El nuevo mapa de poder autonómico tras la salida de Vox: así quedan todos los Gobiernos

Vox cumplió la noche de este jueves con su amenaza: tras el Comité Ejecutivo Nacional celebrado por el partido, Santiago Abascal compareció ante los medios para anunciar que rompía los pactos de Gobierno en todas las autonomías presididas por el PP tras la decisión de la formación de Alberto Núñez Feijóo de acoger a casi 400 menores migrantes no acompañados procedentes de Canarias y Ceuta. 

El movimiento de Vox cambia ligeramente la España autonómica y su sistema de mayorías, a no ser que, improbable pero siempre posible en política, haya quien desoiga el dictamen de Madrid. Para comenzar, el único consejero que tenía Vox en Extremadura, Ignacio Higuero, ya ha anunciado que se dará de baja del partido y continuará en su cargo. 

Aun así, la presidenta María Guardiola necesitaría que los otros cuatro diputados de la ultraderecha también contraríen la decisión de Abascal, puesto que PP y Vox llegan a la mayoría absoluta por los escaños justos. Algo parecido sucede en Castilla y León, donde los consejeros de Cultura y Empleo se han desmarcado de la dirección nacional, aunque Alfonso Fernández Mañueco ha acabado cesando a este último. 

En cualquier caso, queda claro que el tablero se tambalea en las cinco comunidades en las que ambos partidos gobernaban hasta ahora en coalición (Castilla y León, Murcia, Extremadura, Comunidad Valenciana y Aragón). 

En todas ellas, la suma de sus diputados conformaba un Ejecutivo de mayoría absoluta. Ahora, los populares se enfrentan a un posible escenario de ingobernabilidad, y lo normal es que, si miran a su derecha, no vuelvan a encontrar apoyos para sacar adelante medidas tan elementales para la estabilidad de la legislatura como los Presupuestos. 

Con todo, los gobiernos autonómicos de España quedan de la siguiente manera. 

Los gobiernos con mayoría absoluta

El Partido Popular es la formación que más mayorías absolutas en solitario aglutina en las comunidades en las que gobierna. Juanma Moreno la ostenta en Andalucía; Isabel Díaz Ayuso, en Madrid; Alfonso Rueda, en Galicia; Gonzalo Capellán, en La Rioja; y Juan José Imbroda, en la ciudad autónoma de Melilla. 

El oasis en el desierto azul es el castellanomanchego Emiliano García-Page, el único barón socialista que gobierna sin la necesidad de buscar apoyos de otras formaciones políticas. El PSOE, eso sí, también tiene presencia, como segunda fuerza, en otro Ejecutivo que en coalición conforma mayoría absoluta: País Vasco. 

Hace un mes, el nuevo lehendakari, Imanol Pradales, y el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, reeditaron el pacto por el que el PNV y el PSOE han gobernado en Euskadi juntos los últimos cuatro años. 

Por último, está el caso de Canarias, donde el Gobierno de Fernando Clavijo está repartido entre Coalición Canaria, Partido Popular, Agrupación Herreña Independiente y Agrupación Socialista Gomera. 

En esta lista de Ejecutivos que trabajan con holgura podría unirse de aquí al 25 de agosto un hipotético tripartito en Cataluña encabezado por el PSOE y conformado por ERC y los Comuns. 

Las formaciones políticas se encuentran ahora inmersas en sus respectivas negociaciones y, después de que el pasado 25 de junio el president del Parlament, Josep Rull, optase por no designar a ningún candidato para la investidura, tal y como solicitó el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa, el tiempo apremia. Si ese 25 de agosto los partidos no llegan a un acuerdo, habrá repetición electoral. 

Los gobiernos de coalición en minoría

La rúbrica de pactos de Gobierno no garantiza a veces la estabilidad de la legislatura. La suma, en ocasiones, no da. Son los casos de Navarra y Asturias. 

La socialista María Chivite se convirtió de nuevo, tras el 28-M, en presidenta de la Comunidad Foral después de firmar un acuerdo con la formación nacionalista vasca Geroa Bai y Contigo-Zurekin, la coalición de Podemos e IU en la región. 

Los tres partidos aglutinan, no obstante, 21 escaños, lejos de la mayoría absoluta que otorgan los 26. Esto obliga hoy al Ejecutivo multicolor a llegar a acuerdos puntuales con Bildu, que facilitó la investidura de Chivite con su abstención. 

De la misma manera, hace casi un año el actual presidente de Asturias, el socialista Adrián Barbón, llegó a un acuerdo con Ovidio Zapico, cabeza visible de Convocatoria por Asturias, coalición formada por IU, Más País e Izquierda Asturiana. La suma de ambos partidos se quedaba a un escaño de la mayoría absoluta, un escaño que se ofreció a facilitar Podemos reclamando a Barbón su entrada en el Gobierno asturiano. 

Sin embargo, el presidente se negó alegando que la difícil situación interna que vivía la formación morada en Asturias podía comprometer la estabilidad del Ejecutivo. En todo caso, Podemos dio su 'sí' a la investidura del socialista. Ese apoyo lo dio Covadonga Tomé, expulsada hace unos meses de Podemos, y hoy en el Grupo Mixto. 

Los gobiernos monocolor en minoría

En el resto de comunidades y en Ceuta gobierna el PP en minoría. Antes de la decisión de Vox, los populares solo tenían que buscar acuerdos para sacar adelante sus iniciativas en Cantabria y Ceuta. Cierto es que en Baleares Vox no entró en el Ejecutivo regional, pero ambas formaciones alcanzaron un acuerdo programático y la ultraderecha ostenta la presidencia del Parlament Balear y diversos cargos en el Consejo Insular.

En cualquier caso, Santiago Abascal también ha anunciado que su partido le retirará el apoyo a la presidenta Marga Prohens, por lo que la popular tendrá que abordar lo que resta de legislatura en minoría. 

Con todo, a pesar de que la convivencia entre PP y Vox tampoco ha sido fácil en comunidades como Castilla y León, los quebraderos de cabeza para aguantar el mandato los tendrán ahora los populares en siete comunidades autónomas (Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Murcia, Cantabria) y en Ceuta. 

No obstante, Fernando López Miras fue, de todos los barones populares de esas comunidades, el que más cerca se quedó de conseguir la mayoría absoluta en solitario. Tan solo dos escaños le separan de ella, y, a pesar de que los dos consejeros que Vox tenía en el Ejecutivo han dimitido, la ultraderecha cuenta en la Asamblea con nueve diputados. De esta manera, una hipotética disidencia, como se ha dado en otras comunidades, garantizaría que el murciano continuase gobernando con holgura.