Encarna Samitier Directora de '20minutos'
OPINIÓN

Algunas claves que dejan las elecciones en Francia

Marine Le Pen tras conocer los resultados de la primera vuelta.
Marine Le Pen tras conocer los resultados de la primera vuelta.
AP Photo/Thibault Camus/LAPRESSE
Marine Le Pen tras conocer los resultados de la primera vuelta.

La primera vuelta de las elecciones a la Asamblea francesa confirma la victoria de la ultraderecha de Marine Le Pen y Jordan Bardella, castiga la propuesta centrista del presidente Macron y sitúa en segundo lugar, pero a siete puntos del ganador Reagrupamiento Nacional, al Nuevo Frente Popular, la alianza de izquierdas de la Francia Insumisa, de Jean Luc Mélenchon, el Partido Socialista, encabezado por François Hollande, los ecologistas y el Partido Comunista francés. Los electores han dado una patada a un tablero que habrá de reorganizarse el próximo domingo, 7 de julio, en unas elecciones que dejan a Francia al borde de un territorio preocupante  e incógnito y podrían afectar a la Unión Europea y su proyecto.

Primera. Los votantes quieren saltarse el cordón a la extrema derecha. Hasta ahora, el lepenismo, primero como el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, ahora como el Reagrupamiento Nacional de su hija –díscola con su padre-, Marine, no había conseguido ser primera fuerza en unas elecciones legislativas. Cuando ha conseguido llegar a la segunda vuelta de las presidenciales, nunca ha conseguido su objetivo porque el resto de los partidos se han aliado. Ahora, la fuerza con que avanzan los partidarios de Le Pen y su delfín, Bardella, ponen a prueba la eficacia de este método y obligan al resto de formaciones a plantear un programa más atractivo para el votante desencantado.

Segunda. La debilidad de los partidos. Muchos votantes han optado por las propuestas de la ultraderecha no solo porque Marine Le Pen haya suavizado las propuestas más extremas de su padre, y las suyas propias, como la del ‘Fréxit’ o salida de Francia de la UE, ahora descartada por el RN, si bien mantiene el foco en la inmigración y en la inseguridad vinculada a quienes llegan de fuera. Los electores buscan también un cambio como castigo a la falta de soluciones por parte de los partidos tradicionales, que han quedado completamente desarbolados en los últimos años. Cuando se vota en contra y no a favor, evidentemente existe un problema.

Tercera. El fracaso del experimento Macron. La propuesta centrista de Macron no ha funcionado. La falta de una estructura de partido, pero también un estilo demasiado presidencialista, hasta para la presidencialista Francia, se ha vuelto contra él. Paradójicamente, el papel que ha buscado en política exterior se le ha vuelto en contra y se le percibe como elitista y distante.

Cuarta. La Francia rural versus las élites de las ciudades. Igual que en España existe la dicotomía España vaciada/España urbana, la Francia rural se siente abandonada frente a París y las otras grandes ciudades. La revuelta de los ‘chalecos amarillos’ fue un severo toque de atención que no fue atendido. El abandono de lo rural se une a las quejas por la inseguridad y el coste de la vida, y abona un malestar mal diagnosticado y peor atendido.

Mientras, bajo el traje de chaqueta y la corbata de ‘yerno ideal’ de Bardella se esconde la gran pregunta de si ese joven de 28 años sin estudios ni experiencia, que contesta con lugares comunes a las preguntas complicadas sobre inmigración, economía o seguridad, llegará a ser primer ministro de Francia y de cómo, más allá de sus propuestas extremas, podría gestionar sin dividir todavía más a un país en crisis de identidad. 

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