Internacional

El divino tesoro de la juventud en la pugna por ser primer ministro: Francia busca en sus nuevas generaciones al inquilino de Matignon

Posibles primeros ministros de Francia.
Carlos Gámez

La política también parece necesitada de relevos generacionales y Francia se lo está tomando muy en serio. Juventud, divino tesoro, que dice el dicho, al menos para ser primer ministro del país galo: la apuesta tras las legislativas parece muy clara sea cual sea el resultado de la segunda vuelta de este domingo, pues todas las opciones tienen entre ceja y ceja opciones casi 'novatas' para ocupar la sede de Matignon. En realidad, hay tres posibilidades: si Agrupación Nacional vence con margen suficiente, el primer ministro sería Jordan Bardella; si continúa el macronismo lo hará el actual inquilino, Gabriel Attal, y si la apuesta acaba siendo la izquierda el nombre que cobra fuerza es el de Raphael Gluksmann.

Todas las cartas está boca arriba y si miramos las tendencias y los resultados de la primera vuelta lo más probable es que RN alcance el poder para una cohabitación con Emmanuel Macron. En ese caso, el primer ministro sería Jordan Bardella, de 28 años. Desde 2015 ha tenido una carrera astronómica hasta llegar al primer escalón, como presidente de la formación, designado de manera indirecta por parte de Marine Le Pen como su sucesor a medio plazo. Bardella viene de familia humilde, del barrio de Saint Denis, y abandonó los estudios en el segundo año de carrera precisamente para dedicarse a la política.

Hace nueve años fue elegido concejal de Isla de Francia, justo antes del primer impulso del partido de Le Pen a nivel nacional; en 2017 dio el primer paso la formación y en 2019 el joven pasó a ser eurodiputado. El Parlamento Europeo se ha convertido en una buena escuela para la política gala, pero Bardella no ha sido muy prolífico con su trabajo en Bruselas: un análisis de La Stampa recoge que el francés tuvo un 70% de absentismo en el comité de Peticiones -del que ha formado parte durante la legislatura-, y solo ha presentado una resolución y un puñado de preguntas parlamentarias (alguna de ellas sobre las sanciones a Rusia). El candidato, eso sí, encabezó la candidatura de RN el pasado 9 de junio y el partido se ha convertido en el mayoritario de la Eurocámara aupándose hasta los 30 escaños.

"Bardella tiene muy buena imagen, da sensación de novedad y eso vende, aunque en Bruselas su papel haya sido discreto. Ha usado el Parlamento Europeo como trampolín, esa es la verdad", resumen las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos. Muchas menos papeletas tienen los liberales de mantener la estructura actual, pero si lo hacen habrá continuidad, con Gabriel Attal. El actual primer ministro tiene 34 años. Como Bardella con RN, Attal saltó a la política nacional en 2017, justo con el nacimiento del macronismo como diputado de la Asamblea; de ahí pasó ya a altos cargos en la formación como portavoz y después como ministro, primero de Juventud y después de Función Pública y de Educación, además de ejercer de portavoz del Gobierno.

Attal, no obstante, tiene ante sí un reto imposible: el final del macronismo está cerca y las opciones de que siga al frente de Matignon es casi imposible a la vista de los resultados de la primera vuelta, pero tiene claro que el camino a seguir es el del cordón sanitario a la derecha radical. Aboga porque sus candidatos se caigan de la terna en aquellos lugares en los que el Frente Popular tenga opciones de derrotar a RN. Un escenario con una izquierda fuerte podría no dejarle mucho margen para seguir como primer ministro, pero al menos el centro político podría resistir en la medida de lo posible.

No anda muy lejos de los otros dos la tercera opción. El Frente Popular no ha designado candidato en el caso de ser ellos los que lleguen a Matignon, pero una opción de consenso podría ser Raphael Gluksmann, de 44 años. Fue la gran sorpresa de las elecciones europeas, con su formación, Place Publique, como tercera fuerza muy cerca de los liberales de Macron. Gluksmann representa al centroizquierda clásico y está tratando de reconstruir la opción socialdemócrata. Es eurodiputado desde 2019 y fue presidente durante la última legislatura del Comité de Injerencias Extranjeras de la Eurocámara (INGE), con buen éxito entre compañeros y rivales: apuesta además por mayor integración europea, por mantener la ayuda a Ucrania y por reforzar el pilar social.

Sería un candidato 'votable' por el macronismo en caso de que esa vía fuera la factible, pero sus críticos le ven precisamente como una continuación "algo más moderna" del presidente francés, por lo que su distancia con la izquierda radical de Jean Luc Melénchon es mayor de lo que ahora se ve. De hecho, Gluksmann llegó a negarse en un primer momento a firmar el acuerdo para la formación del Frente Popular porque no quería estar cerca de Francia Insumisa.

No es solo la primera línea la que ha cambiado generacionalmente; de hecho, otra figura potente en la nueva política gala es Marion Marechal. La sobrina de Le Pen ha hecho un viaje de ida y vuelta: formó parte hasta hace unas semanas de Reconquista, el partido de Eric Zemmour, pero tras las europeas volvió a desembarcar en RN pese a su relación más bien fría con su tía. A sus 34 años ha salido elegida eurodiputada y lidera un think tank de ideas ultraderechistas desde hace también varios años; ahora su nombre suena como posible ministra si RN consigue armar un Gobierno tras las legislativas.

Francia ha cambiado de época, como casi toda Europa en los últimos tiempos. Emmanuel Macron llegó a la presidencia del país con 40 años, pero ahora la juventud es la que aspira al puesto de primer ministro y a copar los ministerios de un Gobierno que todavía no se sabe qué color tendrá, pero sí puede ser un precedente para que el resto de Estados miembros de la UE apuesten por las nuevas generaciones. Atrás quedan los tiempos de Hollande, Sarkozy, Jospin, Vallas, Philippe o Jean Marie Le Pen. Francia y una nueva era.

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