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La izquierda gana, Macron 'noquea' a Le Pen, pero nadie tiene mayoría: el complicado laberinto para gobernar ahora Francia

Marine Le Pen, en la noche electoral.
Marine Le Pen, en la noche electoral.
Agencia EFE | EFE
Marine Le Pen, en la noche electoral.

Todos posaron sus ojos en París este domingo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas que suponen un cambio de era pero ni mucho menos el inicio de la tranquilidad y la estabilidad. Francia ha quedado dividida en tres, con la victoria sorprendente del Frente Popular, la resistencia del macronismo y el hundimiento de Agrupación Nacional (RN) y de Marine Le Pen, que se vuelven a quedar a las puertas de tocar poder y tendrán que esperar, de momento, hasta las presidenciales de 2027 para volver a intentarlo. Con todo, los resultados dibujan un escenario complicado, con posibilidad de bloqueos y pactos transversales.

¿Qué pasa ahora en Francia después de unas elecciones que han sido decisivas pero que, en realidad, no resuelven ningún entuerto? Más bien lo crean y dejan en manos de los políticos un desbloqueo que no será sencillo de alcanzar:

¿Un escenario de bloqueo?

La foto es bastante llamativa, pero no por ello clara de cara al futuro. El Frente Popular ha irrumpido con fuerza y por sorpresa (180-215 escaños, según los sondeos) y se ha impuesto frente a la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen, que se hunde hasta la tercera plaza (120-150), dejando como segunda opción más votada a los macronistas (150-180 asientos). Los Republicanos se adjudicarían la cuarta plaza, con entre 60 y 65 escaños que podrían sumarse al lado de Le Pen pero que no sirven, en total, para tumbar un cordón sanitario frente a la ultraderecha que parecía vivir sus minutos finales y ha resistido.

El escenario, por lo tanto, será de bloqueo de primeras. Los políticos tendrán que encontrar soluciones. Los números dan para un Gobierno de acuerdo entre la izquierda y el macronismo, pero también entre estos y RN, que han votado juntos en varias ocasiones en la última legislatura -como en el caso de la ley migratoria-. Dado que los de Macron abogaron y celebraron el "frente republicano", su mirada estará más en el lado progresista, pero quieren seguir liderando el Ejecutivo; el Frente Popular no pasa por ese aro. Han ganado y quieren sentarse en Matignon, pero es tan amplio que el abanico de nombres tendrá mucho que ver con cómo se pueda armar el pacto. 

El centro cierra la puerta a Melénchon y a la Francia Insumisa, pero podría dejarla abierta para alguien del PS. Ahí puede aparecer el nombre precisamente el socialista Raphael Gluksmann, que ya ha marcado el camino seguir para los suyos. "No hay mayoría absoluta. Necesitamos comportarnos como adultos. Tendremos que hablar", avisó, y dejó un mensaje de cara al futuro: "El país necesita reconciliarse. Y tenemos que ser responsables".

Macron jugó a ser Sánchez... y salvó el tipo

Con la convocatoria de las legislativas anticipadas, Emmanuel Macron lanzó una moneda al aire después de su mal resultado y la victoria de Marine Le Pen en las europeas. Se la jugaba al todo o nada, y el paso por las urnas le ha dicho que ha salvado el tipo. El centro francés va a menos, pero resiste. Dándole una perspectiva desde España, Macron jugó a ser Sánchez con el único objetivo de frenar las expectativas electorales de RN. Y lo ha conseguido; de hecho, consigue que los suyos sean segunda fuerza casi contra todo pronóstico precisamente porque se disputaban el voto con la izquierda en la segunda vuelta. 

"Contrariamente a lo que algunos predijeron, el moderado bloque central republicano sigue ahí, en pie", celebraron los macronistas en boca del ministro de Exteriores, Stephane Sejourné. "Hoy, nuestra familia política ha sabido movilizar a millones de franceses en torno a un proyecto republicano, progresista, europeo y humanista. Hoy Juntos por la República ha participado en la clara victoria de los demócratas. Decenas de millones de franceses han dicho consciente, soberana y masivamente no a la extrema derecha", concluyó antes de poner la mirada ya en los futuros acuerdos: no dio pistas, pero pidió a todos "estar a la altura" de las circunstancias.

Le Pen tendrá que esperar

Las elecciones dejan siempre ganadores y perdedores, y en el grupo de los segundos está ahora mismo Marine Le Pen. Su llegada al poder, ya sea en el Elíseo o en Matignon, tendrá que esperar. Los comicios han sido los de la incertidumbre y quizás el bloqueo pero si una cosa queda clara es que RN no podrá gobernar (salvo una quimérica suma con el macronismo que no se dará). Ahora, la líder francesa considera que los resultados de las legislativas son "una victoria en diferido" para los suyos, y da por hecho que las tremendas dudas que se dan servirán para que Francia tenga que volver a pasar por las urnas "dentro de un año".

"La marea está subiendo. Esta vez no ha sido suficiente y, por tanto, nuestra victoria solo se retrasa. Eso es todo, es una victoria aplazada", resumió ante los periodistas en la noche electoral. Además, Le Pen ha subrayado los resultados de su formación, puesto que en la anterior legislatura tenía siete diputados y ahora tendrá más de 120. "Tengo demasiada experiencia para sentirme decepcionada por un resultado en el que multiplicamos nuestro número de diputados", terminó, consciente asimismo de que si ahora no se arma un pacto ella no tendrá ninguna responsabilidad, por lo que no se desgastará.

Melénchon y las posibles incompatibilidades

Por su parte, el Frente Popular tiene una cara positiva para la izquierda francesa, que es que la unión se ha visto traducida en resultados; pero también una no tan buena, y es que está formada por varios partidos políticos que a la hora de la verdad exponen sus diferencias. A la hora de hablar de acuerdos estas se verán demasiado: por ejemplo, Jean Luc Melénchon lo tiene claro. "El presidente tiene el poder, tiene el deber de convocar al Nuevo Frente Popular para gobernar", aseguró, mirando a los suyos, a la Francia Insumisa, pero el macroniso ve "evidente" que no son estos los que tienen que liderar el nuevo Ejecutivo. 

Es más compatible el centro político con alguien del PS, visto lo visto. Desde los socialistas, su líder, Olivier Faure, no quiso poner todas las cartas boca arriba, eso sí; pero ha pedido a Macron que no se acerque a RN. "Francia merece algo mejor que una alternativa entre neoliberalismo y fascismo", esgrimió, y avisó además de cuáles son sus líneas rojas: "No nos prestaremos a ninguna coalición de opuestos que traicionaría el voto de los franceses y prolongaría las políticas macronistas". ¿Cuál es la conclusión? De momento ninguna. Todo está abierto incluso después de que el país pudiera tapar algunas fugas y sostuviera el cordón sanitario. La historia no está escrita.

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