Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

La mujer de Stevenage da una segunda oportunidad a los laboristas británicos

Líder del Partido Laborista, Keir Starmer.
Líder del Partido Laborista, Keir Starmer.
ADAM VAUGHAN/EFE
Líder del Partido Laborista, Keir Starmer.

Conocí al autor de bestsellers Ken Follett una noche de verano de elecciones generales británicas, en junio 2001, la segunda vez que ganó el Partido Laborista liderado por Tony Blair. Fue en Stevenage, una ciudad a unos 50 kilómetros al norte de Londres, y la noche de verano inglesa fue lo suficientemente fresquita como para ponerme un abrigo, rojo.

Yo trabajaba cómo reportera en un periódico local, The Stevenage Mercury, e iba a cubrir una de las famosas proclamaciones del número de votos de cada candidato para el escaño de la localidad. Al entrar en el polideportivo donde se iba a anunciar el ganador del escaño, el autor de La Isla de las Tormentas me sorprendió, dándome la bienvenida, sonriéndome con satisfacción: “Te han mandado desde Millbank (la Sede Central en esa época, del Partido Laborista).”

La alegría del novelista millonario (que hasta entonces solamente había visto en fotos) me despistó unos segundos, pero me di cuenta rápidamente de que, por culpa del color de mi abrigo, me había tomado por alguien del partido, para asesorar a su mujer, la candidata laborista Barbara Follett. Aquella noche Follett ganó de nuevo su escaño para New Labour y sus declaraciones salieron en mi portada. Es un escaño que el partido mantuvo hasta 2005, pero que los Conservadores han tenido desde entonces hasta la madrugada de hoy.

Anoche, después de casi 20 años, el escaño de Stevenage se volvió rojo y Kevin Bonavia fue proclamado diputado laborista, grabado en un vídeo por otro reportero local, Chris Day (yo entonces ni siquiera tenía teléfono móvil) y compartido en su cuenta de X:

 La importancia que damos los medios británicos a estas proclamaciones refleja el papel de las circunscripciones en el sistema parlamentario de Westminster, en el queolos diputados rinden cuentas de forma más directa localmente que en otros sistemas, cómo por ejemplo el español.

Anoche vimos las caras de 11 ministros del gobierno de Rishi Sunak, recibiendo, en directo, la noticia de que habían perdido su escaño. Entre otros destacan las derrotas del Ministro de Defensa Grant Shapps y la Ministra de Educación Gillian Keegan. También perdió su escaño la Portavoz del Congreso, Penny Mordaunt. Son momentos de humillación que muchos conservadores se negaron a afrontar, renunciando a pelear estas elecciones o intentando cambiar su circunscripción a una con victoria más probable en el sur, en lugar del norte de Inglaterra, por ejemplo, lo que la prensa ha llamado “la carrera de las gallinas”.

La ex primera ministra Liz Truss, que duró 49 días en el cargo, perdió su escaño en Norfolk, en el este de Inglaterra, después de haberlo ganado con una mayoría aplastante de más de 26.000 votos en 2019. Los votantes de los escaños antiguamente representados por los anteriores primeros ministros David Cameron, Theresa May y Boris Johnson también dieron la espalda a los Tories en una noche histórica no solamente para el partido Laborista de Keir Starmer pero también para los Demócratas Liberales de Ed Davey, que ganaron 71 escaños, 60 más que 2019 y su mejor resultado desde 1923.

Quizás, Ken Follett, fiel activista y donante al Partido Laborista, hizo un brindis anoche cuando vio la victoria laborista en Stevenage y seguramente Starmer también. Hace un año los estrategas laboristas presentaron al liderazgo un análisis de un importante perfil de votante al que había que seducir y que apoderaron “la mujer de Stevenage”. Es una mujer trabajadora de 40 y pico años con niños, desilusionada con la política, que tiene problemas para llegar a fin de mes por la subida de los precios y el estancamiento de los sueldos. 

Los reporteros políticos de Sky News se preguntaban este viernes si Starmer utilizará su mayoría de aproximadamente 170 diputados para proponer reformas de mayor calado para el país y una diputada laborista les contestaba que toca “menos promesas” y “un sobrecumplimiento”. “Hay que poner el país primero y el partido segundo,” dijo el nuevo primer ministro británico en su discurso de victoria.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento