La intrahistoria del acuerdo de Julian Assange con Estados Unidos: del papel del Gobierno australiano al viaje a las Islas Marianas

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a su llegada a Australia.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a su llegada a Australia.
EFE / EPA / MICK TSIKAS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a su llegada a Australia.

Más de 14 años después del inicio del periplo legal que le llevó a la reclusión en la Embajada de Ecuador y la prisión en Reino Unido, Julian Assange vuelve a ser un ciudadano libre. El fundador de Wikileaks ha ratificado este miércoles en un juzgado de las Islas Marianas el acuerdo al que llegó un día antes con el Gobierno de Estados Unidos por el que se le conmutaba su tiempo en prisión y se le declaraba en libertad a cambio de declararse culpable de espionaje. Su nueva vida será en su país natal, Australia, a donde llega como desenlace de una historia que ha dejado muchas incógnitas: ¿por qué Estados Unidos decide llegar a un acuerdo ahora? ¿Qué papel ha jugado el Gobierno australiano? ¿Por qué se ha firmado la libertad en unas islas en medio del Pacífico?

Para Assange todo comenzó en 2010, cuando hace pública la mayor filtración de documentos clasificados de la historia de Estados Unidos, que revelaban con documentos e incluso vídeos desde los ataques a civiles en Irak y en Afganistán hasta el maltrato de presos en la cárcel de Guantánamo. Tras la filtración, la Justicia sueca emitió una orden de arresto por cargos de abuso sexual. Pese a que posteriormente fueron retirados, fue el inicio de una serie de procesos legales a los que le seguirían las acusaciones de Estados Unidos por espionaje que provocarían su refugió en 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, donde pasaría 7 años.

Fue en esos años, durante el mandato de Barack Obama, cuando se envió a prisión a la exsoldado Chelsea Manning, acusada de ser la filtradora principal de Assange. Indultada en 2017. Aunque el Gobierno de Obama nunca llegó a pedir la extradición de Assange, la llegada de Donald Trump a la política norteamericana cambió las cosas y centró parte de su política de seguridad en Wikileaks. De hecho, llegó a enviar a un congresista a hablar con Assange a la Embajada ecuatoriana para proponerle un indulto presidencial a cambio de la fuente de los papeles de Clinton que había usado durante su campaña electoral.

Fue durante el gobierno del magnate (y tras el cambios en el liderazgo en la presidencia de Ecuador) cuando en 2019 las autoridades británica recibieron el visto bueno de las autoridades ecuatorianas para arrestara a Assange y enviarlo a prisión de Belmarsh, conocida como la Guantánamo, donde ha pasado los último cinco años. Durante un lustro Assange ha evitado a toda costa que se produjera dicha extradición, solicitada en reiteradas ocasiones por el Departamento de Justicia del Ejecutivo de Joe Biden, que incluso le prometería garantías de no aplicarle pena de muerte en caso de ser declarado culpable.

Todo esto provoca un intensa campaña de presión popular, a la que se unen desde lideres internacionales hasta organizaciones como Amnistía Internacional o pronunciamientos de la propia Naciones Unidas. Fuentes cercanas a Assange reconocen a 20minutos que fue en ese momento en el que el Gobierno de Biden decide prestarse a negociar para cerrar de una vez un caso que podía afectar su imagen. Es entonces cuando se llega al acuerdo actual, que también implicaba la colaboración de la Justicia británica. 

Para que Assange pudiera salir hacia territorio estadounidense para ratificar el acuerdo se solicita a Reino Unido que le de la libertad condicional, con el compromiso de acudir lo antes posible al sitio pactado. Dándose un margen máximo de 45 días. El lugar elegido, las Islas Marianas, un archipiélago estadounidense en el Pacífico, no es baladí. Estas fuentes consultadas reconocen que acudir a Virginia, donde se habían presentado los 18 cargos contra Assange, podía ser un riesgo y, por eso, se debate y se escoge un espacio seguro que, además, estuviera de camino a Australia, su destino final.  

El proceso se aceleró en cuestión de horas y pocas horas después de firmar el acuerdo con Washington un avión ya estaba preparado en el aeropuerto más alejado de Londres, Stansted. En las escaleras del avión le esperaba el embajador australiano, que debía acompañarle hasta jurisdicción norteamericana como parte del pacto. Tras parar en Bangkok a repostar, finalmente llegó al archipiélago en la mañana del jueves para declarar ante la jueza estadounidense.

El papel de Australia también ha sido importante en todo este proceso y el propio Assange agradeció a su llegada a Canberra al primer ministro, Anthony Albanese. El mandatario australiano había defendido en reiteradas ocasiones su libertad y Assange comparó el trabajo diplomático del Gobierno australiano con una misión del "Equipo A". Además, ha dado las gracias también al embajador australiano, Kevin Rudd, y el Alto Comisionado de Australia en Reino Unido, Stephen Smith.

Stella Assange, mujer del fundador de Wikileaks, ha dado también las gracias al pueblo australiano y ha destacado la unidad de los australianos en torno al caso. "Sin su apoyo no habría espacio político para lograr la libertad de Julian. (...) Ha hecho falta que todos ellos se unieran, millones de personas, gente trabajando delante y detrás de las cámaras, protestando en las calles durante semanas y años... Lo hemos logrado", ha sentenciado.

Redactor '20minutos'

Redactor de Internacional, Exteriores y Defensa. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Múndo Árabe e Islámico por la Universidad de Barcelona. En 20minutos desde diciembre de 2020. Escribo sobre conflictos armados, derechos humanos y geopolítica.

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