Podría iniciar este artículo afirmando que el título hace referencia a unos versos de Antonio Machado, pero si lo hiciera sería la segunda vez que Ismael Serrano es negado por alguien vinculado a la Cámara Baja, y no seré yo.
Efectivamente, el cantautor español tiene una canción en la que afirma que si se callase el ruido quizás podríamos hablar. Y debo reconocer que, en más de una ocasión, me ha venido a la mente estando sentada en el escaño.
No es para menos. En los últimos tiempos el hemiciclo se ha convertido en un espacio irrespirable. La hipérbole y la falacia forman parte del día a día. Para la derecha, todo está permitido para crear confusión, descrédito y desconfianza. El único objetivo es enfangar para ensombrecer los éxitos del Gobierno de Pedro Sánchez: más de 20 millones de afiliados a la seguridad social (el 50% mujeres), la reducción de la pobreza gracias al incremento del salario mínimo interprofesional o la revalorización de las pensiones vinculándolas al IPC, pero ahorrando para su viabilidad (la hucha supera ya los 7.000 millones). Y esto son sólo algunos ejemplos.
Si se callase el ruido, quizás podríamos hablar también de que la semana pasada se aprobaron una serie de medidas para mejorar la prestación por desempleo, entre las que se encuentran: el incremento de 90 euros mensuales de esta prestación, el acceso a la misma de colectivos que antes estaban excluidos, como por ejemplo, las personas mayores de 45 años sin cargas familiares, aquellas que acrediten periodos de cotización inferiores a seis meses, eventuales agrarios con diez jornadas cotizadas o mujeres víctimas de violencia machista. Y también medidas para la compatibilización de los subsidios y prestaciones por desempleo con la actividad laboral hasta 180 días.
No todos somos iguales pese a que el ruido trate de hacernos creer lo contrario. La polarización es asimétrica. Mientras que unos tratamos de legislar para mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, sobre todo de los que menos tienen, otros "confunden la patria con la sordidez de sus cavernas". Callemos al ruido, no permitamos que su odio enfangue nuestra esperanza.
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