Los niños son el alma de cualquier municipio. Su presencia es sinónimo de prosperidad y futuro. Aquellos lugares donde viven muchos menores siempre tienen muchos más servicios e infraestructuras que las zonas más despobladas donde solamente residen personas mayores. Además, el envejecimiento de un pueblo es un problema que solo se puede solucionar con la llegada de niños.
Muchos pueblos del rural no tienen a ningún niño inscrito en su registro. La falta de empleo y recursos obliga a las familias a mudarse a municipios más grandes, donde acaban construyendo una nueva vida. Esta huida a los centros urbanos provoca un notable descenso en la población joven en pequeñas aldeas. Disminuye la natalidad y se produce una situación de envejecimiento progresivo.
Los pueblos de Valencia sin jóvenes
Esta situación se puede ver en dos pueblos de Valencia, donde en 2023 no había ningún joven menor de 16 años, según los datos del Consejo General de Economistas. Se trata de Puebla de San Miguel y Sempere. En el primero, apenas viven unas 50 personas. En el segundo, situado en la comarca del Valle de Albaida, residen poco más de 30 habitantes, todos ellos mayores.
En una situación muy similar se encuentran otros pueblos de la provincia, donde cada vez hay menos niños. En algunos, a lo largo de 2023 vivían menos de 10 menores de 16 años:
- Benagéber — 2 jóvenes.
- Segart — 6 jóvenes.
- Carrícola — 7 jóvenes.
- Estubeny — 8 jóvenes.
- Andilla — 9 jóvenes.
- Pinet — 9 jóvenes.
- Vallanca — 9 jóvenes.
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