Barcelona

Investigan el secuestro a punta de pistola de una joven pakistaní por parte de la familia del exmarido en Barcelona

Mossos d'Esquadra, en una foto de archivo.
Europa Press

Los Mossos d'Esquadra y un juzgado de Barcelona investigan el supuesto secuestro y torturas a una joven catalana de origen pakistaní que denunció a su exmarido, familiares de él y otros desconocidos por acosarla y amenazarla en los últimos meses, lo que provocó que se dictara una orden de alejamiento respecto a la mujer. 

Sin embargo, el pasado Sant Joan la mujer habría sido obligada a entrar, a punta de pistola, en un coche y fue trasladada a un sitio desconocido. Allí le habrían atado, desnudado y golpeado por haber denunciado a su exmarido y por no querer retomar la relación con él. Un día después la abandonaron cerca de Vilafranca del Penedès y el exmarido y dos primos fueron detenidos, pero dejados en libertad por la magistrada.

Según ha avanzado El Periódico y ha relatado a RAC1 Fátima A., la joven ha denunciado varias veces a su exmarido por acosarla e incluso agredirla sexualmente. En el auto del juzgado de violencia sobre la mujer número 2 de Barcelona que dejó en libertad a los tres investigados por el secuestro, la magistrada dice que el pasado 16 de junio la joven ya declaró al mismo juzgado por el supuesto acoso, pero su declaración fue "ambigua, poco clara y poco convincente".

Un matrimonio pactado con un primo 

La joven, que tiene ahora 22 años y nació en Cataluña, se casó en el 2018 con un primo por parte de padre cuando ella tenía 17 años, en un matrimonio pactado pero no forzado. Se quedó a vivir en Pakistán con su primo y nuevo marido y al poco tuvieron una hija. Pero su marido era muy celoso y posesivo, la maltrataba y le obligaba a estar encerrada en casa y sin relacionarse con nadie, según su relato.

Con la pandemia, sus padres pudieron viajar de Barcelona a Pakistán y, a finales del 2020, se la llevaron a Cataluña. Sin embargo, asegura que el hombre la quería seguir controlando a distancia. Finalmente, se divorciaron, pero el exmarido y su familia no aceptó la separación y comenzó una campaña de acoso contra la mujer para que reconsiderada la decisión. Esto hizo que desde el año pasado la mujer le haya denunciado más de una vez y que se dictara una orden de alejamiento después de una agresión sexual.

El 23 de junio, explica, unas 60 personas se plantaron frente a su casa, en el Raval. Los Mossos fueron, pero no identificaron a nadie. Ella dice que intentó denunciar el caso y le costó. Al día siguiente, por la noche, la mujer salió sola de su casa para pasear y, en el paseo Colón, se le acercó un coche y sus cuatro ocupantes le pidieron, en inglés, una dirección. Acto seguido la apuntaron con una pistola y la hicieron entrar en el vehículo, donde la ataron y taparon los ojos. Solo oía hablar en inglés y urdu. Después de una hora de trayecto llegó a una casa, donde la mantuvieron atada a una silla.

Según su relato, los tres captores del vehículo hicieron videollamadas con varias personas, una de las cuales tenía la misma voz que su exmarido, que les ordenó que la desnudaran y golpearan. También hablaron con primos suyos.

La abandonaron en una carretera de Vilafranca

Mientras, los padres de la joven denunciaron la desaparición a la policía y los Mossos, conociendo los antecedentes, se dirigieron al exmarido. Éste o alguien de su entorno avisó a los captores de que podrían ser arrestados, y decidieron abandonarla cerca de la casa, en una carretera cercana a Vilafranca, donde la encontró un camionero.

La policía catalana detuvo al exmarido y a dos primos, y busca a otras dos personas más. En el juzgado negaron los hechos y aseguraron que todo se trataba de una disputa familiar sobre el negocio de venta de teléfonos móviles. La fiscalía y la acusación particular pidieron la cárcel provisional, pero la magistrada instructora vio muchas lagunas en el relato de la joven y no pudo vincular el supuesto secuestro con la familia del exmarido. Por eso, dejó a los tres hombres en libertad. La acusación particular ha recorrido el auto de libertad, pero el ministerio público no.

El auto pone en duda alguno de los detalles relatados por la víctima, como por ejemplo que no conozca demasiado la zona donde ocurrieron los hechos pese a vivir cerca o que saliera sola a pasear pese a estar supuestamente amenazada casi todos los días. También le llama la atención a la instructora que en una zona tan concurrida como el paseo Colón un coche le abordara y que los ocupantes fueran tapados con pañuelos, gafas y sombreros. 

Sin embargo, la magistrada dice que, aunque fueran ciertos los hechos, no los puede atribuir a los sospechosos y, por eso, debe dejarlos en libertad sin medidas cautelares a la espera de que la investigación policial avance más.

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