Galicia

El monasterio gallego que cura los dolores de cabeza y donde su fundador murió "impresionado" por un milagro

Claustro del Monasterio de Santa María de Armenteira
TURISMO DE GALICIA

Galicia es reconocida por sus espectaculares paisajes, su gastronomía de calidad y su variedad de tradiciones culturales, que incluyen numerosos mitos y leyendas. Conocida como terra de meigas (tierra de brujas), la comunidad gallega acoge en su imaginario una amplia colección de historias enraizadas en sus orígenes celtas.

Esta espiritualidad no está solo presente en los relatos paganos, sino también en su tradición religiosa y cristiana. En este contexto, se encuentra el Monasterio de Santa María de Armenteira. Situado en la localidad de Meis, en la provincia de Pontevedra, este espacio ha sido testigo de siglos de historia, fe y milagros.

Se trata de un monasterio cisterciense fundado en el siglo XII, conocido no solo por su arquitectura y el emplazamiento natural en el que está ubicado, sino también por los milagros que se le atribuyen en cuanto a la curación de enfermedades, especialmente los dolores de cabeza

Figuras de cera encima de la cabeza

El Lunes de Pascua siguiente a la Semana Santa se celebra en el monasterio la romería de la Virgen de las Cabezas. Se trata de una celebración multitudinaria que comienza con la peregrinación hasta el convento.

Una vez allí, según la tradición, los interesados en sanar algún padecimiento relacionado con la cabeza deberán escuchar la misa en honor a la Virgen con un exvoto de cera con forma de cabeza encima de su propia testa, o salir posteriormente en procesión con la figura.

Al terminar la ceremonia, algunos lo dejan al pie de la imagen de la Virgen, a modo de ofrenda

Su fundador murió impresionado al despertarse

El monasterio fue fundado por San Ero de Armenteira y su esposa, después de que la Virgen se le apareciera supuestamente en sueños pidiéndole que construyeran una abadía para que así tuviesen descendencia espiritual, ya que el matrimonio no había conseguido tener hijos. Así, el noble transformó uno de sus palacios de las Rías Baixas en el actual monasterio de Armenteira, se convirtió en su abad. 

Según cuenta la leyenda, un día San Ero salió a pasear por los alrededores del convento y se sentó bajo un árbol para descansar anonadado por el canto de un mirlo. Se quedó dormido y, cuando se despertó y regresó al monasterio, el lugar estaba totalmente cambiado y lleno de monjes: había pasado 300 años dormido.

Uno de los monjes comprobó que en sus libros se hablaba del “santo Ero de Armenteira, noble y piadoso varón, fundador y abad de este monasterio, que nunca más fue visto después de salir a meditar al monte Castrove”, y San Ero, al escucharlo y que tanto había pedido a la Virgen ver el Paraíso, murió impresionado por el milagro.

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