impacto en su vida como grande o muy grande. Aunque el impacto emocional de los padres por el hecho de que sus hijos hayan recibido fotos sexuales no solicitadas casi dobla al manifestado por los hijos. 

Además de los efectos que tienen sobre las vidas de estos adolescentes, el estudio evidencia también una alta infradenuncia de las agresiones sexuales en el ámbito digital: tres de cada cuatro afectados no lo contó a sus padres y un 29,5% directamente no lo compartió con nadie. La vergüenza, la falta de confianza o el temor a una reprimenda son las principales razones por las que deciden no contarlo. Aunque es especialmente alarmante que un 30,6% no lo hizo porque consideró que lo que le había ocurrido no era tan grave como para contarlo. 

"Cuanto más tiempo tardan en contárselo a alguien, más tiempo tardan en buscar solución, en denunciar y, por tanto, encontrar el apoyo en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado", ha advertido Cooklin. 

De hecho, si los adolescentes apenas se atreven a contar sus experiencias a su entorno, el porcentaje de casos que llega a las comisarías es todavía menor. Tan solo denunciaron uno de cada cinco menores de edad amenazados o chantajeados con la difusión de contenido íntimo, de la creación de imágenes con desnudo por IA o de haber recibido solicitudes sexuales de un adulto. De ellos, cuatro de cada diez acudieron junto a sus padres. 

Acompañar, formar y sensibilizar

Gimeno, que pertenece al Equipo Mujer-Menor (EMUME) de la Guardia Civil, ha sugerido una serie de recomendaciones dirigidas a todas las personas implicadas en estas situaciones. A los padres, recomienda acompañar a los hijos en el uso de los dispositivos, intentando ser conscientes de qué es lo que consumen y con quién se relacionan. Y, en el caso de identificar alguna conducta anómala, no juzgarles ni culpabilizarles por ello. Igualmente importante es, para Gimeno, que las familias se formen en el uso de las tecnología y que instalen controles parentales en todos los dispositivos. 

A los profesionales de los colegios les insta a promover hábitos saludables, para que los adolescentes sepan usar las tecnologías y ser conscientes de que "un mal uso de ellas puede tener grandes riesgos". "Desde los centros también pueden ayudar a los padres con talleres a enseñarles cuestiones que alomejor son más complicadas y así paliar los efectos negativos que pueda tener un mal uso de los menores", ha incidido. 

Y, por último, las medidas dirigidas a los adolescentes deben basarse en recordarles, sobre todo, que "se pierde el control" sobre la imagen en cuanto comparten algún tipo de contenido personal, y en que deben recurrir a sus padres ante cualquier situación anómala. 

Redactora '20minutos'

Como redactora de Sociedad, sigo de cerca las informaciones de Igualdad, Educación, Sanidad y Derechos Sociales en la sección de Nacional de 20minutos desde 2021. Antes, me curtí durante dos años en la sección de Última Hora y Cierre. Me crié en Barcelona, pasé por Teruel, aunque Madrid es mi casa desde 2013, donde me gradué en Periodismo en la Complutense. Algo melómana y muy feminista, también cuento las historias de quienes tienen menos voz.

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