Perfil

Keir Starmer, la tranquilidad para un Reino Unido bajo la tormenta

Keir Starmer.
Keir Starmer.
Carlos Gámez
Keir Starmer.

La de Keir Starmer (Southwark, 1962) es la historia de un hombre paciente. No han sido buenos tiempos para los laboristas tras 14 años de gobiernos conservadores y crisis constantes en el Reino Unido; la izquierda de hecho tampoco se han librado de los problemas y no encuentra un líder capaz de disputar el poder desde Tony Blair. Pero Starmer está ante su gran oportunidad. El actual líder del centroizquierda británico ocupa el cargo desde 2020, después de una época muy convulsa con Jeremy Corbyn y de que su partido tocase fondo en las últimas elecciones. Starmer es diputado por Holborn y St. Pancras desde 2015 y fue Director del Ministerio Público de 2008 a 2013.

Su currículum está estrechamente ligado a la política pero dice que no se agarra al asiento, tal es así que en 2021 estuvo a punto de dimitir tras los malos resultados de los suyos en las elecciones locales. Ahora las encuestas les sonríen, con una mayoría más que suficiente y quizá un resultado récord para la ajustada época en la que se vive. Quienes le conocen defienden que es un hombre pragmático, convencido de una izquierda centrada y capaz de gestionar; sus críticos le ven como alguien demasiado tibio, y poco valiente.

Cree en la causa laborista e incluso Tom Baldwin, antiguo asesor de su amigo común Ed Miliband -otrora también líder del partido-, lo describe como "peculiarmente difícil de precisar", lo que no es un comienzo alentador para los encargados de cuidar la imagen de un aspirante a primer ministro, según apunta la prensa británica. 

"Si veo algo malo o detecto una injusticia, quiero corregirla", ha repetido en algunos de sus mitines, una frase que podría haber pronunciado cualquier político, de cualquier partido, en cualquier momento en los últimos años en el Reino Unido. Él en campaña dice "hacerse cargo" del descontento de la ciudadanía y quiere "unir" al país después de "catorce años de caos". Starmer también ha descrito con orgullo cómo uno de sus logros como Director de la Fiscalía fue "hacer bien las cosas aburridas". No pisa demasiados charcos, y eso parece ser suficiente en una campaña que va más en contra de los conservadores que a favor de los laboristas.

Un candidato alérgico a las polémicas

Es un candidato que, en general, huye de polémicas. El brexit ya no es un tema y la economía pasa a un primer plano; Starmer dice tener la receta, abogando por una perspectiva más social y haciendo frente a acusaciones de los laboristas de que quiere subir los impuestos. El partido apuesta por reforzar el servicio público de salud y al mismo tiempo mantener inversiones en I+D. Tampoco habrá, dice, grandes cambios respecto al cerrado apoyo del Reino Unido a Ucrania. Ahora, podrían los laboristas abrir la posibilidad de un reconocimiento del Estado palestino que a los tories ni se les pasa por la cabeza.

No se libra en cambio de las críticas incluso de los suyos. El candidato laborista, que califica la campaña conservadora y los ataques en su contra como una táctica "desesperada", ha generado controversia en las últimas semanas, especialmente tras ser acusado de realizar una "purga" interna entre los candidatos más izquierdistas. Durante el último mes, Starmer ha impulsado un giro en las políticas socialistas, lo que ha desatado fuertes críticas por parte de algunos de sus colegas, quienes continúan apoyando a Corbyn después de que el líder actual negara la readmisión de su predecesor en noviembre de 2020. Corbyn, de hecho, se presenta como independiente a las elecciones de este jueves.

Keir Starmer, por otra parte, aboga por estrechar lazos con la Unión Europea, pero sin hablar de volver a ella: el brexit como tal no es un tema que dé votos, y el candidato laborista lo asume. "No vamos a volver a unirnos a la UE, no vamos a volver a unirnos al mercado único ni a la unión aduanera", avisó en el inicio de la campaña. "No es nuestro plan", reiteró, asegurando además que ese camino traería "confusión para los ciudadanos". Con todo, quiere una buena relación con Bruselas.

Starmer era partidario, en otros tiempos, de un segundo referéndum, aunque ya ha abandonado esa idea. Sí vería con buenos ojos -al contrario que Sunak- la firma con la UE de un acuerdo de seguridad, en un mapa marcado por la invasión rusa de Ucrania. Pero pasar de las palabras a los hechos no parece sencillo, tal como avisan desde Político. Las partes aún no han concretado qué implicaría realmente un acuerdo en materia de defensa, lo que un diplomático denomina con una sonrisa "ambigüedad constructiva". Y las recientes sugerencias de los laboristas de que un acuerdo de "seguridad" podría ampliarse para incluir conceptos como la seguridad económica, o incluso la migración, no han sentado bien en Bruselas. Eso sí, Starmer quiere abrir nuevos tiempos para el Reino Unido... y los números le salen.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento