Internacional

La izquierda vence en las legislativas francesas y frena a Le Pen gracias a la resistencia del cordón sanitario

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ejerce su derecho al voto acompañado de su esposa.
EFE

Francia se ha convertido desde hace un tiempo en un campo de pruebas, en un aviso para otros países de Europa. En un reinicio, por así decirlo. La segunda vuelta de las elecciones legislativas de este domingo hace bueno el enfoque del escritor Michel Houellebecq, para quien el país siempre roza la incertidumbre, cuando no el caos: el Frente Popular ha irrumpido con fuerza y por sorpresa (180-215 escaños, según los sondeos) y se ha impuesto frente a la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen, que se hunde hasta la tercera plaza (120-150), dejando como segunda opción más votada a los macronistas (150-180 asientos). Los Republicanos se adjudicarían la cuarta plaza, con entre 60 y 65 escaños que podrían sumarse al lado de Le Pen pero que no sirven, en total, para tumbar un cordón sanitario frente a la ultraderecha que parecía vivir sus minutos finales y ha resistido.

Terremoto total respecto a lo esperado que al mismo tiempo sume a Francia en las dudas sobre su futuro y quizá también la ingobernabilidad. La mayoría en la Asamblea se sitúa en los 289 asientos. Una de las primeras reacciones de la noche fue la de Jean Luc Melénchon. El líder de Francia Insumisa fue tajante: "Una vez más, la izquierda ha salvado la República", sostuvo, antes de añadir que el puesto de primer ministro debe ser para uno de los suyos. "Siento un inmenso alivio", concluyó, sobre unos comicios en los que el último dato disponible de participación (a las 17.00h) se situaba en más del 59%

"El presidente tiene el poder y el deber de hacer un llamamiento al Nuevo Frente Popular para que gobierne", le ha pedido Melénchon a Emmanuel Macron. El izquierdista, asimismo, rechaza pactar con el centro político. Cara de menos amigos tuvieron en RN. Jordan Bardella, el presidente del partido de Le Pen y candidato a primer ministro por su formación, expuso ante los medios que Macron "ha dejado Francia en los brazos de la extrema izquierda" por culpa de "alianzas antinaturales". Como parte positiva para ellos, Bardella celebró "el mayor avance de la historia" de RN. "Lamentablemente, la deshonrosa alianza y los peligrosos acuerdos electorales alcanzados por Emmanuel Macron y el primer ministro Gabriel Attal con los partidos de extrema izquierda privan a los franceses de una política de recuperación", terminó.

"Mientras la inseguridad y el desorden golpean duramente al país, Francia se ve privada de una mayoría, de un gobierno que pueda actuar y, por tanto, de un rumbo claro para recuperar Francia", añadió Bardella en su alocución, con cierta mirada también para el futuro más cercano: "La recuperación que sacará a Francia de la ruina, a todas las francesas, a todos los franceses, quiero decirles que mi intención de trabajar por la recuperación del país es más fuerte que nunca. Estaré ahí, para ti, contigo, hasta la victoria. Esta noche todo comienza". En su mensaje, por tanto, sostuvo implícitamente que ya no aspira a ser primer ministro porque no le dan los números.

Sí aprovechó la situación Jordan Bardella para anunciar, por otro lado, que RN se unirá al grupo Patriotas Europeos, liderado por Viktor Orbán en la Eurocámara para la próxima legislatura en la UE. Es, dijo, "un gran grupo que influirá en el equilibrio de poder en Europa, rechazando la avalancha de inmigrantes, la ecología punitiva y la confiscación de nuestros soberanía". Esa ha sido estos días la segunda de las grandes derrotas de Marine Le Pen: sin dar el paso a Matignon -la sede del primer ministro- y sin liderar una familia europea, pues queda disuelta Identidad y Democracia.

No huyó de esa situación la propia Le Pen, que también reaccionó a los resultados. "Francia va a estar bloqueada, dividida en tres grupos y esto es muy desafortunado. Vamos a perder un año más, con la inmigración ilegal, perdiendo seguridad y poder adquisitivo", sostuvo la líder de RN que se abona a esperar "un año más" para poder ganar las elecciones, dejando caer que no habrá un nuevo gobierno estable dados los resultados de estas legislativas. Reconoció la derrota y apuntó que antes de este domingo ella veía "las semillas de un triunfo" que ahora, concluyó, "tendrá que esperar".

Mientras la inseguridad y el desorden golpean duramente al país, Francia se ve privada de una mayoría, de un gobierno que pueda actuar

Los medios franceses citaron también buenas sensaciones en el entorno del propio Macron. "Ha funcionado el cordón republicano", aseguraron, pero no se aventuraron a decir "quién gobernará" tras estas elecciones, aunque ya antes de ellas el presidente había apuntado que se mantendría en el Elíseo hasta el final del mandato. "El bloque centrista ha resistido bien", concluyeron las fuentes. Desde el partido del presidente avisaron además a Francia Insumisa que es "evidente" que los de Melénchon "no pueden gobernar" el país, en palabras del ministro de Exteriores, Stephane Sejourné. Vienen, por tanto, tiempos de choques.

Habló, como era de esperar, un Gabriel Attal que dimitió como primer ministro para abrir una nueva etapa en la que, eso sí, aspira a repetir en base a, claro, un nuevo pacto. No obstante, abrió la puerta a liderar "un nuevo Gobierno provisional" en las próximas semanas hasta que se pueda alcanzar un acuerdo entre los partidos políticos, y sobre todo teniendo en cuenta también la cercanía de los Juegos Olímpicos de París, que empiezan en unas semanas. 

Desde el Partido Socialista, su líder, Olivier Faure, pidió precisamente a los macronistas no sumar una mayoría con RN para poder mantener también Matignon y que Gabriel Attal siga en el cargo. "Francia merece algo mejor que una alternativa entre neoliberalismo y fascismo", esgrimió Faure, para quien estos comicios "suponen un antes y un después" para el país. "No nos prestaremos a ninguna coalición de opuestos que traicionaría el voto de los franceses y prolongaría las políticas macronistas", matizó, antes de vol ver a advertir al presidente de que "no puede traicionar el voto de los ciudadanos".

Menos espacio tendrá Reconquista, el partido de Eric Zemmour, llamado en otros tiempos a competir precisamente con Le Pen. Para él hay un "éxito" en el hecho de que la derecha radical haya podido resistir ante la "demonización" por parte de los medios de comunicación, escribió. "Esta es una gran noticia, digna del patriotismo de nuestro pueblo. Estas elecciones también habrán tenido el mérito de aclarar el enfrentamiento entre la derecha y el islamoizquierdismo, entre quienes quieren que Francia siga siendo Francia y sus enemigos que sueñan con verla desaparecer", espetó, y animó a sus votantes a "continuar en la lucha".

El capítulo de reacciones internacionales lo inauguró el primer ministro polaco, Donald Tusk. "Entusiasmo en París, decepción en Moscú, alivio en Kiev. Me vale con sentirnos felices en Varsovia", escribió en redes sociales, en referencia a los vínculos de Le Pen con Vladimir Putin. Desde Bruselas evitaron, por su lado, valorar los resultados, y llamaron a la "tranquilidad" en un momento en el que todos los ojos miran, país por país, el posible -y muchas veces confirmado- auge de la derecha radical; un Gobierno de RN hubiera provocado una situación muy compleja en el Consejo.

Tres citas con las urnas en medio de la fatiga

Esta cita con las urnas se ha dado en un momento de máxima fatiga ciudadana, pese al auge de la participación. Los franceses han acudido en solo un mes tres veces a votar: el pasado 9 de junio para las elecciones europeas, y el 30 de junio y este mismo domingo en las dos vueltas para las legislativas anticipadas por el presidente Emmanuel Macron. La desafección de la opinión pública con la clase política es total, acorde con los expertos consultados durante estas semanas.

El mapa es el de una Francia dividida en tres bloques, y abonada a pactos que no serán sencillos para que la política camine hacia 2027, año el que se celebrarán las próximas presidenciales. El bloqueo tampoco se puede descartar. Los resultados marcan, eso sí, una resistencia muchas veces inesperada del cordón sanitario frente a la ultraderecha, que llegaba a esta cita empujada por dos grandes resultados tanto en la primera vuelta como antes en las europeas. Las legislativas anticipadas han sido las de la sorpresa; Macron quiso jugar para frenar a la derecha radical, y le ha salido bien el plan, pero con la izquierda como vencedora. Llega el momento de hablar de acuerdos mientras, quizá, nada cambie para que todo cambie.

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