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OPINIÓN

Orgullo herido

Varias personas participan en la manifestación del Orgullo LGTBI+ 2023, a 1 de julio de 2023, en Madrid (España).
Varias personas participan en la manifestación del Orgullo LGTBI+ 2023, a 1 de julio de 2023, en Madrid (España).
Diego Radamés / Europa Press
Varias personas participan en la manifestación del Orgullo LGTBI+ 2023, a 1 de julio de 2023, en Madrid (España).

A principios de esta semana, las calles del centro de Madrid se llenaron de banderolas que anunciaban la Semana del Orgullo en nuestra ciudad. Un evento festivo, pero también y, sobre todo, reivindicativo que lleva durante unos días a Madrid a ser la capital mundial en defensa de los derechos de las personas Lgtbi.

Pero un año más, el Gobierno de Almeida se empeña en deslucir tan importante celebración reduciéndola, en esos ya famosos carteles, a beber, hacer carreras de tacones y practicar sexo; eso sí, con protección. No me atrevo a señalar sin ruborizarme de vergüenza ajena qué pueden representar el triángulo del revés o el osito de peluche, que también aparecen en escena.

Ni rastro de las reivindicaciones del colectivo, ni de sus símbolos ni de sus banderas ni siquiera de sus siglas. Nada. En el origen de todo está el desprecio a lo que representa el colectivo Lgtbi. De hecho, desde que Almeida gobierna Madrid, no ha colgado ni una sola vez la bandera arcoíris del balcón del Ayuntamiento. Y desde hace un año, sin tener la excusa de que sus socios de Vox no le dejan, porque gobierna en solitario.

Así, con su habitual desparpajo ha despachado las críticas displicentemente asegurando que «no pasa nada por poner una copa o tacones», y sin despeinarse ha añadido que la carrera de los tacones «es uno de los elementos principalísimos del Orgullo», como si lo importante fuera la parte lúdica y no sus reivindicaciones y su lucha.

Pero, Sr. Almeida, sí pasa, y mucho. Pasa, por ejemplo, que el 40% de las personas Lgtbi+ ha sufrido actos de odio. Es decir, nada más y nada menos que 57.000 agresiones en cinco años, según datos de la Federación Estatal Lgtbi+.

Si el alcalde y su gobierno municipal no pueden estar a la altura de Madrid, de su ciudadanía y de su Orgullo, solo nos queda pedirles que callen y dejen de denostar, minimizar e insultar, año tras año, una celebración que tendría que ser –valga la redundancia– el orgullo de Madrid. La ciudadanía se lo agradecerá.

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