Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Orban, la oveja negra

El primer ministro húngaro Viktor Orban.
El primer ministro húngaro Viktor Orban.
EFE
El primer ministro húngaro Viktor Orban.

Hungría es un país digno e interesante, pero el personaje que preside su Gobierno, sin prisas para tomarse vacaciones, se ha convertido poco a poco en un político impresentable. Cabría añadir que nefasto, al menos para Europa. Desde que el país se incorporó a la Unión Europea de manera más bien precipitada, no ha parado de crear problemas al funcionamiento y las estrategias de integración de la Organización.

Algunas veces cuesta trabajo comprender la paciencia con que aguanta Bruselas, quiero decir el Consejo Europeo, a su continuo desacato a los acuerdos y a su comportamiento que tanto recuerda al de los sicarios soviéticos que gobernaron en Budapest sometidos a las órdenes soviéticas de Moscú. Recuperada la democracia él ha heredado las intenciones imperiales de tantos años de dictadura comunista.

Se le apoda y con mucha razón como la oveja negra de la UE, para la cual no existen razones conciliadoras de la unidad que necesitan los Veintisiete para continuar avanzando. Primero se negó a cumplir principios sobre la emigración reprimiendo sin contemplación a los que osaban cruzar sus fronteras. Sólo amenazas en los recortes de las ayudas económicas a las cuales no renuncia le llevaron a ceder en otros acuerdos.

Ante la agresión de Rusia contra Ucrania se mostró reacio a ayudar al vecino agredido y en los últimos días, aprovechando que su país presidía la Unión, aprovechó de forme unilateral para reunirse, sin consultar a los demás miembros o aclarar para qué, con Vladimir Putin, de cuyo lado parece haberse puesto y con su socio chino Xi Jinping, igual que con el polémico expresidente norteamericano y candidato a la reelección Donald Trump, en medio de las dudas sobre la capacidad del actual presidente, Joe Biden, para mantener su candidatura.

Tampoco es desdeñable, a la hora de valorar el peligro que supone su compañía, la iniciativa de agrupar a los movimientos ultras de diferentes países, entre ellos Vox, todos opuestos a la Unión y sus progresos, en un grupo de influencia y decisión retrógrado y beligerante, en el Europarlamento que acaba de estrenarse. Todo lo que de Orban cabe esperar, ya es bien conocido: incordiar para que la Europa comunitaria recupere sus beligerantes fronteras.

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