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Tamara Falcó e Íñigo Onieva cumplen un año de matrimonio más enamorados que nunca a pesar de los augurios de los pesimistas

Los vecinos de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, en la boda de su amiga Luisa Bergel.

El tiempo vuela. También para Tamara Falcó, cuya boda con Íñigo Onieva pasó de correr peligro a ir contándose minuto a minuto durante largos meses, como si nunca fuera a llegar. Fue el 8 de julio de 2023, en la finca que heredó de su padre, El Rincón, en Aldea del Freso (Madrid).

Un año después, y a pesar de ciertos malos augurios (salpicados por la infidelidad que Íñigo cometió antes de la boda y por la que fue perdonado) que se vaticinaron sobre este matrimonio entre la hija de Isabel Preysler, muy acostrumbrada a la fama y la exposición pública, e Íñigo Oniveva, cuya vida anónima había sido hasta entonces su seña de identidad, la pareja sigue feliz y unida.

No han sido pocos los contratiempos que han tenido que superar durante estos doce meses: desde la muerte de su 'tía' Marta Chávarri cuando estaban de luna de miel en África, que casi les hace tener que regresar deprisa y corriendo, hasta el desempleo de él durante un prolongado periodo, pasando por una mudanza a un ático con críticas por parte del vecindario, del arquitecto del edificio, Joaquín Torres, ...

Pero la pareja ha hecho de su unión un escudo y cumplen su primer aniversario con un balance positivo: él ha puesto en marcha un restaurante en Madrid muy exitoso, Casa Salesa, y ella ha ampliado sus compromisos televisivos: de El Hormiguero ha pasado a ser contratada como jurado en Got Talent.

Tamara, fiel a su manera de comunicarse, ha tirado de redes sociales para ir contando casi paso a paso su evolución como una mujer casada. A sus casi 43 años, frente a los 35 de él, el mayor deseo de la marquesa de Griñón, católica y perteneciente a una familia numerosa (tiene 7 hermanos) es convertirse en madre.

Tamara ha declarado que está en manos de una clínica especializada en lograr gestaciones de manera natural, si bien también aclara que si no se convierte en madre, no pasará nada. Su hermana Ana Boyer, que este año ha tenido al tercer de sus hijos, le da la posibilidad de ocuparse de sus sobrinos, con los que Tamara se lleva de maravilla.

En estos doce meses de armonía, Tamara e Íñigo han viajado sin parar. Su luna de miel, unas seis semanas, es de las más largas que se recuerdan entre la gente célebre. Las redes de ella, que acumulan un millón y medio de seguidores, son una ventana abierta a todos sus planes, que se centran en la mayor parte de las ocasiones en citas gastronómicas y encuentros con amigos.

La moda también ocupa un lugar muy importante en la vida de la marquesa de Griñón. Sus colecciones, TFP, para Pedro del Hierro se han consolidado.

Como dice ella en su felicitación pública a su marido: "Me llena el corazón de felicidad ver como hemos ido construyendo nuestro hogar juntos". Así, que su deseo es seguir sumando años junto a este empresario que a punto estuvo de truncar una relación tan feliz.

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