Un estudio revela que los chicos podrían responder con agresividad si sienten su masculinidad amenazada

Un adolescente se tapa la cara con las manos.
Un adolescente se tapa la cara con las manos.
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Un adolescente se tapa la cara con las manos.

Los adolescentes varones pueden responder de forma agresiva cuando sienten que su masculinidad está amenazada, en especial los que crecen en entornos con normas de género rígidas y estereotipadas. Así lo ha revelado un estudio encabezado por la Universidad de Nueva York (EEUU) publicado por Developmental ScienceEn él se analizan los efectos de la presión social que sufren muchos chicos durante la adolescencia para ser estereotípicamente masculinos.

El autor principal del estudio, Adam Stanalad, de la Universidad de Nueva York ha señalado que en el caso de los adultos esa respuesta agresiva se produce sobre todo en los hombres cuya masculinidad estereotipada se ve presionada socialmente. Stanalad ha estimado, además, que ahora tienen "pruebas de que ciertos chicos adolescentes responden de forma similar, lo que apunta a los fundamentos de estos procesos potencialmente dañinos".

El estudio ha indicado que, al igual que los hombres adultos jóvenes, los adolescentes varones de mediados a finales de la pubertad (pero no antes) respondieron de manera agresiva a las amenazas percibidas a su tipicidad de género. Esta agresividad es mayor entre los chicos cuya motivación para ser típicos de su sexo se debe a la presión de los demás, es decir, a las expectativas sociales, más que a su propia motivación.

Los niños más propensos a revelar esta "motivación presionada" son aquellos cuyos padres apoyan creencias estereotipadas sobre el estatus y el poder de los hombres, como que estos deberían tener más potestad que las personas de otros géneros. Los resultados del estudio han llamado a "desafiar activamente" las normas restrictivas y la presión social a la que se enfrentan los chicos para ser estereotípicamente masculinos, particularmente durante la pubertad y proveniente de sus padres y compañeros. Más allá de la mera agresión, las amenazas a la virilidad se asocian a una amplia variedad de comportamientos negativos y antisociales, como el sexismo, la homofobia, el fanatismo político e incluso el antiecologismo, según ha comentado el experto. 

El experimento 

Para la realización del estudio, el equipo realizó un experimento en el que participaron 200 adolescentes varones de Estados Unidos, quienes informaron de hasta qué punto su motivación para ser masculinos era interna o, por el contrario, obedecía al deseo de ganarse la aprobación de los demás o de evitar su desaprobación. Entre otras pruebas, tuvieron que responder a cinco preguntas estereotipadas de masculinidad, como por ejemplo saber cuál de todas las herramientas que les proporcionaban era un destornillador Phillips. También tuvieron que contestar a otras cuestiones relacionadas con la feminidad. A un grupo al azar se le dijo que su puntuación era atípica para su género, es decir, más parecida a la de las chicas y una "amenaza" para su masculinidad, y a otro que era típica para su género.

Para medir la agresividad, pidieron a los participantes que completaran una serie de palabras, por ejemplo las que empiezan por "gu". Esto podía hacerse de forma agresiva, como gun (pistola), o menos violenta, como guy (chico). En esa prueba el indicador clave es la proporción de palabras completadas de forma agresiva. Los investigadores tuvieron en cuenta las fuentes ambientales que podían presionar a los chicos para que se sintieran motivados a ser de género típico, incluida la presión que decían sentir de sus compañeros, sus padres y ellos mismos. También preguntaron a los progenitores participantes sobre sus creencias en relación con el género.

La agresividad masculina plantea retos a las sociedades de todo el mundo, desde la seguridad pública hasta las relaciones personales íntimas, ha señalado el también firmante del artículo, Andrei Cimpian, de la Universidad de Nueva York. Al identificar cuándo y por qué ciertos chicos empiezan a mostrar respuestas agresivas ante las amenazas a la masculinidad, esta investigación se ha considerado "un primer paso para prevenir el desarrollo de masculinidades 'frágiles', que necesitan ser constantemente probadas y reafirmadas, y sus muchas consecuencias negativas entre los hombres adultos".

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