Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Elecciones con miedo y sangre

El expresidente de EEUU Donald Trump, alza el puño tras ser herido en la oreja en un intento de asesinato.
El expresidente de EEUU Donald Trump, alza el puño tras ser herido en la oreja en un intento de asesinato.
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El expresidente de EEUU Donald Trump, alza el puño tras ser herido en la oreja en un intento de asesinato.

El atentado sufrido el sábado en Pensilvania por Donald Trump confirma que las inmediatas elecciones norteamericanas discurren por el miedo, la polémica y lo más reciente y grave, la sangre. Todo hace pensar que los candidatos surgidos de las primarias están predestinados a protagonizar polémicas y escándalos hasta las elecciones previstas, conforme a su calendario histórico, el próximo cinco de noviembre.

En el lenguaje popular e irrespetuoso de la calle se dirá que están gafadas. Empezó la polémica protagonizada por el expresidente y presunto golpista, además de declarado delincuente por la Justicia, Donald Trump, quien despierta un verdadero fanatismo de sus seguidores, sólo comparable al temor que su imagen descerebrada causa en los ámbitos diplomáticos y militares entre cuantos presagian peligro de guerra en el resto el mundo.

Su principal adversario, aparentemente menos beligerante, el actual presidente e igualmente candidato a la reelección, Joe Biden, se incorporó a los procesos previos a la votación para desempeñar el cargo otros cuatro años, bajo el riesgo de sus lapsus de memoria y sus dudas propias de su ancianidad – 81 años –, que despertaron las alarmas hasta el extremo de escuchar muchas voces autorizadas pidiéndole que renuncie. Todo ello lleva a que, cuando apenas faltan cinco meses, razones legales y seniles mantengan dudas insólitas.

Por si faltaba algo, lo ocurrido en la ciudad de Bulk. Allí, un tiroteo desde un tejado contra el mitin que estaba pronunciando Trump, cuyas justificadas sospechas consideran que fue un atentado contra el candidato que ha salvado su vida por unos centímetros de los disparos, abre un paréntesis más en esta etapa de incertidumbre. En el tiroteo murieron dos personas, el propio autor y miembro de la organización. El candidato que, todo hace pensar era el objetivo, resultó herido de escasa gravedad en una oreja.

Trump goza de más reparos que simpatías además de salir indemne y ha conseguido con semejante saña una atención y solidaridad, incluida la del propio Biden y el grueso de los mandatarios y líderes internacionales, además por supuesto de muchos norteamericanos que odian la violencia, que ahora los expertos ya especulan sobre la influencia que vaya a tener en las votaciones lo ocurrido

Mientras el FBI analiza en profundidad lo ocurrido ya se sabe que el autor de los disparos, un joven de 20 años, era militante del partido Republicano al que Trump representa, aunque es elocuente que una parte de la dirección y la militancia del partido se oponen a su candidatura. Un detalle que, de confirmarse, descarta la ejecución y culpabilidad de los rivales demócratas, lo cual enconaría más el ambiente.

Los Estados Unidos son la primera potencia mundial, la más influyente, pero también es la primera nación donde la violencia armada lo mismo altera sembrando muertos que cebándose en los propios políticos que asumen el riesgo, pero cuando llegan al poder no muestran capacidad para frenarlo. El odio y la libertad armada para practicarlo no repara en sus objetivos. Trump, igual que le ocurrió a Kennedy o años después a Reagan, puede ser un político indeseado por algunos, pero nunca un condenado.

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