El consumo de aceite de oliva se desploma al mínimo histórico por la subida de los precios

Una botella de aceite de oliva en una imagen de recursos. Los precios del aceite han crecido un 177% en solo tres años.
Una botella de aceite de oliva en una imagen de recursos. Los precios del aceite han crecido un 177% en solo tres años.
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Una botella de aceite de oliva en una imagen de recursos. Los precios del aceite han crecido un 177% en solo tres años.

El aceite de oliva ha sido siempre el rey indiscutible en las mesas de España cuando hablamos de aderezo. Sin embargo, el reinado del apodado (cada vez con más razón) 'oro líquido' se está tambaleando tras el fortísimo aumento en su precio, que se ha disparado un 177% en tres años. Los hogares del país no han sido ajenos al alza de costes y han reducido notablemente su consumo. Hasta el punto de que en 2023 los hogares compraron la menor cantidad de aceite de oliva desde que hay registros. Así lo constata la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) que publicó el INE el jueves. 

El año pasado los hogares españoles consumieron 376.542 litros de jugo de oliva, 43.513 menos que en 2022 y el mínimo desde que en 2006 empezara a publicarse la estadística del INE. Estamos hablando de una bajada del consumo del 10,4% en un solo ejercicio, la mayor caída interanual en el consumo de este producto desde que hay registros.

A nivel hogar, cada familia ha pasado de consumir 22,1 litros de media al año en 2022 a 19,5 en 2023. Dicho de otro modo, en 2023 entraron 2,6 botellas menos de aceite en cada hogar de España que en 2022. Un desplome que corre el riesgo de consolidarse a futuro, porque el dinero que las familias han dejado de destinar a consumir aceite de oliva no se ha quedado solo en sus bolsillos. Una parte nada desdeñable se ha sustituido por otro tipo de aceites, en particular el de girasol.

El aceite de oliva pierde mercado

No hay nada más que echar un ojo a las cifras. El consumo de aceites de otro tipo se ha disparado un 42,6% entre 2022 y 2023. Los hogares han pasado de consumir 7,7 litros de otros aceites hace dos años a 10,9 el año pasado. Estamos hablando de un alza en el consumo por familia de más de tres litros en un solo ejercicio que no tiene precedentes. 

No obstante, hay que puntualizar que en 2022 los hogares redujeron su consumo de otros aceites tras dispararse los precios por la invasión rusa de Ucrania, lo que jugó en favor del aceite de oliva. Sin embargo, en 2023 se produjo una importante bajada en los precios del resto de aceites, ya de por sí más baratos que el jugo de oliva. Algo que, sumado a la brutal subida del aceite de oliva, ayuda a entender por qué tantas familias se han decantado por cambiar.

El cambio en los patrones de consumo ha significado que el aceite de oliva ha perdido una importante cuota de mercado en solo un año. Si en 2022 el 74% del aceite que se consumió en España era de oliva, el año pasado ese porcentaje se redujo a apenas el 64,2%. Una cifra que podría haber seguido reduciéndose este año. Los últimos datos disponibles apuntan a que el precio del jugo de oliva era en mayo todavía un 63% más caro que en 2023. Mientras que el resto de aceites alimentarios cuestan ahora un 17,8% menos que el ejercicio previo.

Para tratar de paliar algo el impacto de las fuertes subidas en este producto básico, el Gobierno ha decidido reducir el IVA del aceite de oliva al 0% durante los próximos tres meses. Una rebaja que tiene 'truco', pues a partir del 1 de octubre el IVA se situará en el 2% hasta finales de 2024. Después, el tipo del impuesto se elevará hasta el 4% en el que permanecerá de forma permanente, frente al 8% anterior a la crisis.

El efecto de esta nueva rebaja del IVA tendrá un impacto muy reducido. Para una botella de aceite de oliva de un litro que cueste ocho euros estaríamos hablando de un ahorro de 31 céntimos. En el caso de una garrafa de cinco litros de 40 euros, el ahorro es de apenas 1,50. 

Una cosecha aciaga

Los motivos por los que el precio del aceite de oliva se ha disparado tanto se pueden resumir en un coctel de circunstancias adversas que se ha sucedido en plena epidemia inflacionaria. Las dos últimas cosechas se han saldado con una producción muy por debajo del millón de toneladas de aceite, cuando lo habitual es superar con creces esa cifra.

La sequía y las altas temperaturas han mermado la producción, que además ha sido más cara por la fuerte subida en el precio de insumos como la electricidad o los abonos por la guerra en Ucrania. Todo ello se ha producido en un entorno inflacionario en el que subir los precios es más sencillo porque pasa más desapercibido.

Sin embargo, el brutal encarecimiento del 'oro líquido' debería ir mitigándose en los próximos meses. Los precios en origen se están reduciendo ya y esto debería acabar trasladándose al supermercado en algún momento. Además, las expectativas para la próxima cosecha, que se empezará a recoger en otoño, son buenas por las cuantiosas lluvias primaverales.  No obstante, como suele ocurrir cuando hay un brote de inflación, aunque los precios lleguen a bajar, difícilmente volverán a valores parecidos a los que se veían en 2021. 

Redactor '20minutos'

Redactor de Economía y Datos desde 2021. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. En 20minutos desde 2019. Antes pasé por la sección de Internacional del diario El Mundo. Adicto al Excel y a la web del INE. En lucha constante por acercar el obtuso lenguaje de la economía a la realidad de las personas.

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