Sevilla es una de las ciudades con mayor atractivo turístico debido a su gran patrimonio artístico y cultural. Lugares emblemáticos como el Real Alcázar, la Plaza de España, La Giralda o la Torre del Oro hacen de la capital de Andalucía uno de los mejores destinos. Sin embargo, con la llegada del verano y las altas temperaturas a la que se enfrentan los sevillanos, uno de los planes ideales es buscar parques con sombra y donde refrescarse.
A pesar de que algunas zonas verdes de Sevilla, como el Parque de María Luisa o el de Amate, son opciones ideales para huir del calor, ninguno de ellos es el más grande de la ciudad, sino que este puesto lo gana el Parque del Alamillo. En él, se pueden encontrar zonas de juegos infantiles, bares, la recreación de un yacimiento arqueológico donde se hacen talleres, la posibilidad de practicar piragüismo o kayak, lagos, huertos agroecológicos, naranjales y hasta zonas de adiestramiento canino. Además, cuenta con un tren de paseo y un pequeño ferrocarril, perfecto para ir con niños pequeños.
El pulmón verde de Sevilla
El Parque del Alamillo de Sevilla tiene nada más y nada menos que 120 hectáreas y se sitúa en la zona norte de la Isla de la Cartuja. Este pulmón de Sevilla tiene como objetivo la reconstrucción del bosque matorral mediterráneo, por lo que se pueden encontrar en él una rica flora. Árboles como mimbreras, saucedas, alamedas, choperas, olmos, fresnos, bejucos, lianas colgando, colorido de las flores y frutos, pinos, encinas y naranjos hacen que pasear por él sea toda una experiencia.
Sin embargo, no todo es la enorme diversidad de árboles y plantas que se pueden encontrar en él. El Parque del Alamillo también cuenta con una gran variedad de fauna que hace que visitarlo sea una agradable actividad. En él, se pueden encontrar mirlos, petirrojos, gorriones, el canto de los ruiseñores, jilgueros, ranas, sapos, lagartos y topos.
Historia del Parque del Alamillo
La zona de la ribera del Guadalquivir estaba llena de álamos que servían para frenar los desbordamientos del río, razón por la que recibe este nombre. La historia de este parque sevillano ha estado marcada por los famosos lugares que lo rodean, como los monasterios de la Cartuja, San Jerónimo y San Isidoro del Campo, el río Guadalquivir o el Cortijo de Gambogaz. Su topónimo aparece reflejado en algunas obras de la literatura clásica. Un ejemplo se ve en un texto de Lope de Vega, en el que uno de los personajes se despide de la ciudad de la siguiente forma:
"Adiós Sevilla, soberbio...
Pan de Gandul de mi vida,
Roscas de Utrera del cielo,
Alcaparrón como el puño,
Aceitunas como el cuerpo,
Sábalos del Alamillo... "
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