Estos fueron los primeros corredores que se enfrentaron a los encierros de San Fermín
- Lo hacían de forma ilegal porque esta actividad estaba oficialmente prohibida.
- Por qué los encierros de San Fermín son a las ocho de la mañana.
Los Sanfermines han arrancado con el tradicional Chupinazo el pasado 6 de julio en la Plaza del Ayuntamiento y, como cada año, las calles de Pamplona se han teñido de rojo y blanco para acoger una de las fiestas más emblemáticas del país. Uno de los principales atractivos son los encierros, que también pasan por la misma plaza que días antes acogió el lanzamiento del petardo y el próximo 14 de julio despedirá la fiesta entonando el Pobre de mí entre velas y lágrimas.
La fiesta de San Fermín tiene sus raíces en el siglo XII con la devoción religiosa al santo. Sin embargo, los encierros, tal y como los conocemos hoy en día, tienen un origen más reciente. Muchas personas se preguntan quiénes fueron los primeros valientes que se atrevieron a correr delante de los toros por las calles de Pamplona. Las primera referencias datan del año 1385, cuando reinaba Carlos II en Navarra.
Los encierros estaban prohibidos
Las corridas de toros eran diferentes a las actuales, pero ya implicaban que estos animales llegaran hasta la plaza para ser 'toreados'. Para ello, eran conducidos a pie desde el campo hasta la ciudad y el último tramo de esta ruta —el que discurría por las calles de Pamplona— se realizaba de madrugada y a la carrera, azuzados por los pastores para molestar lo menos posible a los vecinos.
Estos primeros encierros, que se conocían como 'entradas', no tenían nada que ver con los de ahora. Una persona anunciaba la llegada de los toros y los jóvenes corrían delante de la manada, algo que estaba oficialmente prohibido. Hasta 1843, el encierro concluía en la Plaza del Castillo. En 1856, los toros corrieron por primera vez por la calle Estafeta, un hito que marcó un punto de inflexión en la historia del encierro.
Una tradición a punto de desaparecer
La llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX supuso un cambio radical en el transporte de los toros: ya no era necesario llevarlos del campo a la ciudad caminando y, por lo tanto, no había un encierro por las calles. Sin embargo, el arraigo popular salvó esta tradición de su desaparición. En 1867, el Ayuntamiento se vio obligado a regular la carrera mediante un bando que fijaba la hora, el recorrido y las normas.
En 1922, con la inauguración de la actual plaza de toros, el trayecto del encierro experimentó un gran cambio: los toros giran a la izquierda al finalizar la calle Estafeta, en lugar de hacerlo a la derecha como hasta entonces, tal y como explican desde la web oficial de Sanfermines.