Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

ADN-BCN

Imagen de Barcelona
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Mònica Moreno / Ajuntament de Barcelona
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En el ADN de nuestra querida metrópoli no todo es pasión por la F1, la Copa América, el Tour y los conciertos multitudinarios. Hay vida solidaria y combates culturales más allá del espectáculo, de los debates tabernarios. El próximo mes de diciembre Barcelona acogerá El Foro Global contra el Racismo y las Discriminaciones, de la Unesco. 

Cuentan sus promotores que uno de los objetivos del evento es articular estrategias para combatir el racismo a nivel mundialA ningún defensor de los derechos humanos se le escapa la importancia del asunto a tratar. La difusión y arraigo entre los jóvenes de algunas propuestas políticas autoritarias y xenófobas da que pensar. Nos dirán que racismo lo hubo siempre. 

Cierto, el historiador israelí Benjamín Isaac sostiene que en los textos de la literatura griega antigua ya se observan algunos elementos ideológicos que podríamos catalogar como ‘protoracistas’; pero no será hasta la segunda mitad del siglo XIX que surgirá lo que se ha dado en llamar el ‘racismo científico’. Nace a partir de la obra de Arthur de Gobineau, ‘Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas’ en la que se propugna la pureza racial. 

Eso sí, todo ello fue posteriormente complementado con el antisemitismo académico de Ernest Renan, las teorías de la craneometría, la eugenesia, los experimentos del régimen nazi y los apartheid. En la actualidad, el racismo blande un discurso de corte identitario y cultural que urge combatir. Barcelona debe acoger con entusiasmo el Foro, lo lleva en el ADN.

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