¿A quién votarán los macronistas en segunda vuelta? El castigo francés a su "élite política" devuelve a los liberales a su división inicial

Cartel electoral con Le Pen y Bardella.
Cartel electoral con Le Pen y Bardella.
EFE
Cartel electoral con Le Pen y Bardella.

Francia ha desafiado a su propia historia en la primera vuelta de las elecciones legislativas; Agrupación Nacional -otrora Frente Nacional- cambió de cara hace unos años, y los números ahora le sonríen, con una Marine Le Pen a la que muchos le ven ya cara de presidenta de la República para el año 2027. La opción de derecha radical estaría entre 260 y 310 escaños, en la horquilla más alta por encima de la mayoría absoluta (ha alcanzado finalmente un 33,1% de los votos), seguida de la izquierda condensada en el Frente Popular y con el macronismo caído en un pozo casi sin fondo, como tercera fuerza. Será la segunda vuelta la que decida la foto final de la Asamblea Nacional.

"Necesitamos una mayoría absoluta. Una participación tan elevada da una fuerza particular al voto", pidió Le Pen tras su triunfo, llamando a "recuperar" Francia "para los franceses" después de más de un 66% de afluencia a las urnas, la más alta desde los ochenta. Ahora, faltan dos preguntas por responder, y no son sencillas: por qué los galos han apostado ya sin matices por ultraderecha y qué harán los macronistas en la segunda vuelta. Ya no les vale el camino de en medio.

Ya este lunes empezaron los movimientos. Para Jordan Bardella, el enfant terrible de Le Pen y futurible primer ministro si a los suyos les dan los números, su partido es "la ruptura tranquila" tras muchas décadas de "incendiarios" en Francia. "No se puede confiar el destino de Francia a estos incendiarios que asumen una estrategia de conflicto permanente", sentenció, antes de añadir que "la izquierda radical -en referencia al Frente Popular- es una amenaza existencial" para el futuro del país. "En los momentos históricos clave, nuestro país siempre ha podido contar con su pueblo: un pueblo valiente y responsable, un pueblo lúcido y trabajador que rechaza la demagogia", concluyó en una carta publicada en redes sociales. En la misiva, además, se abría a una alianza entre RN y la derecha tradicional de Los Republicanos en la segunda vuelta para, dijo, "restaurar la seguridad" y buscar, entre otros objetivos, "la paz fiscal".

En la mayoría de las 577 circunscripciones la segunda plaza está entre los liberales y las opciones del Frente Popular, pero hay matices. Si bien Jean Luc Melénchon aseguró que los suyos darán un paso atrás donde sea tercera opción, desde las filas de Macron hay voces que aseguran que solo recularán "ante fuerzas republicanas", algo que no consideran a la izquierda radical. "Nuestras instrucciones son sencillas: ni un puesto más para Agrupación Nacional", sostuvo Melénchon, tratando de poner en marcha un barco al que por ejemplo el primer ministro, Gabriel Attal, no tiene demasiado claro si subirse. En cambio, la líder de las juventudes macronistas sí recogió el guante: "Sé distinguir bien entre un adversario político [el Frente Popular] y un enemigo de la República [los candidatos de RN]".

Javier Carbonell, profesor asociado en SciencePo, fellow de Future Policy Lab y coautor del ensayo La desigualdad de la riqueza, explica a 20minutos que el auge de la derecha radical "se ve en toda Europa, no solo en Francia" y viene dado por "procesos de desindustrialización masiva, de individualización, con menos importancia por ejemplo de los sindicatos, mayor desconfianza en la política o con la pérdida de poder adquisitivo". En ese contexto, todo se radicaliza mucho más a ojos de Carbonell, que ve varias notas particulares de Francia: "Una élite política muy poco atenta a las demandas ciudadanas, algo que se vio por ejemplo con la reforma de las pensiones. Eso a Macron le dio igual".

El profesor ve cómo el sistema político francés "está pensado para no responder a las necesidades de la opinión pública en determinados momentos" y eso hace que haya "un cabreo y una desconexión enormes" entre los ciudadanos y la política. También resalta Carbonell el hecho de que el voto a RN en las zonas rurales "es mucho mayor que en las zonas urbanas" porque el indice de desarrollo en las primeras es muy bajo; además, hay una "derechización enorme", concluye, del sistema mediático francés, y eso también tiene influencia a la hora de pasar por las urnas.

Sobre qué hará el macronismo en la segunda vuelta Carbonell no lo tiene muy claro, pero lo ve "dividido" a la hora de elegir pese a que el propio Macron fue muy claro la noche del domingo llamando al voto al Frente Popular allí donde la 'competición' fuera entre estos y RN, en cualquiera de los casos, incluso en las candidaturas de Francia Insumisa. "Esta situación está rasgando las vestiduras de un espacio que tiene gente que venía de la derecha tradicional y otra gente que venía del Partido Socialista", recuerda. Lo que se ve es que hay voces tanto a favor de escorarse hacia el Frente Popular como otras que ven "igual" a la Francia Insumisa y a RN. "En general parece que la postura será que haya un candidato macronista donde la disputa sea con otro de la Francia Insumisa [que es solo una parte del Frente Popular] y que no lo haya allí donde la opción de la izquierda sea otra, como puede ser el caso del PS", termina.

Por su parte, Arsenio Cuenca, analista especializado en el estudio de la extrema derecha y doctorando en la École Pratique des Hautes Études de París, cuenta que lo que ha ocurrido es "la consecución del proceso histórico, el Frente Nacional lleva creciendo en votos desde los años ochenta, desde la época del giro liberal de la izquierda de Mitterrand". Ahí pierde "el apoyo de las clases populares". Eso, dice, desestructura el tejido social y esto complementa "el abandono que sienten las clases trabajadoras respecto a la izquierda". Se crea por tanto un espacio político que acaba ocupando el Frente Nacional (ahora Agrupación Popular).

El Frente Nacional lleva creciendo en votos desde los años ochenta, desde la época del giro liberal de la izquierda de Mitterrand

"Ese camino se sigue viendo por ejemplo con Hollande, pasando por Macron, que lo que ha hecho ha sido demonizar a la izquierda y banalizar en gran parte el discurso de extrema derecha". La conclusión es el "desencanto con respecto a la izquierda": esto permite a RN tener grandes resultados electorales. En ese escenario, Cuenca asume que el macronismo "no va a estar a la altura" frente a la derecha radical, porque no hay una petición explícita de retirada de sus candidatos en aquellas circunscripciones en las que el Frente Popular está por delante. "Han puesto en pie de igualdad a Le Pen y al Frente Popular". El analista ve "una segunda vuelta de muchas triangulaciones, donde el segundo candidato no solo tendrá que pelear con el primero, sino también con el tercero".

Mientras, en Bruselas el silencio por parte de la UE dice muchas cosas. Qué paradoja. No ha habido reacciones en la capital comunitaria tras la primera vuelta de las legislativas, conscientes eso sí la mayoría de voces no solo del desgaste de Macron, sino también de las dificultades que se pueden dar si hay cohabitación hasta 2027: es decir, un presidente liberal junto a un primer ministro de derecha radical. Francia ha desafiado a la historia en las urnas, a su propia idiosincracia y a una imagen que Europa parecía inamovible. Queda, eso sí, un capítulo final el próximo 7 de julio.

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