José María Noguerol Periodista y escritor
OPINIÓN

Canarias, sin respuesta

Los servicios sanitarios reciben una patera, en el muelle de La Restinga, a 8 de octubre de 2023, en El Hierro, Islas Canarias (España).
Los servicios sanitarios reciben una patera, en el muelle de La Restinga, en El Hierro.
Europa Press
Los servicios sanitarios reciben una patera, en el muelle de La Restinga, a 8 de octubre de 2023, en El Hierro, Islas Canarias (España).

Los menores migrantes sin asistencia llegados a Canarias son miles. Miles los que no pueden acogerse. La respuesta, sencilla: solidaridad del resto de España para acogerlos. No es tan fácil, para algunos partidos políticos imposible. A veces la Península –Castilla, decía Machado– desprecia cuanto ignora. Las personas que se juegan la vida en el Atlántico para llegar a las costas canarias son constantemente olvidadas: los muertos más que los supervivientes. ¿Cómo una sociedad puede vivir tranquila con semejante catástrofe humana?

Pero llega el fútbol: casi veinte millones de personas pegadas a las pantallas. Alborozo patriotero en las plazas, en los bares. Infausta celebración en Cibeles, ¿acorde con los tiempos? No lo sé. Anécdota, o más: solo los futbolistas canarios con la bandera de su autonomía. Todo el país encantado con dos hijos de la desgracia convertidos en millonarios gracias a la pelota. ¿Es tan difícil acoger a 345 menores entonces?

Y Canarias lleva más de un cuarto de siglo sin respuesta. Canarias no pidió ser frontera sur de España y de Europa (la primera colonia de Castilla y la última del imperio español). Es encomiable el esfuerzo de un presidente autonómico y de un ministro, de distintos partidos, con reuniones y peticiones varias. Para un parche.

La respuesta a Canarias, a los menores que allí no pueden albergar, debería ser automática, sin reproches ni remilgos, como el alborozo con los futbolistas de origen africano repercutidos en españoles. Ocurre que para muchas personas peninsulares, Canarias solo es un destino turístico, si es algo.

Sin embargo, la paciencia no es infinita; el buen talante del carácter canario, tampoco. Todo puede rebosarse con la mirada altiva de la metrópoli que actúa ignorante y despreciativa (colonial).

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