Es incuestionable el interés que las Administraciones sanitarias han manifestado, especialmente tras la pandemia por covid-19, en favor de una salud pública más robusta y eficaz. Un interés cada vez más pertinente ante el contexto de globalización en el que vivimos, caracterizado por el incremento en la esperanza de vida, con el consiguiente efecto sobre el aumento de la cronificación de diversas enfermedades, así como la aparición de comorbilidades y otras amenazas emergentes para la salud pública.

La importancia que ha tomado la preparación y respuesta frente a las enfermedades transmisibles no nos debe hacer olvidar que son las enfermedades no transmisibles (ENT) las responsables de más del 90% de los fallecimientos en España y la inmensa mayoría de la carga de enfermedad, discapacidad, fragilidad y pérdida de calidad de vida. Algunas de estas ENT son las patologías cardiovasculares, renales o metabólicas, la salud mental o la obesidad, entre otras.

A fin de aportar propuestas para mejorar el abordaje de estas ENT, desde el Observatorio Economía y Salud hemos elaborado el informe Desafíos emergentes para la salud pública: las enfermedades no transmisibles, con la colaboración de Boehringer Ingelheim España. Un trabajo que cobra especial sentido cuando el Ministerio de Sanidad y varias Consejerías de Salud han priorizado el trabajo sobre los determinantes sociales de salud precisamente para prevenir la enfermedad y promover la salud.

Para alcanzar este objetivo, resulta fundamental adaptar y coordinar las políticas que tienen que ver con estos determinantes: el ocio saludable, la socialización y el cuidado de las personas frágiles, la educación, la movilidad sostenible, y otros muchos aspectos que tienen en los municipios un magnífico espacio para trabajar. Por otra parte, los sistemas sanitarios requieren abordar de forma integral y multisectorial la enfermedad, reforzar la prevención y promoción de la salud, así como fomentar el autocuidado, en colaboración con las asociaciones de pacientes. De ahí la necesidad de repensar el modelo de atención primaria que se fundó hace cuarenta años, sumando nuevas profesiones, nuevos repartos de tareas y adoptando nuevas herramientas y maneras de relacionarse con otros especialistas hospitalarios y con los pacientes.

Los sistemas sanitarios requieren abordar de forma integral y multisectorial la enfermedad, reforzar la prevención y promoción de la salud, así como fomentar el autocuidado

Además, es preciso incorporar el uso de nuevas técnicas de cribado y diagnóstico, continuar impulsando el proceso de digitalización de la salud y contar con instrumentos de evaluación del valor y resultados de salud.

En definitiva, el incremento de las ENT en los últimos años requiere de una transformación en términos organizativos, culturales y tecnológicos de los sistemas de salud, así como de la cooperación entre los diferentes agentes socio-sanitarios y sectores público-privados.