El golpe de Estado fallido en Bolivia: entre los "problemas estructurales", las acusaciones de autogolpe y la rivalidad de Arce y Evo Morales

Un tanque militar frente a la sede del Gobierno de Bolivia, este miércoles en La Paz.
Un tanque militar frente a la sede del Gobierno de Bolivia, este miércoles en La Paz.
EFE/ Luis Gandarillas
Un tanque militar frente a la sede del Gobierno de Bolivia, este miércoles en La Paz.

En poco más de tres horas el intento de golpe de Estado liderado por el comandante general del Ejército boliviano, Juan José Zuñiga, había fracasado. "¡El pueblo lo va a juzgar a usted! ¡No vuelva a la historia de las dictaduras militares!", se podía escuchar en medio de gritos cuando el militar golpista y el actual presidente boliviano, Luis Arce, se enfrentaron en los pasillos de la sede del Gobierno de Bolivia en la tarde de este miércoles. Las calles respondieron al llamado de Arce y del expresidente Evo Morales, que pidieron a sus ciudadanos frenar el golpe. Una sociedad, la boliviana, acostumbrada a los desafíos a su democracia y que desde la plaza Murillo de La Paz vio pocas horas después del inicio de la acción militar como Zuñiga salía esposado hacia dependencias judiciales; mientras aseguraba ser parte de un plan de "autogolpe" del Gobierno.

"Después de haber tenido una reunión con el presidente, tenemos el control total y absoluto de nuestras fuerzas armadas, a través del mando militar. Ya todo está bajo control", ha anunciado este jueves el ministro de Defensa boliviano, Edmundo Novillo, que ha reconocido que Zuñiga había sido destituido un día antes del golpe. El Gobierno ha remodelado a la cúpula militar en una ceremonia exprés en la Casa Grande del Pueblo, donde Arce ha presidido el juramento a los nuevos comandantes. Además, la Fiscalía General de Bolivia ya ha abierto una investigación tanto contra Zúñiga como contra todos los militares partícipes de la intentona.

La imagen de los tanques y fusiles por las calles hacían recordar al siglo pasado. Sin embargo, las causas y el contexto en el que se ha producido este golpe nada tiene que ver con las múltiples intentonas del siglo XX. "Una crisis de institucionalidad no justifica una insubordinación militar", insiste a 20minutos María Lois, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, que reconoce que durante las horas del golpe "la gente se mostró muy tranquila". Lo cierto es que el levantamiento se produjo únicamente en la capital boliviana y participaron escasas unidades militares.

En las horas posteriores al golpe se ha tratado de dar respuesta a las motivaciones detrás del extraño golpe militar en un país en el que todos los expertos consultados coinciden en que, pese a las anomalías institucionales y problemas económicos que pueda tener, es un Estado democrático. Así lo considera Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca: "Bolivia tiene problemas estructurales constantes, como las tensiones entre las zonas de la Tierra Baja, que es una zona bastante rica, y el Altiplano. Que derivó en el golpe a Evo Morales en 2019. Y también otros factores de conflicto como la pugna entre el actual presidente y Morales (miembros del mismo partido) por la intención de este de presentarse a las elecciones de 2025".

La sombra del caso Jeanine Áñez y el papel del Ejército

La intentona se ha producido en medio de un clima de tensión pública entre el expresidente Evo Morales y Zúñiga, que durante una entrevista el pasado 24 de junio se había mostrado en contra de que Morales se pudiera presentar a las elecciones de 2025, asegurando que, en base a las leyes de su país, no dudaría en detenerlo. Hacía así referencia a la polémica tercera reelección de Morales en 2019 que le impedía la Constitución boliviana y que acabó su huida del país tras ser acusado de fraude electoral en las elecciones y la proclamación de la opositora Jeanine Áñez como presidenta. En lo que Evo Morales calificó como golpe de Estado.

Según Lois, autora del libro sobre Bolivia Volvieron y son millones, una de las diferencias respecto a 2019 es que ahora la oposición boliviana se ha posicionado desde el principio frente al golpe militar, desarticulando cualquier tipo de relación con ellos. Incluidos la propia Áñez y el gobernador de la región de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, ambos en la cárcel. "Zúñiga los nombró ante la prensa (y prometió su libertad) durante su golpe para darle un cariz político a su insurrección", reconoce la profesora de la UCM.

Para Sánchez, un factor importante a tener en cuenta en este tipo de crisis es el papel de los militares como jugadores relevantes en la sombra de todo el sistema político latinoamericano. "Estamos hablando de un país en el que los militares siguen siendo un actor de equilibrio. En el golpe de 2019, Evo perdió el poder cuando comienzan a producirse las sublevaciones y el general Williams Kaliman sale en público y dice que las Fuerzas Armadas no garantizan la seguridad del presidente y le invita a que se vaya".

La forma en la que se ha llevado a cabo el golpe, con escasos efectivos y sin apoyo, ha dado pie a muchas teorías. Una de ellas alimentada por el propio Zuñiga, que tras ser detenido dijo ante la prensa que Arce estaba detrás del "autogolpe" y que este se lo había pedido para elevar su popularidad. "Sorprende mucho que no se produjeran levantamientos en ningún otro lugar del país y que estuviera muy localizada. Hay otros lugares muy importantes del país donde se han movilizado militares en otros casos. Empezando por Santa Cruz, tradicional feudo opositor al Gobierno de La Paz", dice a este medio Pilar García Jordán, catedrática emérita de la Universidad de Barcelona. 

Jordán reconoce que en las calles de Bolivia esta visión del autogolpe se está hablando mucho, pero que todavía es pronto para saber que hay detrás y que no se puede descartar tampoco (por la forma en que se ha planificado el golpe) que haya sido un arrebato de Zuñiga por haber sido destituido.

Tensión interna en el MAS y acusaciones de autogolpe

Además de la oposición, otro sector que también ha asumido la teoría del autogolpe es el de los partidarios de Evo Morales, aunque no en su mayoría. Tanto Arce como Morales integran el Movimiento al Socialismo (MAS), pero desde finales de 2021 sus diferencias se han hecho más patentes y se ha producido un sisma en el partido, que se terminó de romper el año pasado durante el congreso nacional del MAS, en ausencia de Arce, el expresidente Morales fue ratificado como líder del partido y nombrado "candidato único" para las elecciones de 2025. Evo Morales ha calificado a Arce "del peor presidente de la época democrática" y este nombró a Morales su "principal opositor".

Pese a que en 2019 Evo Morales sí tuvo que acudir a la Justicia para poder presentarse a la reelección, en el caso de los próximos comicios no existe ningún impedimento. Así lo reconoce María Lois, que señala como la tensión entre ambos ha terminado con un fallo del Tribunal Constitucional de Bolivia en el que se impide la candidatura de Morales a las elecciones de 2025. "Este mismo Tribunal apoyó la tercera reelección de Evo Morales en 2019, apoyó la imposición de Áñez como presidenta y, ahora, impide la participación en las elecciones del expresidente. Dicen cosas y luego rectifican", afirma.

La decisión de este Tribunal, que se encuentra en una situación de autoprórroga de su mandato, ha sido vista como una forma del actual Gobierno de bloquear la candidatura de Evo. "El sistema de elección de los jueces en Bolivia es nefasto, porque se produce por voto directo. Si tú te presentas a unas elecciones, la gente no te va a votar porque seas listo, sino porque estás adscrito a una ideología o partido", apunta Francisco Sánchez. El profesor de la Universidad de Salamanca señala este conflicto político dentro del MAS como una de las grandes crisis internas de Bolivia, porque el actual presidente pierde el apoyo de los 'evistas' en el Parlamento y necesita el control del Poder Judicial. 

Los analistas consultados señalan que esta pugna interna podría incrementarse tras este golpe de Estado fallido. Y apuntan como las teorías y acusaciones que se puedan producirse en los próximos meses hasta la celebración de elecciones serán determinantes para el futuro del país.

Redactor '20minutos'

Redactor de Internacional, Exteriores y Defensa. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Múndo Árabe e Islámico por la Universidad de Barcelona. En 20minutos desde diciembre de 2020. Escribo sobre conflictos armados, derechos humanos y geopolítica.

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