La hora del reinicio: arranca la 10ª legislatura en la UE con caras similares, otro reparto de poder y un 'tripartito' de ultraderecha

Von der Leyen y Metsola, en Bruselas.
Von der Leyen y Metsola, en Bruselas.
Daina Le Lardic
Von der Leyen y Metsola, en Bruselas.

Septiembre suele ser el mes de la vuelta al colegio, pero los eurodiputados vuelven al trabajo en julio; no hay tiempo que perder y esta semana se celebra en Estrasburgo el primer pleno de la décima legislatura. Es el pistoletazo de salida de un nuevo lustro que al final es un reinicio, una vuelta a lo anterior aunque con un reparto de poder diferente. No obstante, los ojos están puestos en dos momentos clave: las votaciones a Roberta Metsola para que siga como presidenta del Parlamento Europeo y otra para que Ursula von der Leyen estrene un segundo mandato al frente de la Comisión Europea. Nada cambia, pero en realidad todo puede cambiar.

El martes echa a andar todo y lo hace de acuerdo a unas reglas ya establecidas. Llegará el momento de Roberta Metsola, que no parece tener rival para seguir liderando la Eurocámara, aunque de acuerdo a las normas no escritas lo hará solo durante los próximos dos años y medio. Para designar al presidente o presidenta del Parlamento, los eurodiputados llevan a cabo una votación secreta que tiene lugar en la primera sesión plenaria tras las elecciones, es decir, la de esta semana.

Las candidaturas a la presidencia del Parlamento solamente pueden ser presentadas por un grupo político o por la vigésima parte de los miembros, es decir, unos 36 eurodiputados. El candidato que obtenga la mayoría absoluta de los votos emitidos obtiene el cargo. Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta tras tres rondas de votación, los dos candidatos más votados compiten en una votación final en la que el más votado es declarado nuevo presidente del Parlamento Europeo. Inmediatamente después de la votación, los eurodiputados elegirán a los 14 vicepresidentes y a los cinco cuestores.

El jueves (13.00 horas) el protagonismo recaerá en la figura de Ursula von der Leyen. Tampoco hay secretos en este sentido, pues llega nominada por los líderes de los 27. El Parlamento tiene que aprobar al nuevo presidente de la Comisión por mayoría absoluta (la mitad de todos los diputados, más uno). En el caso de la dirigente germana necesita al menos 361 eurodiputados. Las mayorías de respaldo a Von der Leyen y Metsola serán más o menos las mismas, con un bloque centrista formado seguro por populares, socialdemócratas y liberales, además de quizás los verdes. Ahora, habrá que tener en cuenta que no estarán presentes los 720 eurodiputados en el pleno; por ejemplo, el escaño de Toni Comín sigue vacante pero no es el único caso.

La candidata al Ejecutivo comunitario tendrá que cumplir, eso sí, con las exigencias de los que serán sus 'socios', al menos en el arranque de la legislatura. Por ejemplo, la familia socialista le ha exigido que preste atención al pilar social de la UE, y le ha reclamado una comisaría de Vivienda, además de mantener como una prioridad la igualdad. En el caso de los Verdes el reclamo está claro: que el Pacto Verde no pase a un segundo plano, como parece que puede suceder si el PPE se acaba apoyando en algunas votaciones en la derecha radical. La ayuda a Ucrania y la inversión en Defensa y en industria son condiciones sine qua non para los liberales.

El mapa ideológico del Parlamento Europeo ha cambiado. El eje izquierda-derecha es mucho más claro que antes, aunque la calve sigue estando en las variables del europeísmo y el euroescepticismo; PPE, S&D, Renew y Verdes siguen siendo un bloque firme y superan con creces los 400 asientos (algo decisivo para mantener por ejemplo a Von der Leyen en el cargo), con la Izquierda más descolgada. Donde más han cambiado las cosas es el espectro de la derecha radical, con una familia política más que en el pasado lustro, pasando de dos a tres. 

ECR se mantiene como el único grupo que sobrevive desde 2019, con otros dos que son nuevos: los Patriotas por Europa, fundados y liderados por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y los Soberanistas, que no dejan de ser una escisión de los anteriores, con AfD a la cabeza. Esos dos últimos pasos enterraron del todo a Identidad y Democracia (ID), la familia política que apadrinaron Marine Le Pen y Matteo Salvini hace cinco años y que solo ha durado un lustro. "Tendremos un Parlamento Europeo muy estrecho, mucho", asumen fuentes comunitarias consultadas por 20minutos, en una línea que ya se empezó a marcar desde las pasadas elecciones europeas. 

Los números no mienten: tal cual salen las cuentas ahora, los tres grupos de derecha radical suman los mismos escaños que el Partido Popular Europeo, la fuerza más votada el 9 de junio. "Son un bloque dividido, pero al fin y al cabo pueden unir sus votos en la mayoría de las votaciones; les distinguen los matices y temas sensibles, como la ayuda a Ucrania", comentan las fuentes, a la espera de que la legislatura eche a andar.

¿Y cuáles serán las prioridades de la legislatura? Algunas están claras, otras no tanto. La Defensa, el impulso a la industria o una reacción económica ante las últimas crisis serán decisivos en el arranque de la legislatura, con la política climática esperando su momento o la migración como tema que se puede reabrir a lo largo de los próximos cinco años. Los nuevos fondos comunes o la ampliación de la UE necesitarán además una mirada larga; Ucrania, Gaza y el papel exterior de la Unión seguirán pululando en el día a día de una Unión que se prepara para afrontar una carga ideológica casi sin precedentes en la casa de los consenso.

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