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Entrevista

'Quiero ser libre', un libro sobre el colectivo LGTBI y la música, da voz a artistas que no están en el imaginario

Núria Martorell y Francina Cortés presentan '¡Quiero ser libre!'.
Cedida

El activismo queer y el arte llevan unidos prácticamente desde sus primeros pasos. Allá donde la ley no lo ha permitido, la libertad de poder expresarse a través de melodías, espectáculos y despliegue de todo tipo de personalidades se ha hecho un hueco. El 28 de junio de 1970 se marcó en la historia del colectivo LGTB por los disturbios de Stonewall (Inglaterra). Fue un local en el que la música era el máximo protagonista, en el que se dieron los primeros pasos de lo que se conocería con los años como el Día del Orgullo.

Con esta premisa, un gran cariño hacia la música y el activismo nace ¡Quiero ser libre!, un libro escrito por Núria Martorell e ilustrado por Francina Cortés en el que la historia del colectivo y la industria musical van de la mano. Desde baladas, a música techno, pasando por pasodobles y reggaetón, en sus 192 páginas no solo se presenta la biografía de todo tipo de artistas, sino que analiza el contexto histórico en el que aparecen. 

'¡Quiero ser libre! está editado por Redbook.
Ed.

¿Cómo surge la idea de unificar la parte más reivindicativa y activista con el arte, y especialmente con la música?Recibí -responde Núria- un correo del editor de esta editorial, Redbook, diciendo que había leído alguno de mis escritos de música y que quería hacer una propuesta sobre un libro ilustrado. Así, me puse en contacto con Francina y comenzamos con nuestras ideas. Hacerlo más reivindicativo fue una proposición del editor, aunque nosotras buscamos la relación con los artistas y la cronología. Por eso, pudimos desarrollar a algunos más y darnos el gustazo de explicar la discografía. Creíamos que pasar de puntillas con ciertos artistas, cuyas vidas eran tan bestias, no era justo. Ni para ellos, ni para el colectivo. Por eso, más que pinceladas sin más, nos decidimos por poner datos importantes del colectivo. De este modo, dentro de cada década, hicimos algo resumido que en general formaba un pack estupendo. 

Viendo la buena tónica que tenéis entre vosotras, y teniendo en cuenta que no es lo mismo trabajar de manera individual que trabajar a cuatro manos. ¿Cómo es ese proceso de ya no solo hacer el libro, sino también ilustrarlo y hacerlo?Núria y yo somos amigas, además de compañeras, y tenemos más cosas en común. Somos muy diferentes, pero congeniamos muy bien porque nos complementamos. Además, la confianza es absoluta bidireccionalmente. Núria escribe como los ángeles, y es maravillosa. Ella cree en mí a nivel ilustrativo y visual. Así vamos construyendo el trabajo basándonos en una crítica constructiva. Por ejemplo, todas las ilustraciones se las presentaba a Núria. Ella siempre era la primera persona que las veía, aparte de mis hijos. Para mí es muy importante lo que tengan que decirme, porque siempre me aportan una visión.

La búsqueda de artistas no fue fácil, teníamos claro que tenían que ser 'queer'. Hay artistas que son icónicos, pero no 'queer', como Carrà

¿Cómo es el momento de criba para saber a qué artistas escoger?Todo el mundo ya sabe quién es Madonna, pero de los pioneros ni siquiera se sabe de su existencia -cuenta Núria-. Por eso, les hemos tratado aún con más cariño si cabe, y con más conciencia de valor. Teníamos que recoger su testimonio y su lucha. La búsqueda activa no fue fácil, pero teníamos claro que tenían que ser queer, porque hay artistas que son icónicos, pero que no lo son. Raffaella Carrà, por ejemplo, o David Bowie. A veces decían que sí, a veces que no, y tenían su alter ego. Tenían su miga, pero les desechamos para darle prioridad a los que formaban parte, aunque fueran himnos. También teníamos claro que tenía que estar más o menos equilibrado. Que no está por décadas, porque claro, si te plantas en los 80, 90, 2000, hay muchísimos. Por eso el criterio de si la historia nos parecía interesante, también fue importante. Igual que hacer una buena ilustración. Todo empezó con Shamir, que fue la primera ilustración que hizo Francina, y la última del libro. Este fue el caso de muchos. Para nosotras tenía que estar, era fundamental. Darle voz a artistas que no están muy presentes en el imaginario. Por ejemplo, Frank Ocean, es superactual, pero no mucha gente es consciente de que es queer. 

En la industria musical, una de las temáticas que habéis querido destacar es cómo algunos artistas utilizan al colectivo queer para llamar al público y juegan al despiste. ¿Cómo os enfrentáis a este tipo de acciones?Siempre intentamos, desde el respeto, que aunque se pueda o no comulgar con la estrategia, saber si se hace con una buena o no intención. Porque hay quien pueda considerar una falta de respeto. Hasta cierto punto, puede ser positivo en cuanto al ruido que se pueda generar. No sé si es muy destructivo, pero al final solo quieren vender. Tiene una parte positiva y una negativa. Hay que también tener en cuenta que hay que cuestionar todo en la vida, tanto como cuál es su orientación, y quién es realmente uno. 

El libro cuenta con QRs para poder ver y escuchar las canciones.
Núria Martorell y Francina Cortés.

¿Cuál es la historia que más os ha marcado?Una que nos parece especialmente triste y que nos fascina es la de Gladys Bentley. No solo por cómo era ella, sino por el ambiente en el que vivió y cómo tuvo que adaptarse hasta el punto de intentar no parecer homosexual.  También la de Liberance, que más allá de ser un tremendo pianista, lo cierto es que su vida es terrorífica. Costó mucho ilustrarlo, y sabíamos que teníamos que hacerlo porque es un personaje que al final es muy importante. No solo por su talento, sino por su papel en el colectivo. Nunca dijo que fuera homosexual, aunque tenía un amante mucho más joven que él. De hecho, le obligó a hacerse cirugías para hacerle parecerse a él y conseguir decir que era hijo suyo. Al final, acabó muriendo de sida. No solo retratamos a personas queer 'buenas'. 

Ilustración de Liberance.
Francina Cortés Viana

Dos puntos que llaman la atención son los colores vivos y el uso de QR para poder leer con el móvil las canciones de las que se hablan. ¿Cómo nace esta idea?Nos encantan los colores saturados y es algo muy cercano al estilo queer, como un elemento de identificación- explica Francina-. El libro usa colores muy puros, por eso. Además, un punto muy importante es la relevancia de la canción La violetera como primera canción queer. Por eso, en las biografías la tipografía es de ese color. En el caso de los códigos QR, sirven como apoyo transmedia y muy visibilizar. No solo por los vídeos que aparecen, sino por la lista de Spotify de todas las canciones. Está hecho en orden según se nombran en el libro. Al final, es muy lindo ver como el libro cuenta con el apoyo de una muy buena maquetación. Gabriel, el maquetador, supo entender todos los detalles y el intríngulis del libro y sus detalles. No solo es importante la temática y la información escrita. Las 20 ilustraciones del libro tienen un punto de conexión en todo el contenido. 

"No solo representamos a gente 'queer' buena"

El libro se titula Quiero ser libre, como la canción de Los Chichos, ¿viene de ahí la idea?En principio iba a ser Sube el volumen, reina, pero finalmente nuestro editor nos sugirió esta idea. La verdad es que tenemos una anécdota muy bonita. Una señora, de 80 y pico años, en una cafetería, nos dijo: "Quiero ser libre. Es lo que le hubiera gustado a mi hermana poder decir antes de morir". Porque toda su vida fue lesbiana y nunca pude decirlo, era la época del franquismo y esto estaba prohibido. 

Finalmente, si tuvierais que recomendar esta obra, ¿a qué tipo de personas sería?
Curiosamente, la gente cree que han de ser solo personas queer, y para nada. De hecho, todo lo contrario. No hace falta otro requisito más allá de que tenga sensibilidad, que tenga ganas de saber sobre música y sobre el colectivo. Pero no lo reduciría a nada más. Solo hace falta sensibilidad y humanidad. En el fondo, todos tenemos ganas de saber. El libro no tiene edad recomendada, porque cualquiera puede leerlo, desde una persona joven a una mayor. 

Colaboradora '20minutos'

Graduada en Periodismo máster en Documental y reportaje periodísitico transmedia por la Universidad Carlos III de Madrid. Especializada en cultura y apasionada por el manga, los videojuegos y la literatura.

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