Diez mitos sobre la ansiedad por separación que debemos evitar poner en práctica con nuestros perros

Un perro esperando a que vuelva su tutor.
Un perro esperando a que vuelva su tutor.
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Un perro esperando a que vuelva su tutor.

El sofá mordido, la puerta arañada, los cojines totalmente destrozados... La ansiedad por separación de nuestros perros puede convertirse en un problema muy grave si no sabemos gestionarlo y el estrés que pueden llegar a sufrir nuestros compañeros cuando les dejamos solos puede llegar a causarle problemas de salud si no lo tratamos a tiempo.

Además de los inconvenientes que pueda causarnos, lo peor de la ansiedad por separación no es que nuestro perro nos destroce la casa, si no que el animal sea incapaz de gestionar la soledad, estar tranquilo y que busque desesperadamente la forma de llegar hacia nosotros.

Por el camino, arañará puertas, intentará escapar de cualquier sitio en el que se sienta encerrado e inseguro y pasará por un proceso que psicológicamente le terminará causando problemas de salud graves, hasta el punto de poderse autolesionar.

Pero, ¿cómo se trata la ansiedad por separación? En internet podemos encontrar una gran variedad de consejos y soluciones (incluso por parte de educadores y expertos en comportamiento canino) que, sin embargo, no funcionan e incluso pueden llegar a ser contraproducentes. Por este motivo, Carlos Míllara, educador canino experto en este problema canino desmiente alguno de los más populares.

Consejos populares que no debemos hacer

Deja al perro en una jaula o transportín. Encerrar a un perro en una jaula o transportín puede evitar daños al mobiliario, pero puede agravar su ansiedad. "Es cierto que el perro no morderá más el sofá, pero podemos agravar la causa básica del problema al dejar al perro confinado y solo en un espacio mucho más reducido", expresa el experto. 

Los perros, al sentirse confinados en un espacio reducido, pueden aumentar su estrés, manifestándose de otras formas como con vocalizaciones, intentos desesperados de escapar o incluso autolesiones. 

Además, desde una perspectiva de bienestar animal, "No es conveniente dejar al perro durante horas dentro de un transportín: el animal necesita poder moverse, caminar, acceder al agua, cambiar de posición y de sitio, etc.", agrega.

Para evitar que ladre o rompa cosas, déjale con el bozal. Colocar un bozal no soluciona la causa de la ansiedad y puede empeorar la situación. "Se puede pensar que con el bozal puesto el perro no puede morder cosas o ladrar", cuenta Míllara. "Pero de nuevo estamos menospreciando la capacidad de un perro en un estado de ansiedad alto".

Los perros pueden aprender a quitarse el bozal o a morder y ladrar a través de él, ya que la ansiedad que experimentan seguirá presente, y, de hecho, el bozal solo añade un nivel más de estrés y frustración.

Un perro que se come la pared cuando se queda solo por ansiedad por separación, no lo hace porque le guste el sabor del yeso

Para que no muerda los muebles o la pared, ponle tabasco. Utilizar productos aversivos como tabasco, pimienta o repelentes especializados puede no funcionar, ya que la aversión a estos productos varía entre perros. 

Además, este método no aborda la causa subyacente del problema: la ansiedad por separación. "Un perro que se come la pared cuando se queda solo por ansiedad por separación, no lo hace porque le guste el sabor del yeso, sino porque necesita hacer algo para liberar la tensión que le provoca esta situación", afirma el educador canino.

Si llegas y se ha hecho pis, hay que reñirle. Reñir a un perro por algo que hizo en el pasado solo genera miedo y aversión. El perro no asocia el regaño con la acción de haberse hecho pis, sino con tu regreso, deteriorando así la relación entre humano y mascota. 

"Todos hemos oído a alguien decir 'es que sabe que lo ha hecho mal', pero no es así", defiende Míllara. "Es posible que si repites este procedimiento varias veces, cuando llegues a casa el perro se vaya a una esquina, se esconda y ni te mire, pero no es porque sepa que ha hecho mal haciéndose pis, sino porque sabe que a veces, cuando tú vuelves, le sometes físicamente y le riñes, y quiere evitar esa situación".

No debes dejar que el perro duerma contigo. El problema no es que el perro duerma con nosotros, sino que desarrolle una dependencia extrema. Los perros deben ser educados para tener autonomía y poder dormir en otros lugares sin ansiedad. "El problema no es que el perro duerma contigo en la cama, el problema ocurre si el perro necesita dormir contigo en la cama", insiste el experto.

"Debemos educar a nuestros perros para que gocen de cierta autonomía, y que si un día, por cualquier motivo, no existe la posibilidad de subirse a la cama del humano, pueda relajarse y dormirse en otro sitio", añade.

No debes darle cariño al perro. Los perros, como animales sociales, necesitan cariño y pertenencia a un grupo social. El problema radica en la dependencia extrema y la falta de autonomía, no en el cariño en sí.

De nuevo, el experto repite que el problema no es darle cariño, si no que lo necesite, que dependa de él y que el animal no disponga de autonomía. "Si no quieres darle cariño al perro, mejor cómprate un peluche, que estará ahí y no tendrá problemas de comportamiento, le des el cariño que le des", aconseja Míllara.

Imagínate qué sentirías tú si estás en casa con muchas ganas de ver a otro miembro de tu familia y cuando éste vuelve te ignora

Ignorar por completo al perro cuando vuelves de la calle. Aunque esto se conoce mucho, la realidad es que ignorar al perro puede generar más ansiedad. "Todos los perros se alegran de vernos cuando volvemos a casa, ya sea de una salida de 5 minutos, o de 5 horas", afirma el educador. 

"Imagínate qué sentirías tú si estás en casa con muchas ganas de ver a otro miembro de tu familia y cuando éste vuelve te ignora por completo", agrega. "Eso no es sano ni beneficioso para ningún animal social y, si hablamos de un perro con ansiedad por separación que ha estado desesperado durante el tiempo que ha estado solo, el hecho de ignorarle le puede generar incluso más ansiedad".

Dejarle un Kong para que se quede tranquilo. Aunque un Kong puede mantener ocupado al perro por un tiempo, no resuelve la causa de la ansiedad. "Dependiendo del nivel de su afectación emocional cuando se queda solo, pueden ocurrir 2 cosas: que no quiera saber nada de la comida o que no esté tan afectado como para no comérsela, lo vacía en diez, veinte o treinta minutos y luego, ¿qué?", se cuestiona Míllara.

"En un caso así no estamos solucionando el problema del perro, le estamos entreteniendo para que no rompa nada, para que no ladre, o para que no se mee cuando se queda solo", añade. "El perro debería tener las herramientas de gestión emocionales necesarias para aprender a aburrirse sin necesidad de tener una ocupación en todo momento".

La solución es tener otro perro. Esta es una de las soluciones más populares y, según el experto en comportamiento canino, puede funcionar (si hay una buena sintonía entre ambos perros) o puede que convirtamos un problema en dos, si el nuevo peludo también sufre o desarrolla ansiedad por separación.

"Por este motivo nosotros nunca recomendamos meter un segundo perro en un hogar donde ya hay un perro con ansiedad por separación, sino solucionar primero el problema de éste, y luego, si se quiere, pensar en meter al segundo", explica.

El ejercicio físico cura la ansiedad por separación. Aunque sí es cierto que el ejercicio es positivo, no necesariamente reduce la ansiedad. "El ejercicio físico intenso que utilizan algunas personas busca agotar al perro para que al llegar a casa y dejarle solo se quede tranquilo", detalla Míllara. "Pero con el ejercicio podemos conseguir un cansancio físico evidente, pero no necesariamente un cansancio emocional, por lo que no le estamos ayudando a gestionar la ansiedad".

Ahora que sabemos la verdad sobre todos estos consejos populares, si convivimos con un perro con ansiedad por separación es el momento de buscar soluciones reales y más a medio o largo plazo que los métodos rápidos e infalibles que Míllara ha dejado claro que no funcionan.

Entender y tratar la causa subyacente del problema junto a la educación y el entrenamiento adecuado (en algunos casos con la ayuda de un profesional), son fundamentales para mejorar el bienestar emocional de nuestras mascotas.

Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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