La polémica ha surgido por dos frentes desde que Kendall Jenner publicase este jueves su última publicación en Instagram ante sus más de 292 millones de seguidores: no solo es que le hayan abierto el museo del Louvre para una visita privada por la noche, sino que dicha estancia en una de las pinacotecas más famosas del mundo la ha hecho ni más ni menos que descalza.
"El Louvre a medianoche" ha titulado la modelo y empresaria de 28 años el post, en el que además de aparecer diferentes rincones con esculturas muy famosas como la Venus de Milo, Psique reanimada por el beso del amor o Diana de Versalles, también sale ella misma posando de espaldas ante varios cuadros muy conocidos: el inmenso Las bodas de Caná, de Paolo Veronese, y, como no podía faltar, la Mona Lisa de Leonardo da Vinci.
Gracias además a su vestido negro, cuya falda tenía mucho vuelo, daba la sensación, como le ha comentado la supermodelo Lily Aldridge, que estaba en una noche "mágica", lo que han corroborado otros tantos seguidores asegurando que eran fotografías que parecían salidas de "un mundo de fantasía" o "un cuento de hadas".
Se ha rumoreado además que Kendall Jenner, quien se encuentra en la capital francesa debido a la Semana de la Moda de París que se está celebrando estos días, ha pasado mucho tiempo con Bad Bunny, por lo que los usuarios están convencidos de que ha sido el músico puertorriqueño quien la ha acompañado en su visita al Louvre e incluso quien le ha sacado las fotografías.
La Kardashian, eso sí, no se ha librado de las críticas de los usuarios, molestos por varias razones. La principal, por supuesto, es que le hayan abierto el museo por la noche solo para ella debido exclusivamente a su "asquerosa riqueza", algo que va en contra de que la cultura debería ser accesible a todo el mundo por igual.
A esta crítica, que ya se le hizo en su momento a Beyoncé y Jay-Z, se le suma además el hecho de que se le haya permitido ir descalza, "una falta de respeto" según los usuarios que, más allá de inapropiada, puede llevar a otros visitantes a tomar la misma determinación sin que, en teoría, deba haber consecuencias.
De hecho, como ya han comprobado medios y otros usuarios, el Museo del Louvre no indica que se requiera calzado en ninguna de las páginas de su web.
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