Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

'Gamblegate', o cómo los conservadores brexiteros viven sus últimos días

Rishi Sunak en campaña.
Rishi Sunak en campaña.
Dan Kitwood/AP/LAPRESSE
Rishi Sunak en campaña.

Los británicos irán a las urnas este jueves con el mal sabor de boca de otro escándalo del gobierno conservador de Rishi Sunak; Personas cercanas al primer ministro apostaron sobre la fecha de las elecciones generales (julio fue una sorpresa), habiendo tenido posiblemente información privilegiada. 

Lo más sorprendente es que por lo menos un diputado ha reconocido que apostó que perdería su escaño, una revelación que da de nuevo la imagen de políticos que quieren sacar provecho de su posición hasta el último minuto, y que recuerda el escándalo de las fiestas de Downing Street cuando Boris Johnson y su equipo hicieron reuniones ilegales mientras la población general no podía ni enterrar decentemente a sus familiares.

Como un régimen se comporta mientras se desmorona es igual de revelador que como se comporta en la cima de sus fuerzas”, escribe la comentarista Gaby Hinsliff en The Guardian, “¿quién tuvo el primer instinto, cuando se acercaba el final, de hacer un poco de dinero rápido en el momento de la salida?”

El asistente parlamentario de Sunak se ha disculpado por haber apostado 100 libras (118 euros) tres días antes del anuncio de la fecha, admitiendo un “error de juicio”, sin querer comentar sobre si tenía información de primera mano. La Comisión de Apuestas lo está investigando. “Es el equivalente de saquear el armario de material de papelería después de haber sido despedido y ser pillado tontamente a la salida”, dice Hinsliff, “¿de verdad merecía la pena por conseguir un suministro para toda la vida de bolis?”.

El escándalo lastra aún más la confianza de un electorado que ya desconfía más que nunca en los políticos

Algunos simpatizantes conservadores han intentado salir a la defensa del Partido Conservador, apuntando a que no parece delito con las actuales leyes que un diputado apueste que pierda su escaño, al contrario a los futbolistas que no pueden hacer apuestas sobre sus partidos. En lo que se refiere a la fecha de las elecciones, la Comisión de Apuestas está averiguando si algún político hubiera hecho trampa con información privilegiada, y la policía londinense si había “mala conducta por cargos públicos”. “Es como un juicio falso. Están pagando un precio absurdamente alto”, dijo una fuente conservador al periódico The Telegraph“las reputaciones se han triturado en un ambiente febril de campaña”.

El público no ha recibido bien el intento de minimizar el escándalo por parte de Partido Conservador y que Sunak tardase en retirar su apoyo a candidatos suyos implicados. Dos tercios considera que Sunak ha gestionado “mal” o “muy mal” las acusaciones sobre estas desafortunadas apuestas, según un sondeo con casi 4.000 personas por Yougov. 

Los casos de apuestas son, sin embargo, también un problema para el líder laborista Keir Starmer; no solamente porque ha tenido que retirar el apoyo del partido a un diputado que jugó sobre su escaño, sino que el escándalo lastra aún más la confianza de un electorado que ya desconfía más que nunca en los políticos, según otro sondeo prestigioso del mes pasado.

Si su partido gana las elecciones del jueves, Starmer entrará en Downing Street con un nivel de popularidad negativo, al contrario de otros primeros ministros laboristas. Es consciente que tendrá que ganarse la confianza de una población especialmente escéptica.

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